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 domingo, 20 de agosto de 2006  
[Nota de tapa] El emperador
El que busca, encuentra
Google recibe 200 millones de consultas diarias. Hoy permite colgar en la red álbumes de fotos familiares o ingresar a bibliotecas antes inalcanzables. Cuando lo privado se hace público

Hernán Maglione / La Capital

Corría 1994 y la web todavía estaba lejos de amenazar con expandirse hasta el infinito. Dos estudiantes fueron tan visionarios como para fundar de la nada una compañía que planeaba "ordenar" internet con un directorio, un gran índice de sitios. Desde una casa rodante lanzaron Yahoo!, que rápidamente se convirtió en una de las empresas más rentables del ciberespacio. Pero con el nuevo siglo apareció un serio retador al trono. Google quiso ir un paso más allá y propuso un potente motor de búsqueda para bucear en "la biblioteca más grande del mundo". Fue una revolución que cambió la forma de navegar por internet. La pregunta del millón es entonces: ¿hasta dónde crecerá Google? ¿Cuál es su techo? ¿Quizás dominar el mundo? Parece que van en camino.

En la redacción de La Capital se discute si internet se escribe con mayúscula, como nombre propio, o en minúscula, como una herramienta de uso cotidiano a la altura de la telefonía. Un diccionario inglés, el Merrian-Webster Collegiate Dictionary, ya dejó atrás ese debate y se animó a incluir el término google (así, con minúsculas) como un verbo y a la vez como sinónimo de búsqueda.

Desde el principiante hasta el internauta más avanzado suelen comenzar su navegación por www.google.com. Aquellas preguntas que se transformaban en encarnizadas discusiones ahora se responden en cuestión de segundos. Hay millones de sitios web (resulta casi imposible medir de manera exacta la dimensión de internet) y su cantidad crece de manera exponencial.

Allí están las respuestas, y para encontrarlas sólo es necesario arrancar en un buen buscador, confiable y rápido. Y Google parece no tener un serio competidor a la vista.

¿Cuántos habitantes tiene el Distrito Federal de México? ¿Cuál era el verdadero nombre de Molière? ¿Cómo funciona un motor de cuatro tiempos? Hace pocos años las contestaciones estaban solamente en los libros, esos que no muerden pero que suelen juntar tierra en un estante ante cualquier respuesta más o menos convincente. Hoy sólo es necesario que el dato preciso aparezca en un par de sitios web confiables, o a lo mejor en varios millones de ellos.

Esto es: cualquier persona con acceso a internet hoy tiene la gran herramienta, el conocimiento al alcance de un clic. Y el primer responsable de tamaña revolución parece ser esa página web de tan sólo 5 kilobytes que dice tener indexados ocho mil millones de sitios y que recibe aproximadamente 200 millones de búsquedas diarias. Es decir que en estos diez segundos que le llevó leer este párrafo, Google realizó 10 mil búsquedas.


NUEVOS MILLONARIOS
La idea, nuevamente, nació de dos jóvenes estudiantes sin demasiados recursos económicos. Desde la Universidad de Stanford, Larry Page y Sergey Brin apostaron sus ahorros a lo que podía ser un buen negocio. Y lo fue: en agosto de 2004 la empresa salió a cotizar en Nasdaq cada acción a 85 u$s. Un año más tarde, cada uno de esos papelitos costaba más de u$s300, lo que hizo florecer un puñado de nuevos millonarios. Un vicepresidente de Google ganó 30 millones con la salida a la Bolsa y se retiró, y aseguran que "Chef Charlie", el cocinero de la empresa, abandonó el gigante informático para montar una cadena de restaurantes en Silicon Valley. Analistas de Wall Street recomiendan comprar acciones de la compañía, o sea que es muy probable que Google siga creciendo.

¿Cuál es el secreto de Google? Desde ya, su buscador, pero detrás hay un verdadero arsenal de excelentes herramientas gratuitas para el cibernauta.

Están los buscadores de imágenes (afirman que tienen indexadas más de mil millones de fotografías), de blogs (las bitácoras con diarios personales que son el gran boom de la web), de catálogos y de libros (actualmente mantienen una batalla judicial por subir una nueva Alejandría en la web).

