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domingo,
06 de
noviembre de
2005 |
La cumbre. Por un lado quedaron el Nafta y Chile y por el otro el Mercosur más Venezuela
El documento final dividió a América en dos bloques
Los mandatarios trabajaron arduamente para saldar las diferencias a través de sendos comunicados sobre el Alca
Los jefes de Estado y representantes de los 34 países que participaron de la IV Cumbre de las Américas lograron ayer, a último momento, acordar una declaración final que contempla las dos posturas contrapuestas sobre la implementación de un área de libre comercio, como plantearon los países del Mercosur.
Tras horas de debate a nivel presidencial, la Declaración de Mar del Plata salió a la luz con la propuesta que elevó el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, en representación del Mercosur, y la postura expuesta por Panamá, que permitió revertir la perspectiva de dejar sin pronunciamiento a la cumbre.
Si bien las diferencias de fondo no pudieron ser superadas, la búsqueda de consenso y la fórmula de integrar las dos posiciones encontradas en un mismo documento permitió dar por cerrada con relativo éxito la IV Cumbre de las Américas y transferir el debate a una instancia posterior a la Ronda de Doha en Hong Kong, por parte de la Organización Mundial de Comercio.
De esta manera, el punto decimonoveno de la declaración incorporó un primer párrafo en el que se entiende que "están dadas las condiciones para llevar adelante la misión negociadora para instrumentar el Alca", la que recibió durante la dura negociación el apoyo de Estados Unidos, Canadá y México.
El segundo párrafo en cuestión presenta la postura que entiende que "no están dadas las condiciones en el hemisferio para un acuerdo de libre comercio con efectivo acceso a los mercados, libres de subsidios y sin prácticas distorsivas", tal como fundamentaron en distintos momentos del debate los presidentes del bloque Mercosur.
A esta divergencia se sumó un tercer párrafo que da lugar a la oferta de la delegación de Colombia para convocar, en fecha no determinada pero posterior a Doha, a una reunión de oficiales senior -por debajo del rango de ministros- para evaluar la situación general del Alca, sacar conclusiones y hacer recomendaciones a los mandatarios.
Tras conocerse el acuerdo, el canciller Rafael Bielsa ofreció una conferencia de prensa en la que aseveró que a la luz de los contenidos aprobados "esta cumbre ha sido un éxito" (ver página 4).
Las negociaciones comenzaron ayer a las 9.30 con la presencia de 32 presidentes, pero se alargaron mucho más allá de lo previsto cuando, con el transcurrir de las horas, los mandatarios no encontraron un punto de acuerdo, a pesar de haber prorrogado el debate en dos nuevas sesiones de trabajo.
Las partidas de vuelos programados provocaron que varios jefes de Estado se retiraran antes de la redacción final, como fueron los casos de Luiz Inacio Lula Da Silva (Brasil) y George W. Bush (Estados Unidos), quien debía partir a Brasilia y dejó en representación al secretario adjunto para Asuntos Hemisféricos, Tom Shannon.
También se retiraron del Hotel Hermitage, con la declaración aún sin acordar, los mandatarios de El Salvador, Elías Saca; de México, Vicente Fox; de Chile, Ricardo Lagos; de Perú, Alejandro Toledo; de Colombia, Alvaro Uribe, y de Paraguay, Nicanor Duarte Frutos.
En uno de los momentos de mayor tensión y cuando el desacuerdo parecía irreversible, el propio presidente Kirchner como encargado de coordinar el debate, señaló: "Hago un llamado a todos los presidentes para que el documento refleje las dos posturas. No somos fundamentalistas, en este encuentro tenemos que dar una señal al mundo".
Equilibrista
Conciliador, el presidente expresó en el plenario que "la uniformidad no es buena, la flexibilidad debe ser la norma. Hay que dejar de teorizar por imposición porque esto se trata de conducción estratégica y no una salida coyuntural", luego de la participación del premier de Canadá, Paul Martin, en la que se manifestó la pretensión de una "única posición".
En las largas horas de debate, Estados Unidos ejerció fuerte presión para imponer una declaración sin consenso, que reflejara la posición mayoritaria de aquellos países a favor de impulsar el Alca, acompañados por Canadá, México y Chile y secundados por otros países que ya cuentan con convenios de libre comercios o de preferencia como el Cafta, que nuclea a los pequeños estados de América Central.
A pesar de que las deliberaciones se centraron en torno al Alca, dejando en un segundo plano el eje central de la generación de empleo, el gobierno argentino evaluó con "profunda satisfacción la declaración de la IV Cumbre de las Américas" para la creación de trabajo para disminuir la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática porque "se logró cambiar el paradigma del debate".
Una altísima fuente del gobierno resaltó el contenido de la propuesta del Mercosur que planteaba la incorporación de las dos propuestas contrapuestas en torno a la implementación del Alca, y entendió que "a partir de ahora el debate con relación a la integración de los países ha encontrado un nuevo paradigma".
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Chávez y Kirchner se mantuvieron firmes contra el Alca.
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