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 domingo, 16 de julio de 2006  
Crecimiento personal: ¿qué quieren las mujeres?

¿Qué harían los hombres si supieran la respuesta; y qué harían ellas? Tal vez la mujer se enfrentaría a un vacío, pero mientras esta pregunta sirva como excusa será posible seguir buceando, enriqueciéndose con vivencias, transitando nuevas experiencias e investigaciones y observando las relaciones.

Antes eran muchas las que sólo aspiraban a casarse, tener hijos, que sus maridos las protegieran, proveyeran y mantuvieran mientras ellas se dedicaban al cuidado de los hijos y a la atención de las necesidades de su esposo. Pero ahora cada vez son más las que prefieren postergar el casamiento para convivir con un compañero capaz de compartir la vida en igualdad de condiciones.

Hoy la mujer piensa mucho antes de tener hijos; tampoco tiene urgencia por casarse porque sabe que puede disfrutar de una sexualidad en libertad e independizarse de sus padres sin necesidad de "meterse" en el matrimonio.

Esto antes era una excepción, y mientras la mujer se limitaba a un rol pasivo, el hombre que no podía ser un buen proveedor se sentía más débil. Aún hoy a la mujer le cuesta mucho renunciar a que el hombre sea proveedor y, al hombre no se le ocurre pedir que la mujer sea también del mismo modo.

Las mismas mujeres son las que deben generar el cambio conectándose con su verdadera esencia, con el "eterno femenino dormido". Y cabe aclarar que femineidad no es feminismo, nada más lejos que eso. No es novedad que las mujeres inventamos el machismo. Mucho tiempo se escuchó que se debían mantener las cosas en orden como nos habían enseñado. Y fuimos las mujeres las encargadas de repetir estos mandatos y de trasmitirlos a nuestros hijos ("los machos deben ser bien machitos y las mujeres bien mujercitas").

No hay ninguna posibilidad de que los hombres cambien si las mujeres no lo hacen.

Deseos y necesidades

¿Qué quieren las mujeres? Algunas sólo quieren buenos autos, flores, cenar en un restaurante de onda, viajar o que los hombres no les huyan. Pero otras han descubierto que a vivir se aprende cada día, saben que el crecimiento dura toda la vida y que están embarcadas en la difícil tarea de re-crearse a sí mismas.

Esta nueva generación de mujeres, no viene con instrucciones. Está aprendiendo a decir con suavidad o a los gritos cuáles son sus deseos y necesidades: encontrar un hombre con quien sea posible crecer juntos, cada uno descubriéndose en el otro (no para tapar agujeros).

Comprendiendo que la mejor forma de ayudar a crecer a un hombre es no intentar cambiarlo. A partir de las diferencias se puede estar más unidos y disentir puede estar al servicio de fortalecer la relación, no a destruirla.

¿Por dónde podemos comenzar? Trabajando internamente, creciendo, reconociéndonos, haciéndonos cargo de lo que nos pasa, ayudándonos con esencias florales como Rock Water, Chicory, Heather, Chestnut Bud, Boab, Sabiduría Antigua, un Corazón, Diosa Divina y muchas más, dependiendo de las características personales de cada una, porque "cuando hombres y mujeres son capaces de respetar y aceptar sus diferencias, el amor tiene entonces la posibilidad de florecer".

Nora B. Faure

Terapeuta floral

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