A los tiros frente al Hospital del Centenario

Ladrón baleado al forcejear con un custodio en medio de un robo

Dos hampones, uno vestido de policía, asaltaron a un recaudador de tarjetas magnéticas. Se llevaron $6 mil

Leo Graciarena / La Capital

Era un golpe estudiado, pero les salió mal. Frente al Hospital Centenario, dos delincuentes trataron de robar la recaudación a un empleado encargado de retirar el dinero de la venta de tarjetas de colectivo en distintos lugares de la ciudad. Mientras el joven buscaba el dinero en la garita que está en el ingreso del centro asistencial, los ladrones -uno de ellos vestido con uniforme de subcomisario- trataron de reducir al custodio que lo aguardaba en un auto donde estaba la plata. Entonces se generó un tiroteo que terminó con uno de los asaltantes herido de bala y su cómplice huyendo con dos sacas y unos 6 mil pesos.

Fue como una escena de una película policial, pero en el cruce de Francia y Urquiza. Pasadas las 17.30, una camioneta Ford Ranger con la leyenda "Seguridad" se estacionó sobre la avenida, de frente al hospital. En su interior había dos hombres, uno de ellos vestido con charreteras y gorra de subcomisario. Unos 45 minutos después, como es habitual, llegó el joven recaudador acompañado de un custodio. La cabina del Centenario era la última parada de su recorrido. Estacionó su Renault 9 detrás de la chata de "Seguridad" y el empleado bajó a buscar la plata mientras el guardia quedó sobre el vehículo.

El joven caminó 50 metros y llegó a la cabina, justo al lado del cajero automático que hay en el lugar. Cuando ya tenía en sus manos la saca con el dinero recaudado en el lugar, escuchó un disparo y vio el desbande generalizado de peatones. Miró hacia el auto en el que había llegado y vio a su custodio bajarse a duras penas. ¿Qué pasó? Sólo tuvo que ajustar la mirada. Un "policía" estaba herido con un disparo en el cuello y orificio de salida en la nuca.

El paso de las horas permitió descubrir que el "policía" no era tal sino un ladrón disfrazado. Los dichos de los testigos y la versión policial coinciden en qué cuando el recaudador bajó del Renault, de la camioneta de "Seguridad" bajaron los ladrones uniformados. Uno llevaba una revista doblada en la mano. Mientras el subcomisario trucho hablaba al custodio, su cómplice lo tomó del cuello por atrás. Hubo un forcejeo y uno de los ladrones gatilló su 9 milímetros, pero la bala no salió y además se le desprendió el cargador. Y ese error le costó caro.

En la lucha, el custodio sacó su arma reglamentaria en el cuello del subcomisario trucho y disparó. El ladrón cayó fulminado por el disparo y su compinche aprovechó la cobertura que le brindó un colectivo de la línea 113 que paró en la esquina y corrió hacia el norte llevándose dos bolsas con dinero. Algunos vecinos dicen que lo vieron huir en un auto que lo esperaba. "Estos tipos no estilan laburar con auto de apoyo", comentó un pesquisa.

En tanto, el asaltante herido fue ingresado al Centenario en grave estado. La bala le había destrozado la segunda vértebra, según contaron los pesquisas. "Si se salva, le va a costar correr", ironizó un policía. Es un hombre de entre 45 y 50 años, sin tatuajes, lentes y bigote que hasta anoche no había sido identificado. El hampón tenía doble ropa, es decir dos camisas y dos pantalones, "para agilizar la huída cambiándose".

Mientras el custodio, un suboficial de la Patrulla Urbana, era conducido con un fuerte golpe en su ojo izquierdo al Centro de Emergencia y Trauma Rosario (CER) las pericias dejaban al descubierto la camioneta de los ladrones. Las chapas que decían "Seguridad" sobre la patente eran sostenidas con clips y las inscripciones de las puertas eran placas imanadas. El verdadero dominio de la Ranger era CYE472 y los pesquisas trabajaban para conocer si era robada.

El Renault 9 del recaudador.