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 domingo, 04 de junio de 2006  
Mercados. La prioridad de la FED será evitar la recesión norteamericana
Un nuevo tiempo para los activos financieros

Salvador Di Stéfano

La llegada de un nuevo presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) no es un tema menor, es un hecho que se produce cada 20 años aproximadamente, y quien llega necesita ganarse el respeto de un mercado desprejuiciado. A tal punto que al propio Ben Bernanke, Wall Street le hizo un video con canción propia incorporada, en donde se venera al anterior presidente y se vislumbra un escenario de estancamiento con inflación.

La FED tiene dos misiones que cumplir: preservar el valor de la moneda frente a la inflación y alentar el crecimiento económico de su economía. Es el único Banco Central que tiene ambas misiones. La mayoría tiene sólo como objetivo preservar el valor de la moneda. Su funcionamiento está reglado por el comité de mercado abierto, donde se debaten las políticas monetarias a llevar adelante. Este comité consta de 13 miembros, que se reúnen con directores de la entidad más los presidentes de las reservas federales estaduales. Pueden reunirse de emergencia en cualquier momento pero tienen prefijadas ocho reuniones al año, de las cuales la próxima es el 29 y 30 de junio. En dichas reuniones se analizan los principales indicadores de la economía americana, y deciden si actúan o no modificando los tipos de interés.

Si la economía americana está en expansión suben los tipos de interés para desalentar el consumo y alentar el ahorro. En cambio, si notan una contracción en la actividad económica, tratan de bajar los tipos de interés para desalentar el ahorro y alentar el consumo. En ambos casos se tiene presente la tasa de inflación, que no debería superar el 3% anual, mientras que la inflación subyacente (la que detrae los precios de la energía y alimentos) no debería superar el 2% anual.

En la actualidad la economía americana se enfrenta ante la histeria de los indicadores, ya que una serie de datos dan cuenta de una desaceleración económica en el país del norte, mientras que los precios de los productos primarios no paran de subir. Ante este escenario, la Reserva Federal desea subir la tasa para contener la inflación, pero podría llevar a que la economía de dicho país se desacelere más de lo deseado y caiga en el fenómeno de estancamiento con inflación.

Si sube la tasa en Estados Unidos, cambia el costo de oportunidad de los negocios en el mundo. Por ende, el país del Norte se convierte en una aspiradora de fondos, impactando negativamente sobre los países que son dependientes del capital extranjera y cuentan en la actualidad con déficit en sus cuentas corrientes, como es el caso de Australia, Nueva Zelanda, Turquía, Brasil, entre otros.

En el caso de Argentina, una suba en la tasa de corto plazo en Estados Unidos no traería una complicación financiera, sino económica. Argentina paga al año intereses de la deuda por 12.000 millones de pesos, y podría seguir pagando dicha cifra sin problemas a pesar de la suba de los tipos de interés en el mundo.

No obstante, no quedaría al margen de problemas, ya que si Brasil desacelera su crecimiento por falta de capitales, es muy probable que el comercio con Argentina se vea afectado y por ende, la actividad económica. Por otra parte, una escala alcista en los tipos de interés a escala mundial implica una desaceleración en el crecimiento a escala global, y por ende una menor demanda de alimentos. Si en este escenario caería de precio la soja y el petróleo, Argentina tendría claramente un efecto pobreza, no sólo sobre el sector privado, sino también sobre el sector público, que se nutre de los ingresos provenientes de la retención que opera sobre estos productos cuando son exportados.

En resumen, una suba de los tipos de interés en Estados Unidos generaría un efecto pobreza sobre dicho país, con proyecciones al resto del mundo. Como el escenario sería tan negativo, esto no va a ocurrir. La Reserva Federal de Estados Unidos se tomará un respiro para no subir exageradamente los tipos de interés, y caer en la trama de una desaceleración económica con inflación.
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El jefe de la Reserva Federal, Ben Bernanke, tiene una dura tarea por delante.

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