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 domingo, 02 de abril de 2006  
Sectores. Granaderos, industriales frigoríficos y consignatarios analizan el futuro del mercado que desvela al presidente
Causas y consecuencias de la guerra de la carne
El gobierno profundiza la presión pero los precios todavía no ceden. Una pelea que puede costar millones

Es probable que la decisión del gobierno de elevar la apuesta para controlar el precio de la carne, en la segunda mitad del año pasado, se haya tomado con la convicción de que sería una réplica del "caso Shell". Caso en el que un par de gritos presidenciales y una serie de piquetes alcanzaron para obligar a la petrolera a dar marcha atrás con un anunciado aumento de tarifas. Sin embargo, la intervención en el más heterogéneo y complejo mercado cárnico se convirtió en una batalla más larga que la esperada, en la que cada vez se despliega un poder de fuego más duro para conseguir el mismo objetivo: bajar los precios de los cortes que mueven el Indice de Precios al Consumidor. Eliminación de reintegros, aumento de las retenciones a la exportación, restricciones al peso de faena y la más radical suspensión de las exportaciones no alcanzaron hasta ahora a contener la escalada de un producto que tiene detrás a una multiplicidad de actores e intereses.

La Capital convocó a ganaderos, consignatarios y frigoríficos para desentrañar las causas y consecuencias de la guerra de la carne. En una mesa redonda organizada en la sede de la Asociación de Productores de Carne Bovina Argentina (Aprocaboa) se reunieron los productores Cristian Bianchi, Angel Girardi y Eugenia Usellini, dirigentes de esa entidad; Jorge Torelli, directivo del frigorífico Mattievich; Jorge Martínez, de Sugarosa, y los consignatarios Marcelo Pastore y Armando Fiorito.

-¿Por qué sube el precio de la carne?

-Martínez: Hay dos causas. Por un lado, la medida del gobierno de restringir la faena de animales chicos. Aunque no es malo el objetivo, en la coyuntura quitó de los mercados concentradores y de las operaciones de venta directa, una gran cantidad de hacienda que estaba a la venta. Eso creó que todos nos volcáramos a una mercadería que no estaba lista. Faltó hacienda. Por otro lado, la baja de la desocupación hizo que mucha cantidad de gente aumentara el consumo de carne. Eso se volcó a mayor demanda y al no haber la cantidad de kilos suficientes, aumentan los precios.

-Torelli: Acá hay un problema de arrastre que es que el stock ganadero no alcanza y los argentinos cada vez somos más. Si a eso le sumás una coyuntura internacional en la que está cerrado EEUU, la Unión Europea no tiene stock de intervención y necesita carne, los rusos están desesperados y con mucha plata por el petróleo, Estados Unidos en guerra consume muchísimas raciones del corned beef y Brasil cerrado por la aftosa, lo que hay es una situación explosiva. Entonces, el gobierno intentó introducir una serie de medidas. Y cometió el primer error al poner el límite del peso de faena. No es una medida errónea, porque debemos apostar a ser más productivos, pero fue extemporánea porque en el corto plazo quitó una cantidad de hacienda que estaba circulando y poblando los feedlots.

-Girardi: Este gobierno no tiene la culpa de la situación ganadera que encontró pero sí de no darse cuenta de lo que está pasando. Se dieron cuenta de que la resolución 645 no funcionaba y por eso la fueron dilatando. Pero después, para no dar el brazo a torcer, avanzaron. Y si no se posterga el piso de los 300 kilos, va a haber 120 mil cabezas menos.

-Bianchi: La gravitación que tiene el sector y la capacidad de respuesta está dada, precisamente, por el aumento de la demanda en forma inusual y la exportación que se presentó como elemento de succión de nuestro stock. El diagnóstico es que tenemos baja extracción, bajo nivel de parición y que hay políticas activas que se pueden hacer, pero que son de mediano y largo plazo. El plan ganadero fue cajoneado.

-Pastore: El conflicto se agravó por un error de entidades de la producción y consignatarios que en enero firmaron un acuerdo de precios y luego lo tacharon.

-Girardi: Era un convenio que no lo podía firmar nadie porque nadie es formador de precios. Lo firmaron porque a cambio iban a bajar las retenciones. Cuando vieron que no era así, se fueron. Y el secretario de Agricultura, en una actitud provocativa, dijo: si no están de acuerdo, táchenlo.

