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 domingo, 09 de abril de 2006  
Internacionales. El protagonismo de las nuevas potencias
El mercado mundial, entre el proteccionismo y la energía
La crisis en la provisión de combustibles promueve una drástica recomposición de la economía global

Daniel Busto

El proteccionismo económico y la energía están y seguirán en la picota. En el ínterin de los recientes acuerdos y alianzas aparecen el fantasma de la energía nuclear, las luchas de poder y los antagonismos.

Según avizora Mohamed El Baradei, premio Nobel de la Paz 2005 y actual director del Organismo Internacional para la Energía Atómica (Oiea) a 30 años vista, deberán construirse en todo el mundo más de 1.000 nuevos reactores, frente a los 450 actuales, para mantener la cuota de producción de electricidad.

La energía nuclear representa un problema estratégico en Europa por la dependencia de los hidrocarburos. Bruselas propone un ente regulador de energía para potenciar futuras interconexiones, cuya meta es lograr una energía sostenible, competitiva y segura. Y dejó la cuestión nuclear en mano de los Estados miembros.

Las 164 centrales en funcionamiento surten el 30% de lo que consume. Francia con 59 va a la vanguardia y tiene planes de ampliación. En tanto, Alemania revisa el cierre de los 17 reactores que deberían dejar de funcionar en forma paulatina en el 2021. Mientras, Suecia y los países bajos han dado marcha atrás en sus planes.

El mayor inconveniente de este tipo de energía, aparte de los tabúes, radica en armonizar las cuentas de las eléctricas que generan energía atómica. Las legislaciones nacionales que rigen en materia de fondos de desmantelamiento pueden ser fuente de competencia desleal entre las empresas europeas por los intereses espúreos involucrados.

Se teme que las nuevas centrales del Este no dispongan del volumen necesario de fondos para garantizar la seguridad nuclear. El costo total de desmantelamiento de un reactor oscila en el 15% de la inversión y puede llegar a álos 1.000 millones de euros. Estos recursos deben ser liberados por las empresas y no por los Estados.


Inestabilidad energética
Con los futuros del petróleo al 2012 por encima de los 60 dólares el barril, los tipos de interés y el crecimiento empiezan a estar cuestionados, a lo que se agrega la inestabilidad de las fuentes energéticas.

La vigilia en los principales consumidores es latente. Europa y Estados Unidos importan el 50% de lo que consumen. China compra el 43% de su demanda (consume 7.000.000, barriles de petróleo diarios) y se ha convertido en el segundo consumidor de crudo delante de Japón, que importa el 99% del gas y petróleo (de los 5.500.000 barriles diarios que absorbe, 15% provienen de Irán).

Rusia, como cuarto consumidor y segundo exportador de petróleo, y como primer suministrador de gas, se ha convertido en árbitro en Europa y Asia a través de nuevas redes de gasoductos que llevarán combustible a Alemania, China, Japón y parte del Pacífico. A su vez, India pide paso como sexto consumidor.

La solución no pasa por asegurarse el proveedor. El petróleo es una materia fungible y los mercados liquidan todos al mismo precio, o sea que, un tironeo al alza en los precios repercute a todos por igual, aunque se sabe cual es la diferencia en tener y no tener oro negro.

Hoy la moneda de referencia en los mercados de futuro y para los distintos tipos de petróleo es el dólar estadounidense, ya sea en Asia, Dubai/Omán o Oriente Medio, el West Texas Intermediate o el barril de Brent. El escollo principal para el cambio de moneda proviene de Rusia, el principal proveedor euroasiático teme influencias políticas sobre la divisa.

La idea de crear un mercado petrolífero en euros no es nueva y empezó a tomar forma en Europa, que propone incorporar la moneda euro como divisa energética que rivalice con el dólar en las transacciones de gas y petróleo.

El Banco Central Europeo ya evaluó el impacto monetario y dio su consentimiento a la iniciativa de que la facturación de los contratos energéticos comiencen a denominarse en euros. De paso hará de catalizador a un exceso de liquidez que empieza a resultar incómoda y peligrosa a largo plazo para la economía de la zona.

El gas, por sus características cautivas, es el que tiene mayores posibilidades, porque en la práctica obliga a cerrar contratos a muy largo plazo, debido a las infraestructuras físicas necesarias.

El mercado cree que la divisa en cuestión elevaría la liquidez y las posibilidades de comparación en los intercambios energéticos. Para ello deberían contar con la transparencia e independencia necesaria que lo resguarde de injerencias e intervenciones políticas.

Las barreras proteccionistas demostradas en Unocal y Dubais Ports World resintieron el flujo de inversión exterior del último cuarto de siglo y aumentaron la consiguiente desconfianza hacia el dólar.

El gobernador del Banco China, Zhou Xiaochuan, aseguró recientemente que ese país tiene previsto ralentizar la acumulación de sus reservas en divisas extranjeras en el futuro, al ver como crecen los incrementos de stocks de sus manufacturas.

Mientras, India acelera el paso hacia una divisa confiable y como antídoto contra la pobreza aspira crecer un 10% este año. Para ello elevó en un 50% sus partidas destinadas a infraestructura. La conclusión es que el mundo prospera cuando suprime barreras, no cuando las refuerza.
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La suba del petróleo tendrá múltiples implicancias en la economía mundial.

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