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 domingo, 26 de marzo de 2006  
Córdoba entró dormido y cayó con Sarmiento

Lucas Vitantonio / Ovación

Es un placer ver un partido en el que los dos equipos salen decididos a buscar el arco de enfrente. En tiempos de fútbol amarrete y con más luchadores que creativos, es saludable y reconfortante que ambos rivales tengan al triunfo entre ceja y ceja. Por ello ayer Central Córdoba y Sarmiento de Junín protagonizaron un encuentro vibrante, plagado de situaciones de gol y con final incierto. ¿Por qué perdió el charrúa? Simple y concreto. Cometió dos pecados capitales. Primero: entró dormido en defensa y a los 15 minutos ya estaba 0-2. Segundo: en el complemento dispuso de clarísimas chances para igualar y sólo Mauro Conocchiari fue preciso para doblegar al inmenso Rogrigo Burela, la figura de la cancha. Fue 2 a 1 para la visita, aunque el empate hubiera sido el resultado que mejor se ajustaba al desarrollo.

El partido comenzó a puro vértigo. A los 2' minutos Mauricio Ferradas le ganó la cuerda a Juan Pablo Rochi y tiró un centro preciso que Cristian Jeandet conectó a la red. Enseguida contestó Pablo Vázquez, quien metió un cabezazo a la salida de un córner que se estrelló en el travesaño. Y a los 16' Sarmiento clavó la segunda puñalada mediante un centro de Diego Gianmarchi que Ferradas facturó en soledad.

Córdoba no se apichonó y siguió con la vista al frente, pero sólo al frente, y Sarmiento cuando podía también generaba peligro. La diferencia en la etapa inicial radicó en que la visita fue un equipo compensado, que atacó con varios hombres pero supo achicar espacios a la hora de defender. En cambio el charrúa jugó mirando sólo el arco rival y se olvidó de cuidar el suyo. Y esta falencia a la hora de recuperar el balón tuvo un precio altísimo.

En el complemento Córdoba salió a quemar las naves y fue un poco más ordenado para controlar a los delanteros rivales. De arranque Ezequiel Petrovelli metió una bomba desde la izquierda y Conocchiari capturó el rebote de Burela para achicar la chapa. Era 2 a 1 y faltaba casi un tiempo.

Entonces la cancha fue un tobogán hacia el arco visitante. Emiliano Impallari lo perdió cara a cara con Burela y luego el arquero le atajó una chilena a Pablo Vázquez. La más clara estuvo en los pies de Marcos Del Bono, que encontró una bala perdida abajo del arco pero levantó el remate.

Córdoba fue como esos boxeadores de buena pegada, que tiran golpes y hacen tambalear al rival. Pero con la guardia demasiado baja, algo que deberá corregir para meterse en el reducido que otorga una plaza para la promoción al Nacional B.
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