-¿Cuáles son las propuestas para destrabar esta situación?

-Torelli: Podemos ir a un despiece total como hacen muchos frigoríficos, donde el aprovechamiento es más integral. Vos vendés el lomo en los barrios donde les gusta el lomo y se paga más, y no lo tenés que vender en barrios donde salen más los cortes populares. Pero sin llegar al extremo, se puede pensar en un cambio intermedio de la comercialización. Lo que decíamos entonces es no llevar todos los cortes, que sería lo más eficiente, pero sí ir a una intermedia, dando un plazo para que los establecimientos que no tienen esa capacidad se acomoden. Es uno de los factores que te va a llevar a tener un valor que va a ser muy accesible. Porque te va a sobrar el lomo y no el corte popular.

-Martínez: El punto flojo de esa propuesta es que en las zonas con menos poder adquisitivo también demandan la mejor ternera, como cualquiera. Hoy esta demanda está en todas las zonas.

-Usellini: ¿Si se elimina el piso de faena podría bajar el precio?

-Torelli: Sí. Habría 12 ó 15% más al mercado. En el corto plazo, está claro.

-Pastore: Hoy hay mucha hacienda gorda para ir a faena si se pueden llevar a menos de 260 kilos.

-Usellini: Ahora si nosotros pedimos la derogación de la resolución, también sabemos que es una solución de corto plazo.

-Torelli: Pero si vos no resolvés esto en el corto plazo, y lográs que el gobierno se tranquilice, se va a morir la ganadería. Porque hay un desánimo terrible. Está claro que la solución de largo plazo es el plan ganadero. Tras salirnos del ABC, nosotros trabajamos en una propuesta para llevar al gobierno. Planteamos la derogación del límite de peso y liberar algo de las exportaciones. Lo que decimos es que del novillo pesado, el consumidor argentino probablemente se consuman los cortes delantero y trasero. Hay que tener en cuenta que el corte que más se consume en la Argentina es la milanesa. Pero hay cortes premium, que conforman el 8% en peso de la media res y que si se liberan para la exportación generan un crédito para todo el resto. El 8% en volumen es poco pero en valor es mucho.

-Usellini: Decís que este beneficio que tendría la industria al poder exportar, se trasladaría. Pero en todo este período la carne subió y la industria estaba exportando.

-Torelli: Subió el novillito porque le restamos las dos categorías inferiores y automáticamente el consumidor se fue a la categoría superior.

-Martínez: Se llegó a esto porque se exportaba el 100% de la media res.

-Usellini: Pero si compro un novillo, me permiten exportar una parte, me tomo ese beneficio y le voy a exigir al mercado que me pague todo lo que pueda. Esto cierra sólo si asegurás un precio máximo para algunos cortes.

-Bianchi: En el corto plazo, una alternativa puede ser la suspensión de la 645 y otra la transformación de la categoría vaca conserva a vaca consumo. Si tenemos en cuenta que hay en el país 20 millones de vacas, y se descarta el 30% por año. Que de ese 30%, tenemos un 15% que por cuestiones sanitarias y de edad no tienen respuesta, nos quedan 4 millones de vacas que podrían tener un proceso de transformación o engorde en vaca de buena manufactura o en vaca de consumo. En el término de seis meses, llegamos al 20% de lo que se lleva la exportación.

-Martínez: Pero primero hay que concientizar a la gente de que la vaca de feed lot o la vaca gorda es apta para el consumo. Nosotros hacemos consumo, y nuestra venta de vacas en la ciudad de Rosario debe ser 2% por año.

-Girardi: Hay que aprender de los vinos, que tienen botellas que se colocan en el exterior a precios altísimos, y también producen en cajita. Lo que pasa es que con la vaca también hay que hacer un sinceramiento porque todos los gobiernos nos usaron como subsidiarios de la dieta nacional. ¿Cuántos frigoríficos hay habilitados para faenar cerdos?.

-Torelli: Hay que arrancar con políticas de mediano y largo plazo de sustitución. Pero no es simple. Podés hacer una campaña diciendo que la carne de cerdo tiene las mismas características. Pero resulta que cuando vas a la carnicería no hay carne de cerdo.

