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 domingo, 16 de abril de 2006  
El ex titular de Agricultura opina sobre la pelea de la carne
Horacio Giberti: "Los ganaderos ya no tienen tanto poder"
El autor de "Historia de la ganadería argentina" propuso aumentar las inversiones y cambiar la comercialización

Mauricio Bártoli

Que los carniceros no trabajen con medias reses sino con cortes, que haya créditos a 4 ó 5 años para que la soja no se imponga en una eterna coyuntura, que es posible aumentar el porcentaje de parición y lograr mayor valor agregado (por más sabor y menos colesterol) mejorando la alimentación y la sanidad. Esas fueron algunas de las ideas que lanzó Horacio Giberti, profesor honorario de la Universidad de Buenos Aires (UBA), para superar el conflicto por el precio de la carne.

Sin haber perdido nada de la reconocida lucidez con la que marcó un hito en la historiografía de la ganadería argentina hace ya medio siglo, el catedrático demostró que puede moverse como un pez en las aguas turbulentas de los precios. El especialista formuló propuestas superadoras a la polaridad gobierno-ganaderos. "Lo que falta en la actuación oficial y de los privados sobre el precio de la carne es discutir instrumentos con objetivos claros. Sólo se trata de contener la inflación pero sin un proyecto sustentable", sostuvo Giberti, durante una entrevista con La Capital.

El hecho incuestionable de que la oferta de ganado no es suficiente para la demanda de consumo interno y de exportación fue el punto de partida fáctico en el análisis del ex presidente del Inta. Giberti planteó que "el sistema de distribución por medias reses es ineficiente y hay que modificarlo por el bien común, aunque quizás un superador mecanismo de venta por trozos deje sin trabajo a algunos carniceros". Con todo, el ex secretario de Agricultura de la Nación (1973-1974) sostuvo que "la opción entre reducir un poco el consumo interno o la exportación es clara, porque lamentablemente hoy las exportaciones de carne no representan tanto para nuestro comercio exterior y reducirlas hasta en un 50% no incidirá en la balanza de pagos. Distinto era décadas atrás, cuando las ventas de nuestra carne al mundo nos aportaban divisas determinantes y la población argentina tenía mejor poder adquisitivo y podía absorber un aumento si quería comer un asado en familia", dijo.

Ahora, en cambio, "tenemos 13 millones de pobres, con lo cual aún con un leve aumento de la carne resulta prohibitiva para vastos sectores", dijo.


Quién es quién en la cadena
El primer eje del análisis de Giberti fue un repaso sobre los roles que juegan los diversos actores de la cadena de producción y comercialización de la carne. En ese sentido, consideró que "cada uno de los 200 mil productores de carne, que significarían una oferta descentralizada, no tienen el mismo poder. La gran mayoría de ellos tienen pocas cabezas e inciden poco en el precio. En cambio, un cuarto de productores maneja volúmenes que pueden influir para que haya subas o bajas", dijo.

De todas maneras, "el manejo de los mercados según la oferta sólo es una variable de corto plazo, ya que queda supeditada al tiempo de crecimiento del animal", agregó Giberti y sumó otro eslabón de la cadena: "Los mercados, entre los cuales el más importante es el de Liniers y hay otros como el de Rosario, pero que son pequeños para marcar tendencias. Allí tienen un rol determinante los consignatarios, un grupo no muy grande de actores con bastante capacidad financiera para manejar precios. Se trata de un sector concentrado que en sintonía con grandes ganaderos puede inclinar la balanza a su favor", dijo.

Por otra parte, "los frigoríficos están un poco más descentralizados pero aún siguen muy concentrados. Pueden mantener una política de pagar más o menos por largo tiempo, compran en Liniers, directamente en las estancias o en los remates ferias del interior", dijo.


La patria ganadera
Giberti se retrotrajo a la historia de la Argentina y recordó que la famosa investigación de Lisandro de la Torre, que desencadenó un asesinato (de su colaborador Enzo Bordabehere) en el Senado de la Nación, fue consecuencia de denunciar justamente la concordancia entre frigoríficos y grandes ganaderos, a quienes les pagaban un poco más y manejaban el precio. "Actualmente, los ganaderos no tienen tanto peso político, antes lo tenían por el poder político y no por el ganado. Recibían una suerte de coima para que volcaran su representatividad simbólica en medidas para beneficio de los frigoríficos", dijo el analista.

