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domingo,
28 de
agosto de
2005 |
Ya se suicidaron 351 veteranos, más de la mitad de los soldados caídos en Malvinas
"Lo único que se hizo con los
ex combatientes fue medicarlos"
Lo dijo el psicólogo Alberto Dupén, especialista en tratar el estrés postraumático
Diego Veiga / La Capital
El hombre, corpulento y enfundado en una campera azul, se funde en un emotivo abrazo con el psicólogo que llegó desde Buenos Aires. "Gracias doctor, gracias por escucharnos", le dice mientras le da palmadas en la espalda y se le quiebra la voz. Como muchos de sus compañeros, junto a quienes peleó en Malvinas hace 23 años, hoy tiene problemas para dormir, le salen eccemas en las manos y la piel, y experimenta momentos de angustia. Es más, en el Centro de ex Combatientes de Rosario admiten que no son pocos los veteranos de esta región que "tienen problemas de alcoholismo y están desocupados". Muchos sufren "estrés postraumático", un trastorno psicológico que los lleva "a revivir situaciones por las que pasaron en la guerra".
Sus derivaciones ya provocaron el suicidio de 351 ex combatientes desde que terminó el conflicto; es decir, más de la mitad de los hombres que cayeron en Malvinas. Los datos fueron corroborados por el psicólogo Alberto Dupén, especialista en el tratamiento de estrés postraumático, y por otro estudio del Centro de ex Combatientes de Rosario citado por su presidente, Rubén Rada.
Ante esta realidad, Dupén es determinante: "Lamentablemente, desde que terminó la guerra lo único que se hizo con los ex combatientes fue medicarlos".
El profesional estuvo en Rosario el martes pasado para participar de las Jornadas de Apoyo Psicológico a Veteranos de Malvinas, un encuentro que además de acercarse a los ex combatientes tuvo por objetivo interesar a psicólogos y psiquiatras en el tratamiento del "estrés postraumático" que sufre la mayoría de los que pelearon en Malvinas.
La idea es formar "una red de contención" que evite que los veteranos de guerra se suiciden, una drástica determinación que viene experimentando un franco crecimiento.
"En el último mes tuve que tratar cuatro casos de intentos de suicidios", admite Dupén, al tiempo que recuerda que a uno de esos ex combatientes "le sacaron la soga del cuello" y lo llevaron a su consultorio.
Desde que terminó la guerra el 14 de junio de 1982 hasta estos días, 351 ex combatientes se suicidaron. La cifra es más de la mitad de la cantidad de muertos que se produjo en Malvinas, donde cayeron 649 soldados.
En el Gran Rosario, en tanto, donde viven 236 veteranos de guerra, sólo se registró un suicidio, la del cabo artillero Eduardo Paz, quien decidió terminar con su vida arrojándose desde el Monumento a la Bandera hace unos cinco años.
"Era un muchacho callado, ese día vino al Centro de ex Combatientes, tomó unos mates y se fue. A las pocas horas había limado los barrotes del Monumento y se había tirado", recuerda Rubén Rada, el presidente del centro.
Rada también hace un bosquejo de la realidad de los veteranos de guerra del Gran Rosario. "La mitad está desocupada y el resto trabaja en la administración pública o tiene algún pequeño negocio", dice al tiempo que repasa las afecciones que más los tienen a maltraer: "Parkinson y diabetes nerviosa, psoriasis y eccemas en torso y manos".
Además, y de acuerdo a los datos que el gobierno nacional obtuvo en el censo de veteranos de guerra, los ex combatientes del Gran Rosario presentan un "alto porcentaje de casos de alcoholismo".
Dormir poco y estar alertas
Según explica Dupén, "la problemática general que presentan los veteranos de Malvinas es dormir poco (cuatro o cinco horas por día), y vivir permanentemente en estado de alerta".
De acuerdo a lo que pudo establecer el especialista, los hogares de los ex combatientes son "muy proclives" a experimentar casos de violencia familiar, alcoholismo, tabaquismo y drogadicción. "Vivieron un pasado angustiante y negativo, están en un presente en el que siguen experimentando lo mismo y sienten que no pueden plasmar un proyecto a futuro. Todo esto los angustia mucho y si no lo hablan de inmediato, puede desembocar en el suicidio", remarca el profesional.
Así, admite que "lamentablemente lo único que se hizo con ellos fue medicarlos. En lugar de trabajar el trauma, lo taparon con droga", dice.
El psicólogo remarca que para tratar el estrés postraumático "el profesional que lo va a analizar debe tener una concientización de lo que fue la guerra. Acá no sirve una sola escuela de psicología, hay que adaptarse a las circunstancias que se presentan en cada ex combatiente", asegura.
En tal sentido, señala que "es muy importante la terapia de grupo" porque "revive el espíritu de cuerpo y da identidad y pertenencia".
Dupén individualiza tres tipos de situaciones a los que estuvieron expuestos los ex combatientes y relaciona cada una de ellas con la probabilidad de sufrir estrés postraumático. Así, "los que estuvieron cara a cara con el enemigo presentan por lo general poco grado de reexperimentación; los que fueron a la línea media de combate tienen más probabilidades porque se encontraban expuestos a situaciones de tensas esperas que incrementaban la angustia; y los que estuvieron en la última línea, es decir, en Puerto Argentino, son los más vulnerables. Vivieron con miedo constante. Se la pasaron viendo cadáveres que regresaban del frente de batalla y esperando por alguna potencial situación de guerra", explica.
Así, la idea es formar ahora un equipo de profesionales que aborde estos problemas, traumas que llevan al aislamiento, la depresión y el suicidio, la más drástica de las determinaciones que ya acabó con la vida de más de la mitad de los argentinos caídos en Malvinas.
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Dupén afirma que existe un alto grado de alcoholismo entre los ex soldados.
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