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 domingo, 28 de agosto de 2005  
[Nota de tapa] - Las claves de Mariano
Grondona sin maquillaje
artín Sivak es el autor de "El Doctor", biografía no autorizada del conductor de "Hora Clave que aparecerá en septiembre. Allí rastrea sus inicios políticos, prueba su colaboración en la última dictadura y cuenta cómo el rating lo absorbió

Lisy Smiles / La Capital

Entre el 74 y el 75, Mariano Grondona apoyó a Héctor Cámpora, Juan Domingo Perón, José López Rega y recomendó que las Fuerzas Armadas irrumpieran en la escena política argentina. En 1975 nació el periodista Martín Sivak, quien durante el último año y medio dedicó horas y horas a investigar y escribir "El Doctor" una biografía de Grondona. Pero con una salvedad, es "no autorizada" porque el célebre periodista no aceptó que Sivak lo entrevistara, a pesar de haber preparado 204 preguntas para que el doctor pudiera explayarse sobre su época de comando antiperonista cuando militaba en la Facultad de Derecho, su desempeño como funcionario de Onganía y también su desilusión al respecto, su colaboración como asesor de la Fuerza Aérea durante la última dictadura, su posterior mea culpa, su supuesta oposición a Menem y acercamiento a Chacho Alvarez, su etapa de adorador del rating y su retiro. Sí, su retiro: "Le preguntaría cuándo es el final para él, cuándo se termina".

"El Doctor", editado por Aguilar y sobre el cual Señales publica un adelanto (ver aparte), detalla la vida pública de Mariano Grondona y también la privada. Es que según describe Sivak, salvo en su fervorosa época antiperonista, donde Onganía apareció como su prohombre, Grondona luego abandonó su exposición política desde el punto de vista clásico y se dedicó a ser una especie de intelectual en las sombras hasta que se animó al escenario televisivo con "Hora Clave", su programa.

-¿Por qué una biografía sobre Grondona?

-Siempre tuve mucha curiosidad por Grondona, por el programa. De hecho como cuento en el libro tenía 9 años cuando lo vi por primera vez. Con el tiempo, me pareció interesante porque a partir de Grondona se pueden contar muchísimas cosas de los últimos 50 años de la historia argentina. El antiperonismo de la Facultad de Derecho, que a mí me interesaba mucho, también la carrera política de un columnista, cómo era eso, y me interesaba muchísimo por supuesto el lugar de Grondona en relación a las Fuerzas Armadas, la Iglesia y cómo consiguió a partir del 89 esa figura de un muy respetado profesor de la TV. Aunque parezca gris, aburrido, me parece que es un señor que vivió muchísimas cosas.

-Tantos años tras Grondona, casi un fan...

-Un fan, no. A mí me interesa mucho la política y por un programa como "Hora Clave" pasó gran parte de los sucesos de estos últimos años, y también pasaron muchas otras cosas: mostró a un juez federal en un prostíbulo, le pagó a un jugador de Boca con aires acondicionado para ser entrevistado en el programa. Mezcló mucho, creo que terminó absorbido por la cultura del espectáculo, el rating y todo eso.

-¿Todo eso ocurrió por Grondona o a pesar de él?

-Creo que fue un poco de las dos cosas. Hay algo muy marcado en Grondona que es no ser un jubilado, no retirarse. Entonces él hizo todo lo que entendió que tenía que hacer para mantener la audiencia, y audiencia es igual a dinero.

-De todas formas Grondona no sería el jubilado que mostró en el 91 en "Hora Clave" que estaba dispuesto a suicidarse por no poder subsistir y que le dio mucho rating y abrió su supuesto distanciamiento con Menem y coqueteo con figuras de la Alianza.

-Tal cual. Sería otro jubilado. Ese fue otro golpe de Grondona: pararse como opositor a Menem cuando en realidad estaba totalmente de acuerdo con las reformas de fondo. Pero fue lo suficientemente inteligente para aparecer dentro de este grupo de periodistas impugnadores de la corrupción.

