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| domingo,
06 de
agosto de
2006 |
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Charlas en el Café del Bajo
-Dicen que algunos propietarios de negocios gastronómicos de la costa rosarina matan perros de la calle para que no afecten la "imagen" de sus distinguidos locales. Lo cierto es que la cantidad de mails de todo el país y del exterior que hemos recibido con motivo de este suceso es asombrosa.
-Todo el mundo los está recibiendo y en todo el mundo la ciudad de Rosario está adquiriendo una triste celebridad: se persigue y se mata a los animales.
-Bueno, ciertamente eso ocurre en todo el país. ¿Pero cómo se han de respetar los derechos de los animales cuando se violan los derechos de los propios seres humanos? ¿Cómo ha de respetarse la vida de los animales cuando no sólo se guarda silencio ante el término programado de una vida humana, sino que en ocasiones hay voces que se alzan a favor de ello? Vivimos en la cultura que puede ser calificada como la del desprecio por la existencia. Note usted que se pide que ponga fin a un embarazo de cinco meses y los jueces de una corte hacen lugar!
-Creo que es demasiado decir que se vive en una cultura caracterizada por el desprecio hacia la vida. No es justo para con el trabajo que realizan aquellos que la defienden en todas sus formas. -Lo que quiero decir en realidad, Inocencio, es que hay un avance de esta cultura despreciativa. Si usted advierte detenidamente, hoy un delincuente no tiene el menor escrúpulo al disparar y matar a una persona. Lo hace sin razones. Por supuesto que no hay razones que puedan justificar el homicidio, lo que quiero significar es que se mata sin que medie un hecho, como la resistencia, que tenga un atisbo de respuesta al ¿por qué?
-Matar porque sí.
-Pero cómo nos vamos a alarmar por este desprecio que se observa cada vez con mayor asiduidad en los delincuentes, si todos, de una manera u otra, estamos cautivos de una forma cultural que se particulariza por el desprecio del otro. Esto ocurre en todas partes del mundo, seamos sinceros y digámoslo, aunque se advierte más o los hechos son más frecuentes en países subdesarrollados.
-¿En qué se basa para decir eso?
-Basta con que usted se pare en una esquina y observe la actitud de un conductor ante el peatón. Este último, al mejor estilo de la ley de la selva, debe extremar todos sus recursos defensivos para no ser víctima de un atropello ¿No es eso desprecio por la vida? Pero hay otros modos de despreciarla.
-¿Cuáles?
-Cuando se habla de este tipo de desconsideración, no sólo debe restringirse la reflexión al hecho de la vida puramente física, de carácter biológico, sino al desdén por la armonía psíquica y espiritual. La violencia moral es una realidad cotidiana en todos los ámbitos, y eso es también un atentado contra la vida. La provocación de una pena es una grave herida que se le infringe "al otro cuerpo humano", a la otra estructura que es tan o más importante que la orgánica.
-Sí, es cierto.
-De manera tal que si no somos capaces de respetar la vida de nuestro semejante, ¡pobres nuestros hermanos menores!
-Ahora lo de los mails por causa de la matanza de perros es un fenómeno. Cantidades que dan vuelta el mundo. Uno que llega a Rosario desde México y que firma Marilupe Maldonado dice: "Desde Mexico rechazo sus lamentables decisiones de lastimar animales inocentes. Gente como ustedes no debería existir. Yo misma voy a mandar esta noticia por Internet a todo el mundo para que sepan la clase de infamias que cometen en honor a sus estúpidos negocios".
-Dura la muchacha.
-Ahora, hay algunos que si de vida entienden poco, de marketing entienden menos. ¿No sería una publicidad efectiva, beneficiosa comercialmente, que todos conocieran que los negocios gastronómicos alimentan a perros abandonados por sus dueños en un lugar adecuado para ello?
Candi II
[email protected]
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"Yo no soy candidato y tengo toda la documentación que demuestran que me abrieron una causa judicial con mentiras"
Felipe Michlig
senador y presidente de la UCR santafesina
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La Ciudad
