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 domingo, 09 de julio de 2006  
Un muy mal perdedor

Pablo Díaz de Brito / La Capital

La ley electoral mexicana establece como condición ineludible para abrir una urna y recontar sus votos que haya irregularidades graves, como inconsistencias entre el acta original que acompaña a la urna y las copias, que quedan en poder de los representantes de cada partido. Como en el escrutinio oficial que terminó el jueves las impugnaciones del PRD sólo prosperaron en algunos cientos de mesas (sobre un total de más de 130 mil), esto significa que esa enorme mayoría de actas coincide con lo que dicen las copias en poder de los partidos.

Ya el lunes posterior a las elecciones del 2 de julio, el PRD y López Obrador hablaron de "irregularidades" y de un faltante de 3 millones de votos. El Instituto Federal Electoral (IFE) explicó que esos votos presuntamente perdidos eran los que figuraban en las actas con "inconsistencias". "Están en actas que llegaron al IFE con inconsistencias, como errores en el llenado, por lo que se acordó con los partidos políticos (entre ellos el PRD de López Obrador) que se tenían que poner aparte", explicó en aquel momento el presidente del órgano electoral, Luis Carlos Ugalde.

Aclarado esto, López Obrador cambió de blanco y centró su artillería en objetar el PREP, el conteo rápido del IFE, que sin embargo no tenía valor legal alguno, como no se cansaron de aclarar Ugalde y el organismo que dirige. El candidato opositor y su coalición decían entonces que sólo reconocerían el resultado adverso luego de la revisión de las actas de las 130 mil mesas, en el escrutinio oficial de los 300 distritos electorales del país.

Pero cuando este procedimiento terminó el jueves con el triunfo de Calderón -y esta vez sí se trataba de un dictamen oficial con valor legal- López Obrador y el PRD se desdijeron de aquel compromiso y llamaron al recuento "voto a voto", para finalmente culminar ayer con otro giro de tuerca, cuando el candidato opositor declaró la existencia lisa y llana de "fraude". Hubo así desde la noche del 2 de julio un cambio constante por parte del grupo de López Obrador de la queja y del tipo de "irregularidad" denunciada, así como del compromiso prometido para aceptar la propia derrota. Además, López Obrador se había comprometido a admitir su derrota "aunque sea por un solo voto" reiteradamente.

Vale agregar que el recuento oficial se hizo en presencia de representantes de los partidos ante el IFE, los que podían objetar cuantas actas quisieran. Sin embargo, el procedimiento llevó apenas 24 horas, velocidad que fue otro de los muchos motivos de queja de López Obrador y el PRD.

Exigir la apertura de todas las urnas como plantea el "voto a voto" va contra lo que dice la ley electoral, que establece la apertura de urnas sólo para casos específicos de irregularidades. Incluso, según algunos analistas, como el independiente Raymundo Riva Palacio, abrir urnas que no presenten irregularidades podría llevar a la anulación de la elección presidencial, ya que la norma electoral "establece claramente que sólo se puede abrir una urna cuando existe evidencia contundente de irregularidad".
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