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miércoles,
09 de
agosto de
2006 |
Reflexiones
La calidad institucional no es un eslogan
Osvaldo Miatello (*)
Cuando un concejal piensa un proyecto sabe que, además de analizar la situación concreta que busca resolver o mejorar, debe evaluar si su iniciativa aporta a la calidad institucional de la gestión pública y amplía los niveles de participación ciudadana. Con esta convicción encaramos junto a mi equipo la labor en el Concejo Municipal, conscientes de que debemos pensar a la ciudad en su conjunto, ya que en esta Rosario en constante crecimiento aún hay muchos habitantes con derechos postergados y privados de servicios esenciales. Es este un compromiso irrenunciable, que asumí en diciembre de 2005, ratifiqué en los últimos ocho meses y sostendré hasta el final del mandato.
Y así espero que sean recibidas mis propuestas por los vecinos de Rosario y por mis pares del Concejo Municipal, cuya composición no debe hacer que queden sin tratar aquellas propuestas que no surgen de los ediles oficialistas. Como institución de la democracia debe tener una estabilidad, que trascienda a las circunstanciales relaciones de fuerza entre representantes del Ejecutivo y oposición.
Precisamente, es un acto de responsabilidad institucional debatir, evaluar y -si corresponde- aprobar, con la debida celeridad que demande el caso, todos aquellos proyectos que beneficien a los ciudadanos, sin detenernos a especular quién los ha presentado o prejuzgar que la iniciativa "está en contra de".
Por cierto, esto exige del oficialismo un alto compromiso y voluntad política, ya que más allá de que la constitución de los bloques es correlato del sufragio popular, los proyectos merecen ser evaluados en función de su aporte a la ciudadanía y no a partir de la especulación respecto de una eventual votación en el recinto. Esto representa pensar la ciudad en plural, profundizar la democracia y gobernar para todos los rosarinos.
Con este espíritu he presentado en los últimos tiempos algunas iniciativas, que lamentablemente aún esperan su tratamiento. Una de ellas es la reforma del Tribunal Municipal de Cuentas, cuyo objetivo es que este organismo no sólo cumpla funciones de auditoría y control posterior de los actos de gobierno, sino también previo o preventivo y concomitante, otorgándosele facultades para formular reparos u observaciones -como dice el proyecto- "a los actos administrativos que tengan repercusión en la hacienda pública, antes de su ejecución".
No obstante, la espera del tratamiento en el Concejo no significa que no hayamos puesto esta iniciativa a consideración de la ciudadanía. Así, la hemos discutido con -entre otros- colegios profesionales y representantes de la sociedad civil, y tenemos previsto para el 29 de agosto próximo la realización de una jornada de debate sobre esta necesaria reforma.
Sucede que el Tribunal Municipal de Cuentas es un organismo al que en los últimos años se lo ha despojado de importantes facultades, y que debe tender no sólo a detectar posibles perjuicios, cuando ya están consumados, sino a evitarlos. En un contexto de expansión de Rosario y su región -en algunas áreas vertiginoso-, los mecanismos de control nos pueden evitar dolores de cabeza en el futuro.
La iniciativa que he presentado también propicia que se lo faculte para realizar juicios de cuentas y de responsabilidad, y lo autorice a formular cargos cuando así corresponda. Lamentablemente, esta atribución ya figuraba en la reglamentación original y fue modificada, durante la primera Intendencia de Hermes Binner. Y, pese a que fue parcialmente restituida en 2004, aún no ha sido reglamentada; condición que propicio en este proyecto de reforma.
Debo decir que el del Tribunal de Cuentas no es el único proyecto de mi autoría que espera su tratamiento. En la misma situación se encuentran, entre otros, la propuesta para la elección popular de los jefes de distrito y la ampliación de los alcances del acceso a la información de la gestión municipal. Pero esto no implica que cejaremos en nuestra voluntad de seguir generando propuestas, que lejos están de "estar en contra de...", sino que se orientan a beneficiar a todos los ciudadanos.
Los rosarinos merecen un cuerpo parlamentario rápido y eficaz en dar respuestas a las necesidades de los vecinos, y para ello el oficialismo tiene la responsabilidad institucional de escuchar y debatir las propuestas de todos los bloques. Es que el Concejo debe ser la caja de resonancia de ese ciudad plural que todos queremos. En eso estamos empeñados, tenemos proyectos serios y vamos a trabajar para que se transformen en realidades que beneficien a todos los ciudadanos.
(*)Vicepresidente primero del Concejo Municipal
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