-Pero se está hablando de sustituir la dieta y frenar el consumo de carne, cuando años atrás se creó un instituto mixto para promover las exportaciones y el mercado interno. ¿Qué pasa si en algún momento se complican las exportaciones y hay que pelear de nuevo el consumo local?

-Usellini: El instituto tendría que tener una estrategia flexible para aplicar sus fondos de acuerdo a las circunstancias. Cuando se cierren los mercados usaremos la plata para competir con el pollo y la carne. Ahora el objetivo es otro.

-Girardi: Como productor ganadero, estar hablando de sustituir lo nuestro no me parece feliz. Lo que tenemos que tratar es que la carne de vaca deje de ser el subsidio de la dieta nacional.

-Bianchi: La ganadería tiene un ciclo que demora 4 a 5 años, y a lo largo de todo este ciclo hay vaivenes que no solamente son imputables a las variaciones naturales del mercado sino a aquellos que tienen un fuerte componente climático. Desde que nació Aprocaboa la idea fue integrar a todos los eslabones pensando en el consumidor y conservando siempre un fuerte mercado interno, que fue el que mantuvo a la ganadería en los peores momentos de las crisis. A partir de allí pensamos en el crecimiento de la exportación, como política y no como excedente. Lo que no podemos controlar es la variable que se suma ahora, que son las políticas gubernamentales.

-Torelli: Nosotros pensamos en alguna política activa respecto de cómo aumentar la cantidad de vientres. Pasaría por una suerte de crédito impositivo a cinco años. Por cada vientre retenido te voy a dar un diferimiento de impuesto a cinco años. Que tampoco le cueste mucho al gobierno.

-Pastore: Con 35% del impuesto a las ganancias, si lo bajás al 25% o al 20%, ese 10% para reinvertir en vacas es mucho. Y además es de rápida respuesta. De la misma manera sería coherente decir que si vendés el novillo de 350 kilos en vez de 220 kilos, en vez de pagar 35%, pagás 25%. Vos, como ganadero, le tirás con los kilos.

-¿De qué forma estas medidas afectan particularmente a cada sector? ¿Pega a todos por igual? ¿Los consumeros se benefician?

-Martínez: Cuando el presidente habla de que la gente no consuma carne, perdemos todos. Puede ser que alguien se alegre, pero esta presión complica a todos.

-Girardi: Estas medidas son generadoras de desaliento. Esto es una cadena. La vaca era la locomotora y ahora la sacaron. El tren va a a pasar por otra parte.

-Pastore: El desánimo se está notando en las inversiones. El 90% de la hacienda está yendo a los feed lot. A los campos no va más. ¿Quién compra hacienda para llevarla a engordar el año que viene? Nadie.

-Usellini: La empresa agropecuaria es mayoritariamente familiar. Y para hacer ganadería generalmente le tenés que pedir parte de los beneficios a la familia. El problema es que el período ganadero excede los cuatro años de mandato de un presidente. La soja al año te da la cosecha. Además, el sector agropecuario es blanco fácil de cualquier crítica que entusiasme a los consumidores. Todo empieza con una frase: ¿Fulano tiene campo?, entonces está salvado. A partir de allí se construye una novela que distorsiona la realidad sobre lo que es un ganadero.

-Torelli: Para la industria exportadora el negocio ya empezó a ponerse duro cuando aumentaron las retenciones. Y la suspensión de exportaciones por 180 días es lo mismo que decir 360 o 500 años. Estamos muertos. Estuve recientemente en una feria en España, que encima es un mercado nuevo para la carne argentina, que se ha desarrollado mucho. Ahí hay muchos importadores argentinos, uruguayos y españoles que, por cercanía, han desarrollado pequeños negocios. Llevan un contenedor por mes, un contenedor entre dos. Y es la tercera opción dentro del mercado europeo. Cuando cerraron las exportaciones, los alemanes empezaron a buscar carne de Uruguay, de Namibia, de Australia. Pero los españoles dependen de los argentinos, porque quieren comer bife argentino.

-Girardi: Lo que pasa que también se sientan a discutir con el gobierno dirigentes del sector que no representan a nadie. Mucha gente que va a Buenos Aires nunca estuvo en contacto con un consignatario ni con un frigorífico. Muchas entidades le dijeron al productor que el que hacía vacas era un estúpido y que mejor era darle a la soja.
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Productores, industriales y consignatarios en la mesa redonda organizada por La Capital.

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