-Al recorrer el libro, usted lo muestra muy esforzado por acercarse al político elegido por él o por su clase, pero después cuando el personaje llega al poder no lo tiene muy en cuenta, es más, algunos lo terminan detestando.

-Creo que hay un primer Grondona que es el militante (antiperonista) en la facultad (de Derecho) que después es político y se convierte de alguna manera en una persona que está buscando un referente político a quien orientar y encuentra a Onganía. De hecho la mejor apuesta de su vida fue con Onganía: no sólo fue embajador de la Revolución Argentina, rol que en el libro se cuenta con detalle, sino que durante muchísimos años creyó que lo mejor para el país era un gobierno como con Onganía. Después, Onganía no lo trata bien y lo termina echando del gobierno; Grondona tiene ahí una gran desilusión y me parece que a partir de ese momento empieza a cambiar. Influye políticamente, fue asesor de la Fuerza Aérea durante la última dictadura, fue contact man de Martínez de Hoz; él sigue ligado pero en otro sentido, mucho menos comprometido, mucho más atento a ganar dinero, a los buenos negocios, es como que acompaña al régimen.

-Pero él dice que no estuvo con los militares de los 70.

-Eso es muy curioso. El siempre dijo en las entrevistas que sí estuvo con los militares de los 60 pero no con los del 70. Pero en el libro aclaro que sí estuvo y mucho, y de todas las maneras posibles.

-¿Grondona es periodista, operador de negocios o una mezcla de las dos cosas?

-Creo que lo que muestro en el libro son las máscaras de Grondona, creo que es muchísimas cosas, todos los subtítulos que hay en el libro son cada una de las máscaras (ejemplo: el todo-terreno, el aviador, el chimentable, el comando, el subsecretario, el escriba, el tano, el candidato, el golpista, entre otros). Un personaje que él supo jugar o que él supo ser, depende del momento.

-¿El derivó y deriva negocios a su hijo (Marianín, apodo familiar) a través de su influencia como columnista y dueño de "Hora Clave"?

-Yo no sé si deriva. En el libro se describen los negocios del hijo. Por ejemplo, Grondona y Neustadt a partir del 85 y 86 intentaron, y creo que lo consiguieron, instalar la idea de que las empresas estatales debían ser privatizadas. La primera y la más importante privatización fue la de Entel y Marianín fue uno de los asesores de la privatización. ¿Quién fue a festejar a "Hora Clave" cuando Menem firmó el decreto? Marianín, María Julia y Ricardo Zinn. No lo veo en el sentido más sucio, tipo: "Digo esto para que surja este negocio", pero sí como se ve en ese caso o con los Rodríguez Saá o con otras privatizadas hay una relación. Pero insisto, no es que se pasan negocios sino que tiene que ver con la posición de ambos en el mundo de la política y los negocios de la Argentina.

-Sería algo así como que Marianín construyó desde su padre.

-Si, porque Marianín en el primer estudio jurídico estaba con amigos íntimos de su padre, con el hijo de José Martínez de Hoz, o sea forma parte de un mismo circuito. Es toda una dinámica de relación, donde empiezan a aparecer negocios y que no necesariamente implica que se sientan en una mesa y se dicen "¿qué negocios podemos hacer?", sino que forma parte del mismo circuito de gente. No es casualidad que en el primer estudio estuvieran el hijo de Martínez de Hoz y el hijo de Walter Klein (ex funcionario de la dictadura a cargo de la Secretaría de Programación Económica). Ahora forma parte del cuarto estudio más importante del país que se ha diversificado y se asoció con Lan Chile por Lan Argentina, y también litiga en el Ciadi (tribunal internacional). En este último caso Marianín defiende empresas extranjeras que hacen juicio contra el Estado argentino.

-Es como que en ese mundo donde se mueven padre e hijo habría como algo circular.

