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 jueves, 22 de junio de 2006  
La vida es bella, pero cara
En esta Copa del Mundo lo único que no se cobra es el agua potable

Alemania, como toda Europa, es extremadamente cara para los argentinos, encima con el correr del Mundial los precios fueron aumentando como si hubiera inflación, y lo único que es gratis es el agua de las canillas.

  En muchas oportunidades en este Mundial se viven ituaciones “tragicómicas”, como le ocurrió a un grupo de argentinos en el viaje en tren a Francfurt. Sentados cómodamente en un compartimento de primera clase —con seis asientos, una mesa en el medio y tomacorrientes para conectar elementos electrónicos—, un grupo de argentinos viajaba ayer cómodamente.

  En un momento se acercó el guarda y ofreció café. “Dale, decile que sí, que en esta clase debe ser gratis, como en El Cóndor, que el feca te lo regalan”, comentó uno de ellos. Entonces llegó la respuesta: “Sí maestro, traenos tres cafés bien cargados así nos podemos despertar y unas medialunas”.

  A los pocos minutos, llegó el amable guarda, de singular jopo amarillo, tipo “punk”, con el café y las medialunas. “Thank you”, pero el guarda no se iba del compartimento. Claro, ningún “thank you”. “Seventeen fifty”, es decir, diecisiete euros con cincuenta.

  “Pero no pedimos el almuerzo...”, dijo otro de los argentinos, pero no quedaban dudas, tres cafés con medialunas costaban arriba del tren, el ICE que se dirigía de Nuremberg a Francfurt, 17.50 euros, traducido, 70 pesos.

  “Ojo, el café estaba espectacular y las tasas ya las guardamos en el bolso, los asientos los dejamos porque no entran en ninguna parte. Ahora, mejor comamos en Francfurt, porque si no en este tren ni con la tarjeta de crédito vamos a poder pagar”, explicó uno de los chicos con camiseta de Racing.

  La cuestión es que en Francfurt no se encontraron con una ciudad mucho más barata y para salir del paso habrán almorzado en alguno de los locales de comida rápida, que es donde peor se atiende y se trata al cliente en Alemania, nada que ver con lo que sucede con este tipo de negocios en Argentina.

  Encima, una hamburguesa sin sabor, una lechuga pintada de verde y un tomate sin color tienen un valor de no menos de cinco euros, es decir veinte pesos.

  Seguramente muchos argentinos están disfrutando de su estadía en Alemania, buscando cómo sobrevivir a unos valores que están tan lejos de los precios nacionales como la distancia que separa a Europa de Argentina.
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Todo está por las nubes. Los argentinos disfrutan todo en Alemania, menos de los precios.


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