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 sábado, 08 de abril de 2006  
candi
Charlas en el Café del Bajo
-Días pasados nos referimos aquí a la tristeza y publicamos un poema de Neruda. La señora Lilian nos ha remitido un mail que quiero leerle, Candi.

-Escucho.

-"Estimado señor Candi: Soy una lectora fiel de su columna, siempre impregnada de espiritualidad y de modestia (dos cualidades que van juntas). Pero esta vez no coincidiré con usted, mejor dicho con la poesía de Neruda que usted transcribió en parte. Denigra un sentimiento tan delicado y noble cuando sus vertientes son la perplejidad ante la injusticia y el dolor que reinan en el mundo y en la naturaleza, y la impotencia que nos paraliza ante la magnitud de esos flagelos. En primer lugar acotaré, de paso, que Neruda no es para mí un referente válido. Como poeta será bueno, pero como persona dejó mucho que desear. Hablar de sus defecciones morales parece hoy un tabú y nada se dice de su participación en los crímenes políticos contra miembros de la familia de Trotsky. Fue un estalinista sin fisuras y jamás se comprometió emitiendo críticas contra la dictadura más sangrienta o casi de la historia que costó millones de víctimas entre sus propios compatriotas. Sí respeto la diafanidad y la pureza del pensamiento de Amado Nervo. Le diré que tengo un libro bilingüe (español y francés) de sonetos, "Elogio de la tristeza". Le transcribo el soneto que da nombre al libro. "Salve tristeza, recatada y fina,/ (Tienes los ojos de los inocentes/ que la vida arrastró por sus pendientes)/ pelo de lluvia, cutis de neblina...// Tu voz es un silencio de gemidos;/ tu voz es un concierto de pesares/ de los bosques, los campos y los mares,/ no escuchados, triturados, perdidos...// Hermana de la muerte que atesoras/ en tu seno profundo, laxas horas/ de tormentos, de penas de agonía...// ¿Aguardas la justicia redentora,/ la ineludible alquimia abarcadora/ que transmute tu rostro en alegría?". Reciba usted mis respetuosos y cordiales saludos. Lilian Miserendino Belmont". ¿Qué responde, Candi?

-En primer lugar le agradezco a la amiga que haya escrito. En cuanto a las diferencias que puede tener conmigo respecto de la tristeza..., pues a mí me parece necesario el disenso. No obstante, quiero aclarar algo.

-¿Qué cosa?

-Aquí hemos hablado bastante de la tristeza y el dolor, y siempre hemos dado el mismo mensaje que está presente incluso en la charla que motivó la carta de Lilian. Reproduzco el párrafo: "De hecho un ser que está en camino de la luz no puede permitirse que la tristeza entre para permanecer en forma crónica en el fondo del ser. La tristeza no puede ser más que un obstáculo que se pone en el camino para ser salvado, como una suerte de aparato con el cual se ejercita nuestro espíritu. Lo que de eso pasa no es un bien. No es un bien ni para el que está triste ni para aquellos que lo necesitan y no lo tienen a causa de la tristeza". En suma, que la pena, la tristeza, el dolor en determina medida sublimiza el espíritu, pero cuando esa aflicción se torna permanente o cuasi crónica devasta toda la estructura humana: psíquica, física y espiritual.

-¿Y en cuanto a Neruda?

-No me detengo en el hombre, sino en el poeta, es decir en el ser espiritual aunque él mismo reniegue del espíritu. La verdad es que yo respeto mucho lo que dice la lectora, pero a mí particularmente no me interesa Neruda sino como poeta. En cuanto a sus defecciones morales, pues habría que ver a qué defecciones se refiere la amiga. Si se trata de sus "amores", bueno yo soy de los que piensan que siempre un juicio en tal aspecto concluirá seguramente con una sentencia equivocada. Porque pregunto: ¿desde qué posición habremos de juzgar a la persona? ¿Desde su realidad existencial (vacíos, soledades, falta de completud, búsqueda frustrante del amor, insatisfacción incluso patológica como consecuencias de faltantes o traumas tempranos) o desde los principios sociales estandarizados y no contemplativos de la individualidad y sus circunstancias? Reitero: respeto absolutamente lo que dice Lilian, pero soy de los que piensan que la consideración de algunos actos le corresponden a las personas que los vivencian y a Dios. Bueno, pero ya que hablamos de tristeza, mañana voy a resumir sobre este tema en el marco de las pascuas judías y cristianas que se celebran la semana próxima.

Candi II

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