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 domingo, 16 de julio de 2006  
[revisiones] - Dos novelas de Henning Mankell
La saga del desaliento
El creador del inspector Wallander vuelve a cruzar intriga policial y alusiones a las circunstancias de la época

Carlos Roberto Morán / La Capital

La saga de las novelas del desasosiego sueco, tal como las denominó su autor, que ha tenido como protagonista al inspector Kurt Wallander, llegó a su fin con "Cortafuegos" y "La pirámide", textos de fines de los 90. En rigor, aunque esas historias se conocieron con alguna tardanza en nuestro idioma, los relatos de Wallander fueron escritos por Henning Mankell precisamente en la última década del siglo anterior, cuando el mundo cambió sustancialmente luego de la caída del Muro de Berlín, el renacimiento de los nacionalismos y el surgimiento del fundamentalismo, especialmente el islámico.

Tales connotaciones tienen que ver en forma íntima con las historias de Wallander, porque en su casi totalidad ha sido la presencia del inmigrante, del "desconocido" que llega a Suecia desde muy lejanos lugares, la que generó reacciones que terminaron, generalmente, en crímenes horrendos que el inspector debió investigar.

Pero Mankell, un sensible hombre de nuestros días que vive la mitad del año dirigiendo teatro en Africa, ha querido seguir indagando, a través del policial, en el "alma" sueca, confrontándola con las intrigas y la desazón que vienen caracterizando el comienzo del nuevo milenio. En "El retorno del profesor de baile" (2000) es un joven policía, Stefan Lindman, quien debe investigar la muerte brutal de un anciano, quien fuera su compañero en las filas policiales.

En "Antes de que hiele" (2002), regresa Wallander pero para ubicarse en un segundo plano dado que la protagonista de la historia es su hija Linda, quien luego de intentar varias opciones laborales y de vida termina ingresando a la policía, regresando a Ystad, su ciudad natal.

En el primer relato, Lindman, que todo el tiempo soporta el estigma de una peligrosa enfermedad que lo pone al borde de la muerte (cáncer en la lengua) junto con otro policía de nombre insólito, Giuseppe Larsson, se ve involucrado en un episodio criminal a causa de la extraña muerte de un viejo colega, Herbert Molin. Este, luego de retirarse de las filas policiales, se había ido a vivir a una suerte de secreto refugio en los bosques y allí apareció brutalmente asesinado.

Su muerte brutal no excluyó la tortura a latigazos y cuando la policía encontró el cadáver también halló extrañas huellas que repetían pasos de baile. Más concretamente, de tangos (!). La novela enlaza con hechos de la Segunda Guerra Mundial y con el nazismo. Lo que llega de aquel pasado a la Suecia actual es la venganza que un hijo desquiciado ejerce en nombre del padre, el profesor de baile del título, asesinado en Berlín en pleno gobierno de Hitler.

También habrá una relación de padre-hijo, en este caso hija, en "Antes de que hiele", que se inicia con la legendaria matanza de sus prosélitos que realizó el "iluminado" Jim Jones en la Guyana en 1978 y que prosigue más de veinte años después en Suecia, a la que llega un fanático cristiano que tratará de "enderezar la nave" del mundo a través del crimen.

Significativamente, Mankell sitúa su novela, en la que también hay mucha destrucción irracional dictada por el fanatismo, en fecha cercana al fatídico 11 de septiembre de 2001, una forma de decirnos que la violencia "iluminada" característica de este comienzo del milenio estalla en cualquier momento y en cualquier sitio del planeta. Y que no solamente hay que adjudicarla al mundo musulmán.

Las dos novelas se resienten por el mismo motivo: están alargadas en exceso y así la "tensión" que debe caracterizar a los textos representantes del género negro se ve diluida. El otro grave problema tiene que ver con la traducción, que no elude ninguna muletilla y confunde (otra vez y van) intuición con deducción. Palabra que para peor Mankell repite a cada rato. Qué bien les hubiera venido un corrector a escritor y traductora.
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