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 domingo, 26 de marzo de 2006  
Portugal: la region de los templarios

Portugal es un país signado por lo religioso. En la reconquista histórica, las huestes religiosas jugaron un papel importante, tanto que numerosos castillos y conventos son, aún hoy, muestra viviente de este pasado.

En la región de Alto Alentejo se pueden visitar pueblos de origen medieval y castillos templarios. El más llamativo es el castillo de Tomar. En él, mezclando lo mítico y lo humano, lo legendario y lo religioso, los caballeros de la Orden del Templo desenvainan la espada y nos hacen retroceder a épocas pretéritas. Visitándolo es posible imaginar los feroces combates en defensa del castillo ante los ataques de las huestes del emir de Marruecos.

"Da gloria, no para nosotros, Señor, no para nosotros, sino para tu nombre" era el lema guerrero de los Templarios. Al amparo de esta orden creció la ciudad de Tomar, hoy uno de los principales destinos turísticos. Lo primero que vemos al llegar es la capilla de San Lorenzo, construida extramuros en el siglo XVI. Al adentrarse en la ciudad, que baña el río Nabao, se descubre su traza medieval, con sus calles principales que confluyen en la plaza de la República y las torres de sus iglesias elevadas por encima de los tejados de las casas; tal es el caso del templo de Santa María do Olival, que fue panteón de los maestres templarios.

Algo que hace única a Tomar es el Convento de Cristo, declarado Patrimonio de la Humanidad. En el año 1160, Gualdim Pais, maestre provincial de la Orden de los Templarios, fundó el castillo de Tomar y empezó la construcción de la Charola, una iglesia-fortaleza de planta redonda con ocho columnas que, además, es la parte más antigua del convento.

Años después, dentro de las murallas del castillo, las obras continuaron durante 600 años. En el siglo XVIII lucía numerosos claustros y la Sala do Capítulo. Por el tipo de construcción algunos sostienen que en el lugar se ordenaban caballeros y otros que quizá allí se encuentre el Santo Grial que cuidaba la orden , aunque por supuesto sería mucho afirmarlo.

Han pasado las centurias, pero este lugar sigue estando envuelto por un aura mágica y mística, que tiene como protagonistas a los legendarios caballeros templarios.

Pero allí no termina la historia. La Vila de Rei es una pequeña población que está en el centro de Portugal. Está asentada sobre la margen izquierda del embalse de Castelo do Bode, uno de los más grandes del país. Aquí la naturaleza pide la palabra. Las lomas de la sierra de Melriça esculpen bellas imágenes al caer suavemente sobre las aguas embalsadas del río Zàzere.

Desde Vila de Rei se puede seguir hasta Abrantes, para llegar al mirador de Fragas do Rabadao, donde se accede a una vista inmejorable del embalse de Castelo do Bode.

Cerca está Ferreira, que además de ser uno de los mejores enclaves para acceder al pantano y practicar numerosos deportes náuticos, tiene también una bella iglesia "matriz", con un riquísimo interior lleno de tallas doradas, pinturas y esculturas del setecientos.

Cerca de ahí está Dornes, un pequeño pueblo que se levanta en el vértice, en el que las aguas del Zàzere comienzan a embalsarse y que muestra con orgullo su Torre Pentagonal, de clara influencia templaria. Esta región, localizada a escasos kilómetros de los principales centros urbanos, dispone de una acogedora red hotelera y de restauración, con una gastronomía regional que acopió los secretos del mar y los siglos.
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La ciudad de Tomar creció bajo la influencia de los Caballeros de la Orden del Templo.


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