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domingo,
23 de
abril de
2006 |
El economista vaticinó una rebaja de la carne del 15 al 20%
Ferreres: "En época de elecciones
el inversor se muestra cauto"
El ex viceministro de Economía estimó que este año el país crecerá 9%,
pero en 2007 sólo la mitad
Leticia Chajchir
Convencido de que la inflación es uno de los puntos débiles del gobierno pero también que se logrará frenar la escalada de precios de la carne -el punto más vulnerable de la negociación con los distintos sectores productivos- el economista Orlando Ferreres vaticinó que la economía de la Argentina cerrará con un crecimiento del 9 por ciento este año, aunque esta performance se reducirá a la mitad en 2007 ya que en período de elecciones "el inversor se muestra cauto".
Invitado por el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (Iaef) de Rosario y San Cristóbal, el ex viceministro de Economía fue contundente respecto de los problemas estructurales: "El gobierno los resuelve, pero la gente no lo ve porque son impopulares", dijo en referencia a cuestiones de fondo para la economía como las tarifas industriales. Este fue el diálogo que mantuvo con La Capital.
-¿Cuáles son las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas de la economía argentina a esta altura del año?
-Hay muchas cosas que están bien, entre ellas la recuperación del salario real. Por otra parte, hay un problema inflacionario y todo el mundo está muy nervioso con eso, y esto demuestra uno de los puntos débiles a resolver. Tenemos también una debilidad más estructural y es que la inversión no supera el 20% del PBI. Con esas cifras, se sabe que vamos a crecer solo al 4 o 4,5% y quizás en 2007 ya lo vamos a empezar a notar. Por lo tanto, con este crecimiento cuesta más bajar el desempleo y la pobreza. Sin embargo, esto sería una oportunidad, porque con las inversiones podría lograrse un crecimiento más alto, un mayor salario real y al mismo tiempo eliminar la exclusión social. Es un problema y al mismo tiempo una oportunidad. Argentina no es como otros países, como por ejemplo Estados Unidos, en donde a la persona que gana dinero le dan un premio, acá se dice: "Por algo lo habrá ganado". Hay una connotación negativa de la ganancia, entonces los que ganan tratan de no decirlo y esto genera un mal clima para el empresariado. Políticamente hablando, el gobierno le pega a (la petrolera) Shell, a los supermercados, especialmente a Coto, haciendo críticas personificadas. Da la impresión de que no hay un buen clima de inversión y esto debería modificarse también para atraer inversiones del exterior, que podrían ayudar a complementar la generación de actividad aquí.
-¿Qué es lo que falta en el país para que crezca la inversión extranjera?
-En general lo que se considera más importante es el clima de inversión, que las reglas de juego se van a cumplir cuando venga el momento difícil. Y cuando vienen esos momentos, en Argentina las normas no se cumplen. No es una cosa de ahora, viene desde años. Quesada escribió en el 1900 sobre los bancos modernos, y en ese momento él ya decía que los gobiernos nunca se ocupaban de solucionar los problemas sino de las cosas del momento. Tenemos la tradición de no cumplir con las normas, es una cuestión cultural, y si no nos conviene, no lo cumplimos.
-¿Bajará el precio de la carne?
-Es obvio que va a bajar. Primero porque hay un 25% de la producción que se destinaba a la exportación que a partir de ahora va a tener su demanda cerrada, y eso se va a volcar al mercado interno. Y segundo, que viene el frío: los pastos se secan y hay que vender los animales, o sea, que va a bajar seguro 15% o 20% durante los próximos treinta días.
-El gobierno opera tomando medidas coyunturales, pero ¿cómo planea resolver los problemas estructurales?
-Le cuesta mucho pero los va resolviendo. Por ejemplo, lo de las tarifas congeladas es un caso. Todo el mundo cree que están congeladas pero en realidad no es así: la electricidad industrial ya vale casi lo mismo que en la convertibilidad, el gas está libre, los peajes ya aumentaron. Queda por resolver el tema de los residenciales, pero ya es la mitad o menos del problema. O sea, resuelve los temas estructurales pero tal vez nadie se da cuenta porque son impopulares. Kirchner tiene una forma de hacer las cosas que la gente cree que no las hizo. Y como habla un poco en contra de las empresas y las reta, queda la imagen de que no está resolviendo temas estructurales. Si no, veamos los gasoductos que se han ampliado en los últimos años y cómo aumentó el traslado de gas, y sin embargo, no hay mucho anuncio sobre eso. Y ahora se licitaron las dos centrales térmicas, la de Rosario y la de Zárate, y tampoco salió mucho en los medios. Se van tomando decisiones pero no son las cosas que la gente mira. A él le gusta presidir con un estilo agresivo y provocador para generar una imagen de que es duro. Y eso es lo que le permite tener 80% de aceptación de popularidad cuando ni Menem ni De la Rúa lograron nada parecido.
-El precio del petróleo alcanzó cifras altísimas, ¿cómo cree que incidirá en los costos industriales?
-Ahí es como si tuviéramos un jardín que se está regando, cierra la manguera en el pico y le deja la canilla abierta. Se empieza a hinchar toda la cadena de los costos. O sea, no se puede reprimir la realidad de los precios porque después es mucho peor. Pisar la manguera es una cosa circunstancial, pero si el precio del petróleo ya va estar siempre arriba de 70 dólares, hay que repensar el tema y plantearse otra alternativa, porque no se puede vivir aislado del mundo.
-Este año la economía crecerá casi el 9%, ¿cómo cree que será en 2007?
-Este años vamos a terminar con un crecimiento de alrededor del 9% pero el año que viene es más difícil porque habrá elecciones, aunque no se sabe cuando. Pueden ocurrir en octubre o en marzo, y de acuerdo a eso va a andar la economía. No viene tan bien como este año. Comúnmente cuando hay elecciones el inversor se muestra más cauto, el extranjero dice "wait and see".
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Invitado por el Iaef, el economista disertó sobre el país que se viene.
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