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domingo,
28 de
agosto de
2005 |
La ofensiva videopolítica de Kirchner
El presidente puso al servicio de su esposa un fenomenal aparato de marketing que combina discurso e imagen
Walter Palena / La Capital
Frente a los ojos indiferentes de una platea cada vez más desideologizada, el marketing político se convirtió desde hace tiempo en el único instrumento que trata, con resultados variados, de ligar a la política con la sociedad. La imagen prima sobre el discurso; más, la sucesión de imágenes como una "película" desvanece y esconde los paradigmas conceptuales del poder para transformarlo en un sentimentalismo visual perfectamente cuidado por los profesionales que arman y desarman candidatos.
Lo ocurrido el miércoles en Rosario, en el lanzamiento de la campaña nacional del Frente para la Victoria, es la más pura demostración de cómo un espacio medianamente masivo se convierte en un gigantesco estudio de televisión a merced de quien va a usufructuar, desde un primer plano, ese set minuciosamente programado.
"Un acto está cargado siempre de un fuerte simbolismo, que debe traducirse para que se pueda comprender el mensaje que se transmite. Y este ha sido un acto muy cuidado, sobre todo porque se construye con la intención clara de trascender al público presente", sostiene a La Capital la politóloga rosarina María de los Angeles Yannuzi, tomando como primera referencia el mitin kirchnerista en el microestadio de Newell's.
Su colega porteño Carlos Fara, también consultado por este diario, aporta un dato que trasciende la mera imagen del acto y lo instala en el plano gráfico del día siguiente: "Hasta la foto que salió en la página 3 del diario más leído del país estaba milimetrada: no era una foto de un reportero gráfico del medio, sino de la propia Presidencia de la Nación, mostrando a una Cristina solemne, cantando el Himno con la mano derecha sobre su corazón (gesto típico en otras latitudes) mientras los demás dirigentes levantaban sus dedos en V".
Esta desperonización que le imprime el matrimonio Kirchner a la campaña resulta patente; luego las cámaras hacen el resto. Nada de mostrar militantes exaltados ni dirigentes que ayer estuvieron con "lo viejo" y hoy representan "lo nuevo". Cuando se descorrió el telón, los candidatos del Frente para la Victoria estaban cuidadosamente formados, como esas fotos que suele sacar una revista con los personajes del año. Los focos de la televisión hacían un paneo muy ligero, pero sí se detenía cuando la primera dama sostenía un discurso dialéctico, casi coloquial, con su marido, instalado en el palco preferencial.
"Estos primeros planos y acercamientos que permiten que el espectador común, más distante, pueda ver lo que nunca podría en un acto tradicional, produce una sensación de acercamiento y proximidad que lo puede hacer sentir partícipe de un escenario en el cual no está físicamente", amplía Yannuzi, y subraya: "Por eso se descartó con toda intención la simbología tradicional peronista. Los símbolos visibles (bandera argentina, Himno Nacional) no hablaban de un acto partidario".
"Siempre -agrega Yannuzi- se dice que una imagen es más elocuente que una palabra. Y esto se puede ver claramente aquí. Las imágenes mostraron sin lugar a duda alguna cuál es la preferencia política de Kirchner (por el hecho de estar presente). Las palabras de los oradores insinuaron el adversario, dejando a la figura de Kirchner libre si el plebiscito no le llega a ser favorable en Rosario".
Para Fara, sin embargo, la imagen no determina todo lo que se quiere comunicar: "El simple cuidado estético de los actos no define por sí solo el mensaje de una campaña. Por supuesto: si quiero transmitir que no pertenezco a la política tradicional, es lógico que trate de armar eventos sin los vicios de las estructuras corrompidas".
"Pero cuando se está en el gobierno las cosas son un poco diferentes, porque lo que habla todo el tiempo y con más potencia es la gestión, no los actos de campaña. Como diría el colega Carlos Germano: el mejor marketing es una buena gestión. Las acciones más minuciosamente planificadas se destiñen frente a la primera polémica por un problema en la tarea gubernamental", dice Fara, quien sostiene, no obstante, que la necesidad de Kirchner de focalizar enemigos "está saturando" a la sociedad.
En el marketing o la videopolítica, los estrategas de Kirchner también llevan la delantera, imponiendo no sólo la agenda discursiva sino las formas televisadas de comunicar. Salvo la izquierda candorosa con su iconografía estereotipada, ya nadie utiliza la calle o los espacios para masificar sus propuestas. Tampoco la oposición (Carrió, López Murphy o el duhaldismo) innova en este sentido, sino que corre detrás de lo que el señor K y su equipo pretenden instalar. Lo del miércoles en Newell's fue otra demostración de poder.
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