Estados Unidos: aventura en la nieve

Ricardo Luque / La Capital

Para los lectores de Ski Magazine, la publicación especializada en deportes de invierno más prestigiosa de Estados Unidos, no hay dudas: las mejores pistas de ski de Norteamérica están en el estado de Utah. La encuesta realizada por la revista durante la última temporada reveló que fanáticos del esquí coinciden en que la región posee "la mejor nieve del mundo".

Ubicado en el corazón del medioeste norteamericano, Utah posee 14 complejos de esquí en los cordones montañosos que rodean a Salt Lake City, la capital del estado. La ciudad, fundada en 1847 por los pioneros que huían de la persecución religiosa, es la sede mundial de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días.

A menos de una hora de auto desde el aeropuerto de Salt Lake City se puede acceder a los centros turísticos ubicados en cercanías de las cordilleras Wasatch y Ulinta que, ubicadas al noroeste de la ciudad, poseen picos de hasta 4000 metros de altura. Sus lujosos resorts ofrecen todas las comodidades para la práctica del esquí.

El viaje desde la ciudad hasta Park City, un coqueto poblado enclavado en la base de las montañas, es un paseo excitante. Los paisajes, que combinan grandes formaciones rocosas y amplias extensiones de bosques con el fondo de cumbres nevadas, dibujan postales que invitan a detenerse a tomar fotografías o simplemente a contemplar su belleza.

La carretera, que serpentea entre pinos de copas verdes oscuras tiznadas de nieve blanca y altos peñascos, desemboca en la calle central del pueblo, donde se encuentra el restaurante Zoom, propiedad de Robert Redford. Desde los amplios ventanales de su salón principal, se pueden ver las montañas mientras se saborean alguna de las exquisiteces de su menú.

Park City es tan famosa por el Festival de Cine Independiente Sundance como por sus pistas de esquí que ofrecen facilidades para los aficionados de los deportes de invierno con distintos niveles de habilidad. En las laderas de sus montañas pueden divertirse tanto un profesional experimentado como un novato que por primera vez se calza las tablas de esquí.

Sus tres centros de esquí, The Cannyons, Deer Valley y Park City Mountain Resort, cuentan con escuelas de esquí con instructores que enseñan las destrezas básicas del deporte tanto a niños como a adultos. También poseen spas, piscinas climatizadas y jacuzzi, donde los esquiadores pueden relajarse después de una intensa jornada en la nieve.

Para disfrutar de las pistas de esquí no es necesario estar alojado en sus instalaciones. Basta con tomar alguno de los medios de elevación que llegan hasta las playas de estacionamiento emplazadas en el centro del pueblo, para alcanzar la altura deseada en alguna de las cumbres nevadas, y desde allí deslizarse ladera abajo sobre la tersa superficie nevada.

Aunque es su principal atractivo, el interés turístico de Park City no se reduce a las pistas de esquí. En la calle principal del pueblo se concentran un gran número de comercios, que ofrecen desde souvenirs hasta implementos de esquí, bares y restaurantes, que al caer la noche iluminan sus vidrieras y frentes con vistosas guirnaldas de colores.

Es a esa hora cuando los visitantes pueblan las calles y la ciudad cobra la agitación y el movimiento típico de una centro turístico. Pese a las estrictas normas para el consumo de alcohol que rigen en el estado, no hay problemas para tomar una cerveza artesanal en alguno de los bares de Main St. -su variedad es asombrosa- o comprar un buen vino en las licorerías autorizadas.

La vida cultural de la ciudad, que estalla cuando a mediados de enero la flor y nata de la escena "indie" llega para participar del festival Sundance, es intensa. Durante la temporada invernal se programan funciones de cine, obras de teatro y galas de música clásica. También se montan muestras de arte y, para los espíritus salvajes, se organizan shows de rock.

Para los turistas que prefieren pasar sus vacaciones en un ambiente menos agitado, a unos pocos kilómetros de Salt Lake City hacia el este se encuentran los centros de esquí de Soloitude y Snowbird, que con el lujo de los hoteles cinco estrellas brindan facilidades para practicar deportes de invierno sin otra complicación que salir a la puerta de la habitación.

Con una arquitectura que evoca las tradicionales casas alpinas, con paredes de ladrillos rojos y techos a dos aguas cubiertos de nieve, Solitude se destaca por la torre del reloj que se alza entre los bloques de sus edificios. También, porque sus pistas de esquí, que corren entre bosques de pinos, son ideales para los amantes de los deportes de alto riesgo.

Snowbird, el único resort que posee un cablecarril de alta velocidad para subir a la montaña, también ofrece un menú de atracciones para los visitantes que buscan emociones fuertes. Desde sus instalaciones se puede tomar un helicóptero que lleva a los esquiadores hasta las altas cumbres, desde donde se pueden deslizar por las nieves vírgenes.

El resort propone además un amplio programa de actividades para que las familias con niños puedan gozar a pleno de la nieve. A la escuela de montañismo y a la pista de patinaje sobre hielo suma también un parque de juegos infantiles donde la vedete es un tobogán alto y sinuoso por el que los más pequeños pueden dejarse caer sin peligro.

Pero la joya de Snowbird es su centro de relajación y ejercicios físicos The Cliff Spa, ubicado en el piso superior de su edificio principal. Sus tratamientos en base a hierbas, las clases de yoga y meditación y, sobre todo, la piscina climatizada al aire libre, con vista a las montañas, son ideales para reponer energías después de un día agitado en la montaña.

Por sus facilidades de acceso, infraestructura y bellezas naturales, los centros de esquí del estado de Utah conquistaron a los amantes de los deportes de invierno sin necesidad de apelar al marketing como hicieron otras regiones de Estados Unidos. Y no es extraño que haya sido así. Basta dejarse encandilar por sus nieves blancas e impalpables para saber entenderlo.

Utha posee los complejos de sky en las montañas que rodean Salt Lake City.