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jueves,
25 de
mayo de
2006 |
cartas
Busco a quien
me salvó
El viernes 5 de mayo, a las 19, me sentía mal y no podía continuar manejando mi auto. Te llamé y te pedí, sin conocernos, que me llevaras al sanatorio. Era evidente mi estado grave de salud. Lo hiciste sin mirar los perjuicios que eventualmente te pudieran ocasionar. No sé quién sos ni dónde vivís. Quiero decirte que a pesar de la gravedad salí airoso y estoy bien. Te debo estar vivo porque sin tu pronta ayuda no me hubiera salvado. Voy a estar todos los días, de 18.30 a 19.30, en el bar de la esquina donde te encontré. Tengo una gran necesidad de compartir con vos un café, agradecerte y desearte todas las bendiciones que merecés.
DNI 8.444.564
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