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domingo,
16 de
julio de
2006 |
Tendencias: ¿el fin de la alta costura?
En un mercado globalizado, cuando un diseño de un creador o una tendencia triunfan, al poco tiempo se pueden encontrar copias en cualquier lugar del mundo, con precios bajos, fabricadas en China, Tailandia o Marruecos. Esta democratización y globalización de la moda ha provocado que surja una nueva visión de hacer ropa, el pràt-à-couture, que trata de velar por los intereses de los consumidores que no quieren verse vestidos igual, pero tampoco pueden o quieren pagar fortunas por un traje a medida.
Se trata de un sistema impulsado por firmas y creadores ávidos de explorar nuevos horizontes. "La moda es, por esencia, un sueño, pero los tiempos en que vivimos están empujando a los creadores a mostrar sueños menos abstractos, más reales y concretos", dice el creador francés Jean Paul Galtier, refiriéndose a la crisis de la haute couture y al éxito de este nuevo estilo.
El concepto de alta costura como lo entendía Yves Saint Laurent y otros maestros murió hace tiempo. La celeridad que requiere la sociedad no admite presupuestos para pagar modelos exclusivos ni tampoco el tiempo para acudir a cinco o seis pruebas antes de tener una prenda. "Ahora la costura debe evolucionar en un nuevo modo de trabajarla. Lo que vemos en las pasarelas es couture, aunque no con el empeño y la óptica como lo hacían Christian Dior o Saint Laurent. Y es en este terreno en el que se abre paso la tendencia del pràt-à-couture", afirma Gaultier.
Sin embargo, los clientes no quieren uniformarse ni verse vestidos iguales, prefieren tener un toque de singularidad y sentirse únicos sin tener que desprenderse de mucho dinero. Ante esta necesidad, en todos los países ha triunfado esta moda.
Son muchos los amantes de la moda que no se sienten cómodos en las grandes tiendas. Se trata de consumidores que han encontrado en esta tercera vía la mejor manera de renovar su guardarropas, y que por lo general buscan un trato personalizado. Algunas marcas han incursionado en una nueva modalidad: cuando un cliente quiere comprarse un traje puede elegir entre varios tipos de botones, solapas o largos de chaqueta.
Sin embargo, cuando se le preguntó a Giorgio Armani sobre esta modalidad comentó: "No la entiendo". Todo es cuestión de estrategias para que los consumidores se sientan a gusto. La moda siempre continúa.
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