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 domingo, 26 de marzo de 2006  
Las etapas de crecimiento en la industria

El crecimiento de la industria aceitera en la Argentina acompañó a la producción de oleaginosas, que entre 1980 y 2005 se multiplicó por seis (de 7 millones de toneladas en la campaña 1979/80 a 42,5 millones en 2004/05), siguiendo la tendencia mundial de aumento de demanda y consumo de aceites. La Argentina es el primer exportador mundial de aceite de soja y girasol.

En la campaña 2003/04, el 75% de la soja y el 95% del girasol producido en el país se destinaron a la molienda. El 93% de la producción de aceite de soja y el 77% de girasol se exportaron.

Un reciente informe de la Asociación Argentina de Consorcios de Experimentación Agrícola (Aacrea) sostiene que la clave del crecimiento industrial fue el aumento en la eficiencia. Pero este proceso demandó una gran transformación en el sector, con fuertes inversiones en infraestructura portuaria y en diversos puntos de la logística, e innovaciones en tecnología de crushing y refinación de aceites. Esta situación llevó a que disminuyera el número de fábricas y aumentara la capacidad de molienda diaria y la tecnología de procesamiento.

El sector cuenta con un dinamismo tal que a partir de 2006 la Argentina contaría con una capacidad total de procesamiento de 39 millones de toneladas por año, si se tienen en cuenta las plantas que actualmente se están montando, precisa el estudio.

La capacidad instalada de molienda para el 2004 en la Argentina fue de 108.508 toneladas por día y la molienda anual de 27,2 millones de toneladas, lo cual equivale a una utilización del 83,8%. Santa Fe presenta la mayor capacidad instalada de la Argentina (81.263 t/día) y el 74% de la capacidad de molienda total del país, lo cual la convierte en el polo más importante del mundo. Las 12 plantas cercanas a Rosario representan el 60% de la capacidad de molienda del total nacional.

Aunque los puertos argentinos cambiaron notablemente en los últimos años, los buques son mucho más grandes y las vías navegables no fueron adecuadas. Aacrea estima que en cinco años los puertos del río estarían superados en lo que respecta a su capacidad de utilización, mientras los de mar se encontrarían al límite. En la hidrovía, la principal limitante es la falta de calado navegable para los buques de mayor porte.

Los buques graneleros Panamax, que calan entre 40 y 42 pies, son los más usados en el mundo, aunque no pueden zarpar con carga completa desde los puertos de río arriba porque encuentran limitaciones en el calado a 32 pies o menos. En Necochea y Bahía Blanca no se presentan estos inconvenientes puesto que tienen profundidades superiores a los 40 pies.

Un buque del tipo Panamax tiene que salir de Rosario con un poco más de la mitad de su carga y debe completarla en los puertos del sur o en Brasil. Esto implica fuertes aumentos en los costos.

Por la hidrovía actualmente se transporta un total de 10,8 millones de toneladas por año (cereales y oleaginosas, sus derivados, minerales de hierro y manganeso, petróleo y aceros, entre otros) y se estima que existe un potencial de desarrollo de, al menos, tres veces dicho volumen.

Si bien Aacrea destaca que en los últimos años se realizaron importantes avances en la hidrovía Paraná-Paraguay, considera que todavía quedan grandes obras por delante.
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