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 sábado, 08 de julio de 2006  
Alumnos de una escuela especial piensan cómo cuidar la ciudad
En el colegio Nº 2.067 de Rosario niños con necesidades educativas trabajan con su entorno. Una manera de pensar nuevos aprendizajes

Micaela Pereyra

"Trabajamos en silencio, con el temor que existe de reconocer la diferencia", apunta Mirta Ferraro Gil, directora de la Escuela Especial Nº 2067 que forma parte del Complejo Educativo Esperanza ubicado en Ovidio Lagos 4250 en pleno barrio Acíndar. Ante las dificultades que parecen naturales, con la pobreza, la exclusión y los problemas de aprendizaje atravesando el proceso escolar, las docentes de la escuela que desde hace años organizan talleres con temáticas puntuales, esta vez trazaron un objetivo común: desafiar el silencio impuesto, difundir las conclusiones y replicar el trabajo realizado. La experiencia de esta escuela se multiplica en otras tantas que trabajan con el horizonte a una educación inclusiva.

Los obstáculos e inconvenientes son muchos y puntualmente en esta escuela aparecen estrictamente relacionados con el ambiente social de los alumnos. "En las escuelas especiales privadas hay chicos con patologías más profundas, en cambio nosotros en las públicas, en las más alejadas, tenemos alumnos con dificultades de aprendizaje, problemas del contexto, chicos de la zona que son repitentes por problemas de aprendizaje y patologías emocionales. También con patologías definidas e instauradas como, por ejemplo, síndrome de down", señala la docente de educación especial Carina Mirabet, quien reconoce que integrarse a la ciudad y trabajar con el entorno de los chicos es la única posibilidad que ellos tienen de sentirse incluidos.

A la Escuela Especial Nº 2067 los chicos del turno mañana, que tienen entre 10 y 14 años, concurren desde las 8.45 hasta las 15.30, desayunan, almuerzan y meriendan dentro del horario escolar. Durante la mañana trabajan en el desarrollo de los contenidos básicos, a la tarde tienen tecnología y los jueves participan de talleres literario, de cocina y de trabajo de campo. En estos espacios los grupos se mezclan, para vincularse con otras edades, para integrarse y trabajar la heterogeneidad pensada desde otro lugar, aprendiendo del otro.

Los talleres duran tres meses y luego los grupos van rotando.

"Desde los talleres trabajamos distintas estrategias para que la clase sea dinámica, nos centramos en las cuestiones actitudinales, trabajamos educación para la salud y para el trabajo y todo lo que tiene que ver con el ambiente de los chicos, este año decidimos realizar un trabajo de campo, fuera del aula, para apropiarnos de espacios que son comunes a ellos", explica Alejandra Marzano que desde hace 20 años es docente de chicos con discapacidades intelectuales.

Trabajar con la basura fue el primer eje de este taller con el entorno, para esto investigaron, observaron y analizaron: adónde va la basura, que hace la ciudad con ella, cuánto espacio ocupan los residuos que una persona produce, cómo se multiplica por cada ciudadano, el valor de la basura, qué se puede hacer con ella, cómo clasificarla, reutilizarla y venderla, y los beneficios ambientales de reducir las toneladas de desechos producidos.

"Esto que hacemos en los talleres muchos de ellos lo hacen en la casa como un trabajo, entonces a lo que apuntamos es a darles desde la escuela las herramientas necesarias para que ellos vayan teniendo una visión más amplia, contemplen las cuestiones de higiene y de valor del trabajo. No es fácil ocuparse de la basura pero ellos lo hacen, algunos ya lo viven en la casa", destaca la directora Mirta Ferraro Gil.

Ahora iniciaron la segunda etapa del taller para trabajar con los animales, las enfermedades que transmiten, cómo relacionarse sin maltratarlos, cómo cuidarlos y mantenerlos limpios, qué hacer con los perros que los siguen a todos lados. "Tenemos muy en cuenta el tema de las actitudes, los contenidos están, pero en la escuela especial y justamente en la nuestra donde tenemos muchos problemas de conducta, a lo que más apuntamos es a las actitudes", resalta Alejandra.

