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 domingo, 09 de julio de 2006  
Alemania, invitada a una fiesta ajena

Berlín.- Estaba todo preparado para el gran final de la fiesta. El marco, el estadio Olímpico de Berlín y casi 70.000 espectadores. La ocasión: la final del Mundial. Los protagonistas: Italia y Francia.

Pero no fue el broche dorado que se esperaba para poner fin a cuatro semanas de festejos futboleros ininterrumpidos. No porque los protagonistas no ofrecieran el espectáculo esperado.

A la final le faltó calor. Calor de fútbol. No basta con presentar esa extraña mixtura de Shakira y Toni Braxton pasando por Plácido Domingo para despertar la pasión de los hinchas. El mini-show desvirtuado con un pésimo sonido e interpretaciones de play-back no hizo otra cosa que dejar en claro la distancia que tiene con el fútbol.

En la cancha, Francia e Italia. Pero en las tribunas, el color que predominaba no era el azul, el color de ambos equipos, con unas 10.000 personas por bando, los pocos que habían conseguido boletos para este duelo mediterráneo en el corazón de Prusia. El color en las gradas era el blanco, con ribetes negro-rojo-oro, la camiseta de la selección alemana. Estaban como invitados de una fiesta ajena.

Los decibelios de los cánticos de los tifosi y los hinchas de los bleus no llegaban para llenar de alma y pasión la inmensa olla del Olímpico. Los otros eran meros convidados de piedra, que se movieron sólo para cantar a destiempo “Deutsch-land, Deutsch-land”, como forma de protesta por no poder estar viendo al equipo de Juergen Klinsmann en el escenario.

Pero hacia el final hubo una confraternización germano-francesa. Fue cuando el árbitro argentino Horacio Elizondo echó a Zidane. El estadio no pudo ver la repetición en la pantalla gigante para comprobar que la decisión había sido correcta. Creyó que los italianos habían provocado la expulsión.

El resultado, silbatina generalizada galo-germana. Silbatina que siguió incluso hasta la fiesta de entrega de la Copa. Italia no lo había merecido. Pero igual se fue festejando, con la cuarta copa en la mano. (DPA)


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