Hoy "los representantes de la Sociedad Rural ya no integran los gabinetes económicos como era costumbre y los frigoríficos ya no pueden pagar más a unos y menos a otros porque la carne se comercializa certificada y fiscalizada", explicó.

Pero además, el ex secretario de Agricultura incluyó a los frigoríficos consumeros y a los supermercados en el análisis. "Tienen gran capacidad de incidir en el precio, mucho más que los carniceros comunes. Los supermercados pueden tener intereses en el negocio exportador y entonces no les interesa que se consuma carne porque la exportación es más rentable. Eso puede provocar suba de precios en góndolas", dijo.

Finalmente, Giberti tuvo en cuenta a los consumidores, que "muy poco pueden hacer individualmente pero sí asociándose".

"Los consumidores deben estar representados en la mesa de negociaciones, que históricamente estuvo hegemonizada por los ganaderos y luego dio cabida a los frigoríficos. Pero al no estar los consumidores los acuerdos en general han sido para subir el precio de la carne no para controlarlo", dijo.


Las propuestas
Tras el diagnóstico, Giberti pasó al terreno de las propuestas y apuntó a disminuir los costos que -dijo- son producto de las fallas del sistema. "La Argentina tiene un porcentaje de parición promedio de 65%, es decir, hay 35 vacas que comen pasto un par de años en el campo sin capacidad reproductiva, a diferencia de Australia, donde sólo son 25 las no fértiles", dijo. A su juicio, esto se puede mejorar con un buen programa de inseminación artificial. "Hay que apuntar a la eficiencia como en una fábrica", señaló.

Respecto de la sanidad animal, el ex secretario de Agricultura y Ganadería del ministro José Bel Gelbard, reconoció que "ha habido mejoras pero persisten las fallas. Sabemos lo de la aftosa, pero menos se habla de la brucelosis, que provoca abortos de las vacas y es uno de los factores que puede incidir en el porcentaje de parición".

Hay otras posibilidades de mejorar la eficiencia del rodeo según el experto, y aseguró que "para ello hay que invertir y los ganaderos pretenden ganar excesivamente", reflexionó. "Dicen «no tenemos rentabilidad aunque nos esforzamos para beneficio del país», pero si bien el afán de lucro es lógico, el problema está en los lucros excesivos", dijo.

En tanto, los frigoríficos también podrían mejorar su técnica para producir más a mejor precio. Según el autor de "Historia económica de la ganadería argentina", en general en el mundo el valor de dos medias reses no es mayor que el animal entero, como sucede aquí, porque se aprovechan mejor subproductos como el cuero, las entrañas e incluso la sangre, que en nuestras barracas corre hacia las alcantarillas pero puede ser muy útil, y de hecho tiene un alto precio como insumo medicinal y para otras aplicaciones", dijo.

Asimismo, en el último tramo de la comercialización también se puede aumentar notablemente la eficiencia. En ese sentido, Giberti advirtió que "el sistema de distribución en carnicerías por medias reses exige ventas al consumidor por un margen mayor, ya que tiene que colocar todos los cortes, entonces fija un precio promedio por kilo y luego redondea", dijo. En cambio, "si se distribuyera la carne en trozos, llegaría a la gente a menor precio".

Desde su visión global, cuando se le advirtió que desde hace años el rodeo no aumenta entre otras razones por el avance de la soja, el ex presidente del Inta recomendó "instrumentar créditos que incentiven planes de explotación agropecuaria de cuatro o cinco años". En suma, Giberti propone salir de la mera discusión por los precios y analizar la eficiencia de toda la cadena productiva, tomando "medidas que no son tan difíciles pero que deben vencer fuertes y múltiples intereses creados. Se exagera su complejidad para no implementarlas, pero no debe haber dudas de que el problema de la carne se soluciona con inversiones y un plan económico-político con objetivos claros".
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Horacio Giberti, secretario de Agricultura durante la gestión de Gelbard y reconocido investigador sobre la historia agropecuaria.

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