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 domingo, 02 de abril de 2006  
"Este será el homenaje que no tuvimos al volver"
Edgardo Esteban estará hoy en Rosario. Su historia fue contada en el cine

El 25 de abril de 1982, dos días antes que le dieran la baja en el servicio militar en la escuela de paracaidismo de Córdoba, Edgardo Esteban, de 18 años, viajaba a Malvinas como soldado. Hijo mayor de una madre viuda, comenzó allí a "vivir una guerra interior" que recién podría contar con todas sus letras al escribir el libro "Iluminados por el Fuego", en el que Tristán Bauer se basó para filmar la película que protagonizó Gastón Pauls (ver aparte). Hoy tiene 43 años, formó una familia y es periodista. En los últimos meses no dejó de viajar por el mundo acompañando el galardonado film. Y no dejó de contar su historia, "que en realidad es la historia de esa Malvina interior que tenemos todos los ex combatientes", le aclaró a La Capital. Hoy estará en Rosario recordando una vez más esa parte de su pasado y el de todos los argentinos. "Que este acto sea en el Monumento será vivir el homenaje que no tuvimos al regresar de la guerra", anticipó.

Esteban no quiso develar completamente lo que hoy podrá ver la gente en el Patio Cívico, pero adelantó: "Es una película que te deja pensando".

-¿Por qué hay que verla?

-Porque es bueno poder hablar a través del arte de temas que parecían tabú, Malvinas era uno, y Rosario es una ciudad abierta a la cultura, por eso estará bien si el Monumento se llena de gente. Está bueno discutir qué nos pasó como país, enfrentarse con el pasado desde la dignidad. Con este libro yo intenté y pude sacar una Malvina interior, la de los suicidios, la que nos dice que los ex combatientes fuimos escondidos, marginados. No hubo política de gobierno que nos ayudara con algo tan violento como fue la guerra. Tenía una madre que no sabía cómo contener a un hijo que vivía con semejante fantasma, todos vivimos con ese fantasma. Este acto es una segunda oportunidad.

El libro lo escribió junto a un amigo, Gustavo Romero Borri, en varias etapas. Pero Esteban reforzaría el texto tras regresar a Malvinas en el 99 a "reabrir heridas". No es difícil entender que esto le haya ocurrido en el lugar donde aún se pueden encontrar restos de trincheras, helicópteros, zapatillas Flecha, bolsas de dormir, borceguíes y cepillos de dientes. "Eso me impactó mucho. Allí donde fueron los campos de batalla aún hay 22 mil minas", aseguró el escritor.

Y tras remarcar que no guarda rencores ni odios, contó que en 50 días se bañó sólo dos veces y que padeció hasta 10 grados bajo cero dentro de los pozos de zorro (trincheras). "Estábamos llenos de barro, meados y cagados porque por el frío, ni bajarnos los pantalones podíamos. Comíamos una vez al día con pan duro mientras los oficiales nos decían que estábamos bárbaro, que los que la pasaban muy mal eran los ingleses. Los oficiales fueron muy injustos, muy crueles, nos hicieron mucho daño, como estaquear a alguien por robar un poco de comida. Siempre digo que lo que no les voy a perdonar a los militares fue haberme hecho conocer la muerte a los 18 años", recordó.
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