-Sí, tal cual. Yo no pude acreditar un manejo directo entre la tarea periodística del padre y los negocios del hijo, pero sí es como usted dice, hay algo circular.

-¿Qué representa Grondona?

-Creo que representa muchísimas cosas. Representa un modelo de un intelectual que en el caso de Argentina ha estado ligado a las tradiciones más autoritarias, reaccionarias y antipopulares. Eso está muy claro cuando se cuenta cuál fue su rol durante la dictadura militar.

-¿Cree que sus mea culpa son auténticos, o tienen que ver con la conveniencia de acomodarse a un momento dado?

-Sería una combinación de ambas cosas. Supongo que él se debe haber sentido mal porque es imposible no sentirse mal a la luz de su actuación. También le sumaría cierta astucia para haberse arrepentido en el momento justo para después seguir. Y si uno ve los últimos dos años de Grondona, parece que no se arrepintió tanto. Yo cito un programa cuando se reencontró con Neustadt en el 2004 y en un punto dijo sentir nostalgia de la tranquilidad de los años de la dictadura cuando no había delincuencia organizada. Evidentemente el Mariano progresista de los 90 ya pasó, y eso también forma parte de cambios permanentes de él. Estuvo a favor de Cámpora, después de Perón, de López Rega y después terminó con los militares. Si hizo eso en el 74 no debería llamarnos la atención los zigzags más recientes.

-¿Por qué su ambición de poder?

-Yo creo que si vos estás 15 años en un programa de TV muy visto empiezan a pesar otras cosas ligadas a la vanidad, a la frivolidad. Me parece que ya no quiere poder para ejercerlo. Hay algo que tanto a él como a su esposa les encanta que es llevar invitados a su casa, recibir a los dueños de la Argentina. En ese sentido me parece que pasa ahora su relación con el poder. Y en cuanto a la coyuntura, él muy astutamente se paró en frente de Kirchner y me parece que eso tiene que ver un poco con la decadencia, como reclamando "yo soy el más opositor". Y si bien en el gobierno consideran a Grondona como un opositor no fue el opositor al que atacaron más en público como a José Claudio Escribano o a La Nación o la revista Noticias. Es como que ya no le sale tan bien, me parece que eso habla de fin de época.

-¿Para usted cuál es el atractivo para que Héctor Timerman, Fernando Carnota, Gerardo Rozín, Raúl Kollman o Luis Novaresio acepten ser parte del staff de "Hora Clave"?

-El periodismo progresista en general ha sido sobrevaluado en los últimos quince años. De todos modos cada caso es particular. Hay algo así como un todo vale que entonces envuelve a un periodista como Kollman que militó en el Movimiento al Socialismo (MAS) y que a mí me llama la atención, porque no es cualquier cosa sentarse al lado de Grondona. Para decirlo en términos rosarinos pocos estuvieron en Ñuls y Central. Pero bueno, me parece que durante muchos años se le reclamó demasiado a este tipo de periodistas, cuando en realidad entran a pesar cuestiones como quién paga más, quién me da más pantalla. Pero bueno, esto es una opinión personal, yo no soy un fiscal de periodistas.

-¿Usted se sentaría en la mesa con Grondona?

-No, jamás integraría el equipo de Grondona. Además hay que hacer esta salvedad: coequiper de Grondona en el canal de Hadad y Moneta.

-Si Grondona se arrepintiera y aceptara la entrevista que en reiteradas oportunidades le pidió, ¿cuál de las 204 preguntas que tiene preparadas le haría?

-La pregunta, si sólo pudiera hacerle una, sería la del retiro. Le preguntaría cuándo es el final para él, cuándo se termina, porque evidentemente él hace muchísimo esfuerzo para que no se termine.
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Incógnita. "Cuándo es el final para él", advirtió Sivak sobre cuál sería la pregunta que le haría a Grodnona, quien no aceptó ser entrevistado.

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