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 domingo, 16 de julio de 2006  
A medio siglo del debut del genial cómico, su hijo Mariano armó una muestra en el Palais de Glace porteño
El universo del “Negro” Olmedo entre cuatro paredes: pasen y vean
Las “vestiduras” del Manosanta, figuras y afiches entre otros objetos recrean su paso por el cine y la TV

Rodolfo Montes / La Capital

Adriana Brodsky, la inolvidable “Bebota”, se paró frente a un lugar clave de la muestra: el set del “Manosanta”. Frente a ella, la bata roja, la cortina que daba paso “a la parte de atrás”, y todos los elementos escenográficos dispuestos tal cual como hace 20 años. Brodsky se detiene, y en silencio mira. Se emociona como ante un altar. Rinde su homenaje. La “Bebota”, ahora tiene 50 años, y además de la condición física casi intacta, conserva el recuerdo segundo a segundo de esos dos años que trabajó con el “Negro” Olmedo.

  “El fue un ángel para mí, trabajé sólo dos años pero fue una vida”, contó Brodsky a La Capital .

  A medio siglo del debut de Alberto Olmedo, Mariano, uno de sus hijos, armó una muestra de la vida artística del genial rosarino en el centro cultural Palais de Glace, Posadas 1275 del barrio Recoleta de Capital Federal. La sala del primer piso, sobre la calle Posadas, tiene una estructura circular y fue sede del primer estudio de Canal 7, justamente donde debutó el Negro en 1956.

  Mariano tiene un parecido físico con su padre que impresiona. Recibe besos y saludos de todos los visitantes. Artistas, gente de la cultura, intelectuales y público en general recorren la muestra.

  “En veinte años, mi viejo pasó de la «televisión chancha» a los suplementos culturales de los diarios”, dijo Mariano, que es profesor de producción audiovisual en la Universidad de Lomas de Zamora.

  El hijo de Olmedo viene pergeñando la idea de una muestra con humoristas argentinos desde hace tiempo. Pero hace un año decidió empezar por lo que más conoce, y que tiene más a mano. La vida de su padre. Juntó todas las fotos, vestuario y otros elementos personales, esculturas e ilustraciones especialmente dedicadas por dibujantes como Rep y Fontanarrosa. Consiguió el auspicio del Palais de Glace, y se largó.

  “Mi viejo no fue sólo un artista muy importante. Lo que perdura con tanta fuerza, que la gente reconoce todo el tiempo es la condición humana. Fue un tipo cero envidia”, explicó Mariano.

  Mientras tanto, a la exposición llegan queridos amigos de los Olmedo. Como Fito Páez, el rosarino que le escribió una canción célebre a uno de los personajes más recordados: Piluso. Fito recorrió la sala circular y no quiso perderse detalle. Estaba emocionado. “Fotos no, por favor”, le pidió al cronista.

  Una vez recuperada de su ritual frente al set del “Manosanta”, Brodsky contó cómo fueron aquellas sesiones de grabación con el Negro Olmedo. “Olmedo tenía mucha memoria, a pesar de que improvisaba mucho. Era tan fuerte su presencia que cuando yo entraba en escena me seguía sintiendo una espectadora, me costaba concentrarme, me daba risa. Entonces él me pasaba la letra despacito, y así seguíamos la toma”.

  La rubia explosiva que el “Negro” Olmedo llevó a la fama recordó, además, que su personaje de la “Bebota” ya “había sido probado por Sofovich para otros programas de televisión previos, como el de la «Peluquería» y otros. Pero no lograron trascendencia. Con el «Negro» hubo algo distinto, y el personaje explotó”.

  Y agregó: “Me marcó de tal manera que hasta el día de hoy me siguen ofreciendo hacer teatro de revistas, o mostrar el cuerpo, pero yo lo rechazo porque mi deseo es hacer alguna comedia, donde pueda ser una madre o una vecina. Algo que tenga más cercanía con mi realidad actual”.

  La muestra itinerante del “Negro” Olmedo tiene por finalidad “mantener vivo para siempre el espíritu alegre y bondadoso que él tuvo”, escribió Mariano en el folleto que entrega a todos los visitantes.

  En este sentido, anticipó que después del 30 de julio, cuando finaliza en Buenos Aires, tratará de traer la muestra a Rosario, aunque todavía no inició las gestiones para concretarlo.


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Un busto de “Piluso” recibe a los visitantes del centro cultural porteño.

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