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miércoles,
09 de
agosto de
2006 |
Bioética: un debate necesario frente a los avances de la ciencia médica
Dos especialistas rosarinos opinan sobre la necesidad de lograr acuerdos éticos y morales en temas como la reproducción asistida, el congelamiento de embriones, el uso de células madre y las pruebas con seres humanos
Florencia O'Keeffe / La Capital
¿Hay que permitir que se congelen embriones? ¿Cuál es el límite de la investigación científica con seres humanos? ¿Qué tipo de asistencia médica debe recibir una persona a punto de morir? Estos son algunos de los debates que dominan la discusión de los especialistas en bioética en el mundo y que comienzan a tomar fuerza en la Argentina ante la urgencia que plantean los avances médicos y científicos. El objetivo de la bioética es fijar consensos mínimos para que los países acuerden leyes sobre cuestiones médicas que involucran a seres humanos.
Reproducción asistida, clonación, congelamiento de embriones, trasplantes y desarrollos de nuevos medicamentos forman parte de la lista de temas que merecen la atención de sectores vinculados a la medicina pero también al derecho, la filosofía y la sociedad civil. ¿Quién fija las pautas? ¿Cómo lograr acuerdos en temas tan sensibles y frente a opiniones tan encontradas en una sociedad multipluralista? Rodolfo Andorno, abogado especialista en derecho internacional radicado desde hace cuatro años en Zurich (Suiza), y Francisco Parenti, filósofo, profesor y presidente de la Sociedad Filosófica Argentina, dos rosarinos con posturas encontradas, acuerdan en que es imprescindible fijar espacios de discusión en temas que implican decisiones vinculadas a la salud, la vida y la muerte.
A nivel global, en octubre del año pasado la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) emitió una declaración universal sobre bioética, demostrando la importancia de este debate. Andorno y Parenti coinciden en señalar que la Argentina no está fuera de esta discusión.
La bioética -según una de las definiciones más usuales- es el "estudio sistemático de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, examinada a la luz de los valores y de los principios morales". Instituciones médicas públicas y privadas, universidades, organizaciones no gubernamentales, científicas y laboratorios, tienen sus propios comités de bioética. Pero, a menudo, la sociedad en su conjunto se embarca en discusiones bioéticas cada vez que hay que resolver conflictos de intereses en torno a temas médicos. Suele decirse que la bioética es un arte, por su complejidad y por sus matices.
El término bioética fue utilizado por primera vez hace más de treinta años para aludir a los problemas que el inaudito desarrollo de la tecnología empezaba a plantear a un mundo en plena crisis de valores. El concepto surgió con la idea de superar la ruptura entre ciencia y tecnología, por un lado, y las humanidades, por otra, con el objetivo de máxima de tejer un puente entre ambas. Una tarea nada sencilla.
¿Cómo está posicionada la Argentina? "La mayoría de los países de Europa tiene legislación en temas vinculados a la bioética, pero el resto no; en Argentina hay muy poco, con algunas excepciones como el caso de los trasplantes, cuya ley acaba de modificarse. Sin embargo empieza a crecer el debate respecto a otros temas y eso lo veo como algo positivo", manifiesta Andorno, quien esta semana fue invitado como experto a la comisión de salud del Senado de la Nación para dar su punto de vista sobre el proyecto de ley de reproducción asistida.
"La idea es que haya principios comunes que protejan a las personas, que respeten los derechos humanos. Si partimos de la idea de que somos todos iguales y hay una dignidad común, es lógico que haya principios comunes para buscar soluciones, por ejemplo, en materia de experimentación científica", agrega el especialista.
"Nuevos desarrollos que permiten nuevas terapias, como el uso de las células madre, pueden ofrecer aparentes soluciones pero entran en conflicto con el respeto al embrión humano, que es de donde se extraen muchas de estas células", ejemplifica Andorno.
Otro de los ejemplos que utiliza es en torno a los proyectos de investigación médica con personas: "hay países desarrollados que orientan sus investigaciones a los países subdesarrollados y usan seres humanos con el fin de crear medicamentos que después no usarán en países empobrecidos. Tenemos que asegurar que haya mínimos estándares de respeto para las poblaciones", afirma el abogado.
