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| domingo,
11 de
junio de
2006 |
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Charlas en el Café del Bajo
-Vamos a referirnos hoy a algo devastador que está ocurriendo en el país y sobre el que pocos hablan en el gobierno nacional: asesinatos y robos calificados por el uso de armas. Un filósofo dijo alguna vez que "la ley es una telaraña que atrapa a las moscas y deja pasar a los pájaros" ¿Cuántas veces usted Inocencio o usted lector ha tenido la sensación o, más aún, la certeza, de que se cumple acabadamente esta máxima? Claro que por ser la norma legal la estructura o institución de una sociedad de carácter abstracto, sin capacidad de modificarse a sí misma y un efecto de la creación del hombre, bien puede decirse que es éste el que con sus creaciones políticas o su indiferencia permite que los cuervos nazcan y hagan de las suyas, mientras atravesando el tejido legal permanecen impunes. -Desde luego, cuando se habla de sistema legal no se refiere aquí al sistema legal penal, sino a todo un ordenamiento jurídico y no jurídico que rige la vida de una sociedad teniendo como punto de referencia esencial a la justicia en todos sus aspectos y no aquella que imparte el Poder Judicial. Cuando en una sociedad rigen en gran dosis los actos injustos, señoras y señores, el desorden, la pena, el delito y la muerte son la consecuencia.
-Es muy dífícil hacerse de estadísticas fidedignas y actualizadas sobre la cantidad de homicidios dolosos ocurridos en Argentina. Mucho más difícil cuando se trata de un fenómeno que ya excede la responsabilidad del derecho penal y de sus actores (gobiernos provinciales, poderes judiciales y fuerzas de seguridad) para convertirse en una cuestión de políticas de Estado nacional ausentes o cuestionables.
-Los siguientes son algunos datos obtenidos en la Dirección Nacional de Política Criminal y en el Servicio Nacional de Información Criminal que pueden servir al lector para tener una idea aproximada y general de qué se habla cuando en las páginas de los diarios o los noticiosos de la radio y televisión se informa sobre un asalto o una violación seguida de muerte. Durante el año pasado (año 2005) hubo en el país 2.115 homicidios dolosos, es decir 2.115 personas fueron asesinadas y muchísimas de ellas, la gran mayoría, víctimas de robos o en el marco de delitos contra las personas. La cifra hace estremecer, pero como estas muertes no ocurren en un instante, ni al mismo tiempo ni como consecuencia de un episodio que despierte gran atención, como puede ser un atentado, la dimensión del hecho no se percibe.
-En el año 2004 y en lo que respecta a delitos contra la propiedad, que son los más importantes dentro del total de delitos, la provincia de Buenos Aires registró 171.467 hechos, seguida de la ciudad de Buenos Aires con 131.517 hechos, la provincia de Córdoba con 86.798, la provincia de Santa Fe con 66.109 y la Provincia de Mendoza con 61.972. Las lesiones dolosas son el delito contra las personas que presenta las frecuencias más elevadas con 142.257 hechos registrados en todo el país. Debe aclararse que la cantidad de delitos es mayor a la que expresa este organismo y hay diversas razones para señalar esto. Una de ellas es que mucha gente no denuncia los robos o las agresiones, simplemente porque no creen en que se investigue algo ¿No le ha ocurrido lector? Hay un detalle más que muestran las estadísticas: En la ciudad de Rosario, por ejemplo, en el año 1997, y para el mismo número de hechos, el asaltante mataba a una persona; en el 2001 mató a siete. Es decir, se incrementó el desprecio por la vida.
-Esta es la realidad de este país que crece económicamente (para algunos): en los últimos 5 años murieron asesinadas en territorio argentino más de diez mil personas, toda una población. Lamentablemente poco se dice y menos se hace y tampoco lo dicen muchas organizaciones de derechos humanos.
-Esto ha alcanzado una dimensión tal que no se soluciona con más policías, con más armas, con mejores políticas penales que pueda esbozar un gobierno provincial. Esto tiene que ver con el verdadero garantismo (y no el declamado y de moda), con la verdadera justicia que es dar a cada uno lo que le corresponde; esto se soluciona con derechos fundamentales satisfechos como el alimento, el cobijo, la salud y la educación. ¡Basta señores del oficialismo y de la oposición de hacer política barata, basta en memoria de tantas muertes!
Candi II
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Graciela Ocaña
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