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 domingo, 16 de julio de 2006  
Mercados
La confusión manda

Salvador Di Stéfano

Los mercados financieros internacionales mostraron una fuerte y brusca baja en el marco de la escalada bélica en Medio Oriente y la probable extensión del conflicto que sostienen Israel y Líbano en otros países, lo que haría impredecible el futuro en dicha región. Por el bien de todos desearíamos un pronto cese del fuego, pero en la medida que esto no ocurra la confusión manda y la incertidumbre se acrecienta.

El mundo esta en permanente conflicto, pero parece que en la actualidad la potencialidad de conflictos bélicos se potencia, India y Pakistán es un caso y la amenazante Corea de Norte otro. Todo este escenario no hace más que poner más nerviosos a los mercados de productos primarios, que ven en el petróleo la materialización de la alta especulación y el motor del desequilibrio de las economías desarrolladas.

El barril de petróleo cotiza hoy en torno de los 77 dólares marcando un nuevo récord a escala mundial, su precio es elevado por razones estructurales de incremento de la demanda sin la concebida respuesta adecuada de la oferta.

Diariamente se transan 85 millones de barriles diarios, y no hay forma de resolver este problema estructural a corto plazo. Sin embargo, tampoco hay razones para que el precio del petróleo se escape a niveles disparatados de 100 dólares el barril.

El consenso de los analistas cree que 80 puede ser un techo para la cotización del producto, sí solo sí los conflictos bélicos se atenúan y no siga la escalada de violencia. En los países desarrollados los indicadores económicos siguen mostrando desaceleración económica, sin embargo, a fin de año se espera que las tasas de corto plazo de los bancos centrales de Japón, Europa y Estados Unidos se ubiquen en niveles más altos que los actuales, aunque en distinta proporción. Por ejemplo, en Japón se espera una suba importante de la tasa de corto plazo que hoy se ubica en el 0,25% anual y se estima que crecerá hasta el 0,75% anual.

En el caso de Europa, la próxima reunión del Banco Central Europeo es el 3 de agosto y la tasa se ubicará en el 3% anual con la expectativa de que a fin de año llegue al 3,5% anual. En el caso de Estados Unidos, la tasa de corto plazo se ubica en el 5,25% anual y se espera que se ubique en el 5,5% a fin de año. En este escenario resulta muy probable que el euro y el yen muestren una gran recuperación contra el dólar.

La moneda americana tender´ naturalmente a devaluarse buscando una mejora del resultado de balanza comercial y por ende fiscal de Estados Unidos. Por lo tanto no estaría mal cerrar negocios que nos permitan obtener una tasa alta en dólares, como por ejemplo la que ofrecen los Bonar V que ya rinden más del 9% anual, o bonos corporativos americanos o hipotecarios con rendimientos del 6% anual.

Las bolsas en el mundo están decididas a bajar en el marco de la incertidumbre desatada por los conflictos bélicos. Si esta problemática desapareciera, estamos convencidos que sobrevendrían importantes subas, pero jugar una ficha en ese plano, es como pretender acertar la lotería. El contexto luce muy confuso, no hay señales claras en el horizonte, y argentina con una economía cerrada y control de capitales sufrirá menos que la media de los mercados emergentes. Nadie puede irse del lugar a donde nunca fue.

Así es nuestro mercado, muy pequeño con poco volumen y aguantando el embate de lo que acontece en el mundo. En el mientras tanto, el gobierno argentino privilegia la estrategia de acumular dólares contra emisión monetaria.

El problema que enfrentará el gobierno argentino que endeudarse en pesos tiene sus costos, en primer lugar deja con menos crédito al sector privado, sube la tasa de interés que ya se ubica en el 12% anual en pesos y encarece el costo de financiamiento del mercado. Por otro lado, una tasa en pesos del 12% anual aumenta el costo de oportunidad de las inversiones y los emprendedores demandan más utilidad de cara a los nuevos proyectos.

Tal vez por este conjunto de razones la actividad económica se note más lenta y las compras de bienes durables se haya ralentizado.
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