Para comenzar con el taller lo primero que hicieron fue ir a Lime la empresa recolectora de residuos que tiene la concesión en esta zona: "Ahí un ingeniero nos explicó los grandes problemas que padecen las ciudades con la basura y la importancia de la clasificación y el reciclado, además de los enormes daños que sufren los contenedores. A partir de esta visita empezamos con el trabajo, fuimos a la plaza, medimos un metro cuadrado, cuanta basura se puede acumular, comparamos la basura que hay en la plaza, la escuela y la vía", relata Carina Mirabet que es docente de esta escuela especial desde hace 12 años.


Más actividades
Otra actividad fue juntar en una bolsa durante una semana la basura que cada chico producía. Facundo es alumno del taller y fue el que más desechos diversos puso en la bolsa: "Junté en mi bolsa toda la basura, papeles, cajas, cáscaras, lo que barrió mi mamá. Después la separamos y la pesamos", señala e inmediatamente David grita sorprendido: "¡Y la vendimos!, vendimos la basura y con esa plata nos compramos un helado y le reglamos una planta a la señorita y a la portera que es la que más nos ayudó". Malvina cuenta que la portera trae diarios y cajas de su casa, busca las de la escuela, "desarma las cajas y las apila", indica.

Todos los que trabajan en esta institución escolar se ocupan desde hace años de juntar cartón y papel para después venderlo y así solventar gastos, pero en este caso los chicos realizaron su propia tarea, considerando los dos beneficios puntuales que esto proporciona: la posibilidad de conseguir dinero propio y el aporte ambiental para la ciudad que implica reducir la generación de residuos, separando y reciclando cada uno lo que produce.

David, que presenta dificultades para respetar a los demás, en esta actividad pudo encontrar una forma de valorar el trabajo de sus compañeros y también de las docentes. "Eso te reconforta porque es el trabajo en lo actitudinal en donde buscamos el resultado, la importancia del otro. Se ha logrado mucho en la actitud que hemos podido modificar", rescata Alejandra.


El valor del reciclado
Facundo y David también cuentan que aprendieron que se pueden vender y reciclar las botellas de vidrio y las de plástico, mientras que Diego apunta que "los papeles blancos tienen más valor para el reciclado".

"A una cuadra tenemos un negocio que se dedica a comprar papel y cartón, esto nos facilita el trabajo, fuimos a pesar el material, la mejor parte es que ese dinero es para ellos y pudieron elegir en qué gastarlo, para darse sus gustos, para comprarse algo, ir al cíber o ayudar a la familia. Pudieron valorar el resultado de su trabajo. Algunos chicos tienen la posibilidad de reflexionar sobre esto y otros se limitan a escuchar y otros a hacer, pero salieron algunas cosas positivas sobre todo en lo actitudinal, ahora tienen que trasladarlo a otro, difundirlo", sintetiza Carina.

En el mismo sentido la directora concluye: "Esto apunta a una actitud para el futuro, a que ellos puedan ver que pueden conseguir cosas con el trabajo".

En varias oportunidades durante la charla, las tres docentes manifestaron dificultades a la hora de convocar a las familias de los chicos, Carina Mirabet explica otras de las facetas de este trabajo para insistir respecto de este reclamo de atención: "Con la difusión de lo realizado en el taller de la basura también buscamos llegar a las familias que en general dejan de lado al chico especial, se ocupan de los otros hijos y no asisten a los actos ni a las reuniones. Buscamos que puedan valorar a sus hijos, que los vean desde otro lugar y así poder hacer un aporte, un reconocimiento de las familias".

"Escuchamos el problema, trabajamos sobre él, investigamos y tratamos de buscar una solución, algo inmediato porque ellos clasificaron su basura, recaudamos un dinero y colaboramos con el cuidado del medio ambiente bajando la acumulación de residuos. Ahora lo que nos queda es lograr que otros que están cerca nuestro hagan lo mismo", destaca Alejandra Marzano que busca contar lo que pasa y que los chicos de escuelas especiales también puedan formar parte de las soluciones a los problemas de la ciudad.
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