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domingo,
09 de
abril de
2006 |
El camino de la revancha
A pesar de que millones de peruanos todavía no olvidaron el fracaso de su anterior gobierno, el ex presidente Alan García confía en que el pueblo le dará otra oportunidad en las elecciones de hoy. Para eso apeló a su mejor arma, la retórica, principalmente entre los jóvenes que no vivieron los estragos de su mandato, que acumuló una hiperinflación de 2,2 millones por ciento en cinco años de gestión.
García, un abogado de 56 años, gobernó Perú entre 1985 y 1990, cuando el país se sumió en la más profunda crisis económica de su historia y en la violencia de la guerrilla de Sendero Luminoso. "Caballo loco", como lo llamaban sus adversarios, se enfrentó a los organismos financieros internacionales al negarse a pagar la deuda externa e intentó estatizar la banca. Así terminó su mandato con la popularidad por el suelo, y tuvo que exiliarse en Bogotá y en París, acusado de corrupción y enriquecimiento ilícito.
Después de que la justicia peruana declaró prescriptos estos delitos, el ex mandatario volvió al ruedo electoral en el 2001. En menos de tres meses desplazó del segundo lugar a Lourdes Flores y en una segunda vuelta fue derrotado por el hoy presidente Alejandro Toledo.
García lleva la política en la sangre. Su padre sufrió la cárcel por su adhesión al Partido Aprista. A los 31 años fue elegido diputado y a los 35 se convirtió en presidente. Ahora asegura que no cometerá los mismos errores que en el pasado.
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Alan García carga la cruz de su pasado.
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