Por su parte, Parenti coincide en la importancia de fijar acuerdos mínimos comunes, pero manifiesta que "no hay una bioética sino muchas". En ese sentido, el filósofo es partidario de una visión latinoamericana, "no para que se latinoamericanice la bioética sino porque los pueblos tenemos realidades y paradigmas distintos, y porque creo que hay que considerar el contexto en el que se desarrollan los hechos".
La bioética, según Parenti, "tiene por objeto clarificar y, cuando es posible, resolver cuestiones que tienen una dimensión ética y que son suscitadas por la investigación biomédica y la biotecnología. Pero no hay que olvidar que estas cuestiones se dan en el seno de sociedades que son muy distintas entre sí, que se caracterizan por ser individualistas, multiculturales y evolutivas".
El inicio de la vida
Parenti señala que además del contexto social deben tenerse en cuenta las concepciones de salud, de enfermedad, de vida y muerte. "¿Hay persona desde el momento de la concepción?", se pregunta, para advertir que se trata de un tema "muy discutible" y a la vez esencial para establecer quién toma las decisiones y cómo. Si se piensa que hay persona desde la unión del óvulo con el espermatozoide se tienen determinadas posiciones frente a una multiplicidad de temas, y si se piensa que no, se tienen otras, dice.
Andorno coincide en que a nivel filosófico se sigue "y se seguirá" discutiendo sobre este punto, pero aclara que aunque es un tema muy complejo "la ley argentina determina que la vida empieza con la concepción y eso está avalado por el Código Civil, por lo tanto, toda legislación coherente debe respetarlo".
En ese sentido, el abogado pone como ejemplo a las leyes Italiana y alemana de reproducción asistida, aprobadas hace unos años, que prohíben, entre otros puntos, el congelamiento o descarte de embriones, que aceptan sólo la transferencia de tres embriones en los procedimientos de fecundación asistida y que impiden estos métodos en mujeres que ya no están en edad reproductiva. "Estas leyes son parámetros que podemos seguir en la Argentina porque de ese modo se evitan muchos otros problemas", reflexiona.
"No debemos dividir la sociedad real de la jurídica", apunta Parenti, "no se trata de que por mayoría defendamos una posición, esa no es la función de la bioética, sino de que seamos capaces de crear un espacio en el cual discutir y dar argumentos, porque si no, se generan combates donde simplemente se denigra al otro. Estamos en la sociedad civil y necesitamos una ética de la sociedad civil. En una misma cuadra puede haber un ateo, un agnóstico, un judío, un católico y nunca se van a poner de acuerdo. La ética de la sociedad civil apunta a los mínimos acuerdos para que la sociedad sea vivible, y debe llevarnos a distinguir entre los ideales éticos de una persona que pueden oponerse a los de otras. Debemos evitar las respuestas corporativas e interesadas, que no permiten co-evolucionar moralmente..."
Si bien Parenti agrega que se está avanzando bastante, lamenta que persistan algunos problemas "sobre todo los vinculados a lo sexual, que se han convertido en zona de guerra y de combate ideológico. Hay gente que se olvida que la bioética no puede ser apologética, defensora de una religión. Por el contrario, tiene que ser laica, no en el sentido de antireligiosa sino plural".
Finalmente, Andorno destaca que se hace imprescindible promover aún más el debate en las democracias, pero, agrega, que las discusiones deben darse en base a datos científicos ciertos. "Existe una manipulación de datos en temas puntuales como el aborto o la fecundación asistida. Por desgracia se manipula información y mucha gente opina, o aun peor, se somete a prácticas en base a datos inciertos".
Para el especialista los seres humanos "tenemos serias dificultades para aceptar los límites que la propia vida impone; de hecho, nos cuesta aceptar un límite ineludible como la muerte. Debemos permitir que la ciencia colabore en el mejoramiento de la calidad de vida y la salud, pero no podemos dejar que resuelva todo".
Compleja como la vida misma, la discusión ya está planteada.
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Francisco Parenti pide no separar la sociedad real de la jurídica.
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