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domingo,
16 de
abril de
2006 |
El hábito de colaborar no alcanzó
Vecinos y amigos del comerciante asesinado ayer contaron a La Capital que la carnicería de Carlos Fabio era uno de los pocos negocios del barrio que no había sufrido ningún robo en los años que lleva en la esquina de Uriburu y Ayacucho. Todos coincidían ayer en que esa suerte no se debía a algo fortuito. "Colaboraba con todo el mundo. Los que lo asaltaron seguro que fueron clientes. Cuando le pedían plata les daba o sino directamente les daba un pedazo de asado".
Según sus vecinos, era común que también vendiera fiado. Antes de ocupar esa esquina, Fabio tuvo su carnicería en Alem y Ameghino. "Al tiempo abrió la sucursal de Uriburu y Ayacucho, de allí el nombre de "Carlos II", hasta que tuvo que cerrar la otra y quedarse con esta", decían ayer. Además de la pareja, también trabajan los suegros y un cuñado de la víctima.
Las personas agolpadas expresaron su bronca al asegurar que el barrio no hay seguridad para nadie. "Ya no quedan negocios abiertos. La carnicería de Carlos era el único de Uriburu y Ayacucho. La mayoría tuvo que cerrar por los asaltos o porque se fundían aportando dinero a la policía", comentaron con bronca. El miércoles, a pocos metros del local, una casa particular fue asaltada durante la madrugada. "Acá los ladrones siempre entran forzando o rompiendo aberturas del frente", agregó una mujer que también pasó por esa experiencia.
Algunos enfatizaron la idea de movilizar a los vecinos para reclamar soluciones a las autoridades. "Nosotros tenemos derecho a pedir seguridad, apertura de calles y para eso pagamos los impuestos", añadieron.
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