En Foco. CRA lanzó el paro agropecuario

Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) le puso finalmente fecha al primer paro agropecuario nacional contra la política del presidente Néstor Kirchner. La entidad que representa a unos 100 mil productores de todo el país dispondrá el cese de actividades de comercialización desde el 22 al 25 de mayo, incluidos dos días del fin de semana.

La decisión llega como punto culminante de un sostenido conflicto entre la dirigencia ruralista y el gobierno desde que el Ejecutivo comenzó a tomar diferentes medidas para evitar el aumento del precio de la carne, incluido la suspensión de las exportaciones.

Es llamativo, en ese sentido, que la medida de fuerza, alumbrada a partir de múltiples asambleas realizadas en distintos puntos del país, llega cuando el Ejecutivo comenzó a flexibilizar esas medidas e incluso estudia otras como la reducción de las retenciones a las exportaciones lácteas.

Los ruralistas explican su ofensiva en la insuficiencia de esas medidas pero, sobre todo, en el sentimiento de destrato que perciben desde el gobierno nacional, que los habría ubicado por "prejuicios ideológicos" como enfrentados a la sociedad. Pero también campea entre los productores la acusación de que las restricciones dispuestas para contener los precios de los artículos de la canasta alimentaria esconden grandes transferencias de renta desde la producción primaria al eslabón industrial. La prueba que ponen sobre la mesa es la caída del 30% en el precio de la hacienda frente a una mínima reducción en los precios al consumidor.

El inicio del plan de lucha de los ruralistas no tiene, en ese sentido, pocos justificativos, aunque la dinámica de un conflicto del sector ganadero con el gobierno trae el recuerdo de viejos enfrentamientos que, superando las reivindicaciones sectoriales, estuvieron relacionados directamente con maniobras conspirativas contra gobiernos constitucionales.

Muchos tratados se han escrito y se seguirán escribiendo sobre la subsistencia o no de la llamada oligarquía terrateniente. En todo caso, no está claro que en las decenas de asambleas realizadas en distintos puntos del país hubiera mayoría de productores que califiquen para esa categoría. El estado deliberativo de los pequeños y medianos productores nucleados en la Federación Agraria, parece indicar más bien que el descontento va más allá de lo ideológico.

Algo de lo que deberá tomar nota el gobierno pero también los dirigentes agropecuarios, sobre cuyas espaldas recaerá la responsabilidad de no transformar un legítima reclamo en una pelea ideológica.