Ofrece servicios como Gmail (un correo electrónico de 2,7 GB de espacio, todavía en versión beta, que hasta tiene su propio mensajero instantáneo sin necesidad de bajar un programa), Google News (noticias de publicaciones electrónicas), un directorio propio, Google Video (una forma simple de subir videos a internet), Google para telefonía móvil, Google Labs (un servidor experimental que hasta incluye la búsqueda por voz), Blogger, Picasa (editor de imágenes), el reciente Picasa Web Albums (para subir un álbum fotográfico personal a la red), un traductor online, Google Toolbar, Google Talk (telefonía por internet), Google Finance, Froogle (para promocionar productos), un calendario, alertas, el recientemente anunciado Google SpreadSheets (una especie de Excel online) y el procesador de textos Writely, entre otros. Y hay quienes aseguran que quieren competir con el Windows de Microsoft a través de un sistema operativo propio.


El MUNDO AL INSTANTE
Pero uno de los productos más sorprendentes de su oferta es Google Maps, que creció hasta convertirse en Google Earth, un sistema de navegación por mapas satelitales. Ellos afirman que ya tienen fotografiado el 33 por ciento del planeta en una resolución de un píxel por metro. Es decir, se pueden distinguir claramente los techos de un tercio de las casas de todo el planeta. Y van por más.

Hay algunos secretos a veces desconocidos por los internautas. Cada búsqueda incluye la posibilidad de rastrear páginas similares a las halladas, o ver la versión en caché del enlace. Esto es: Google guarda una copia del sitio tal como lo encontró la última vez que fue indexado, lo que permite comparar los cambios más recientes o encontrar una página que ya no existe en internet. De esta manera el buscador se convierte en la memoria reciente de la red.

El "buscador por excelencia" no sólo es referencia obligada de incontables sitios personales, blogs y páginas de noticias on line (Yahoo! devuelve 495 millones de resultados para el término "google") sino que también genera juegos entre los usuarios. Así nació el googlewhacking, que consiste en encontrar dos palabras que aparezcan en una única página web. Por ejemplo, "acodamiento revulsivo" arroja un solo resultado. Parece fácil, pero tiene un escollo: cada vez que alguien encuentra "el par perfecto", la noticia se divulga por internet y en poco tiempo el propio Google acumula decenas de resultados.

En contra de la creencia popular, esta compañía valuada en 127.000 millones de dólares no tiene un único servidor descomunal, sino miles de computadoras comunes y corrientes corriendo al mismo tiempo. En total son 20.000 servidores situados alrededor del planeta, cada uno con un procesador Intel, sistema operativo Linux, una memoria RAM de entre 256Mb y 1Gh, y uno o dos discos rígidos IBM de 40 o 75Gb. De esta manera no sólo cuenta con equipos más baratos sino que las posibilidades de que ocurra un colapso total son mínimas.

Por supuesto, todos quieren un pedazo de la torta de los buscadores. Allí está, claro, Yahoo!, hoy convertido en un gigantesco portal. También www.ask.com, con muchas herramientas y un algoritmo de búsqueda propio (que pretende ser tan original como el Page Rank de Google), que además desafía: "No se trata de quién es el más grande, sino quién es el mejor". Wisenut, en tanto, afirma contar con más de 1.500 millones de páginas indexadas, poco menos que la oferta de www.alltheweb.com. Incluso Francia y Alemania anunciaron el lanzamiento de Quaero, "una competición global por la supremacía tecnológica", tal como lo presentó el presidente galo, Jacques Chirac.

Pero nadie logra hacerle sombra al gran coloso de los buscadores. Uno de los eslóganes de la compañía es que tienen respuesta para todo. ¿Para "todo"? Hay una broma que asegura que incluso se puede hallar al líder de Al Qaeda en Google. Basta con entrar a www.google.com.ar, escribir "encontrar a Bin Laden" y presionar el botón que dice: "Voy a tener suerte". El resultado parece una página de error como cualquier otra, pero en realidad allí está la respuesta, a un solo clic, como el mundo.


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