Viajeros del tiempo

Rosario 1900-1905

Venta de esposas. En algunas partes de la Rusia europea se puede aún comprar esposas. En el distrito de Kamyschim, sobre el Volga, por ejemplo, es el único medio que se estila para contraer matrimonio. El precio de una muchacha bien parecida y perteneciente a una familia de buena posición varía de 50 a 100 pesos oro y en algunos casos especiales la suma se eleva a cantidades mayores. En las aldeas el precio más bajo es de 25 pesos oro. Es costumbre entre los padres de niñas casaderas exagerar los precios de éstas, y si algún pobre chacarero no tiene cómo comprarle una esposa a su hijo, éste tiene que olvidarse por completo de sus deseos de casarse.

Esperanza viene en coche. A las 11.30 p. m. de anteayer, media hora antes de la en que vino al mundo Jesucristo en el portal de Belén, nació en el coche de plaza número 20, en la calle Buenos Aires, frente mismo a la comisaría 1a, una criatura del sexo masculino. La madre de este niño es Esperanza Vera, de 20 años de edad, argentina, mucama, que a esa hora se dirigía al Hospital Rosario. Como quiera que después del nacimiento de la criatura no tenía objeto el ingreso de la madre en ese hospital, el carruaje se dirigió a la calle 1º de Mayo 1140, donde habita una hermana de Esperanza, la que prodigó muchas caricias a su recién nacido y comodón sobrino.

Koch y las salivaderas. La persecución del bacilo de Koch ha hecho que en algunas escuelas se introduzca el uso de la salivadera, uso contra el cual protesta el Consejo Nacional de Educación aduciendo, entre otras razones, la de que los niños no tienen necesidad de salivar y que antes bien debe procurarse de que no aprendan esa fea costumbre. Este tema debe ser estudiado con detenimiento por los hombres de ciencia.

Bochinche en un conventillo. Ayer a las 9 de la mañana se produjo un bochinche mayúsculo en un conventillo de calle Italia entre Mendoza y 3 de Febrero. Gracias a venenosos chismes de la vecindad se trabaron en lucha varias inquilinas y un testigo que presenció lo ocurrido dijo que aquello era una verdadera batalla campal. Las tapas de las ollas cruzaban de una punta a la otra del patio hasta que una de ellas se estampó en la cabeza de una de las contrincantes, la que resultó levemente lesionada.

Amor a la japonesa. Las japonesas avanzan con paso de gigante hacia la civilización europea, amenazando dejar muy atrás a sus congéneres en cuanto a moda. Para darse una idea de ello, léase la noticia que publicó hace unos días un diario japonés en su página de avisos: "Yo soy una hermosa mujer con una cabellera semejante a la oscura nube que eclipsa por momentos los plateados rayos de la luna; mi figura parece la de una flor mecida sobre un tallo fino y flexible como el de un junco. Poseo, además, los recursos necesarios para poder pasearme por el largo sendero de la vida con las manos cruzadas, sin tener más ocupaciones que admirar las flores durante el día y contemplar la luna durante la noche. Si existe un caballero galante, inteligente, sabio, bello y de buen gusto que quiera casarse conmigo, conteste a esta noticia. Yo le seré fiel durante toda mi vida y tendré el placer de ser enterrada con él en la misma tumba".

Investigación y realización Guillermo Zinni ©
La Capital 1900/1905