Especialistas rosarinos apoyan la fecundación en parejas de lesbianas

La falta de un marco legal deja en libertad a los médicos. Se requiere un consentimiento expresado por escrito

"Cada persona debe hacer lo que sienta como necesidad y hay que darle su oportunidad", dijo ayer a La Capital el médico Julio Colabianchi, sobre el caso de la pareja de lesbianas que tendrá un bebé concebido por fecundación asistida. "No tengo requerimientos para realizar esas prácticas, pero si me llegaran no las discriminaría y, con un consentimiento informado por escrito por la persona interesada, las efectuaría", aseguró.

Por su parte, desde el Programa de Asistencia Reproductiva (Proar), el obstetra Gustavo Botti dijo que en su equipo "se trabaja con parejas infértiles, pero no con mujeres solteras, más allá de que no nos interesa su inclinación sexual". Afirmó que esa es una política que se ha tomado "con libertad y sin discriminación. Hay muchas controversias sobre el tema y es importante saber si se hace un bien al niño por nacer".

Según Colabianchi, especialista del Centro para la Fertilidad de la Pareja (Cefep), los casos como el de la pareja de cordobesas no se difunden, "pero pueden existir. La homosexualidad es una condición sexual igual a la otra, y hay deseos semejantes".

"Por el momento, no hay legislación sobre el tema y creo que la ciencia debe estar a favor de los deseos de la persona", señaló el especialista en fecundación. También agregó que cuando los centros de reproducción humana tienen demandas de personas para ser inseminadas, tanto por parte de parejas heterosexuales como de homosexuales, "las mismas deben ser asistidas desde la ciencia y lo humano".

Sobre las funciones maternales y paternales en las parejas lesbianas, aseguró que "desde hace mucho tiempo hay trabajos de grupos escandinavos que hablan de la implicancia psicológica en las criaturas nacidas en esas familias", indicando que no se hallan resultados negativos en la crianza de esos niños. También consideró que la sociedad europea y estadounidense aceptan tales casos y los documentan en estudios serios y responsables. Por ello, Colabianchi se extraña que "ahora, por una pareja que aplicó esa técnica, salimos a criticar y condicionar ese deseo". Resaltó que "un homosexual no es un enfermo, es una persona con una elección sexual distinta".

Sobre los costos de los tratamientos de fecundación, apuntó que "son bajos cuando no hay problemas de esterilidad. La inseminación de semen de un banco puede salir entre 700 y 900 pesos". Además, sostuvo que la orientación sexual de quienes optan por la práctica no debe ser tomada en cuenta a la hora de establecer precios.


La libertad del médico
Para Gustavo Botti, la posibilidad de asistir a parejas homosexuales "no es contemplada hoy por el grupo de Proar. Llegan demandas para consultas, pero el hecho de trabajar sólo con parejas con problemas de fertilidad es una política del equipo".

Admitió no saber si se han realizado prácticas de este tipo a parejas lésbicas o gays en Rosario, pero puntualizó que "cada médico tiene su libertad" de concretarlas. También señaló que desde el punto de vista profesional "no hay impedimentos, porque una mujer sana puede optar por genes de bancos".

Botti dijo que la demanda de fecundaciones asistidas no han aumentado en los últimos tiempos. Sin embargo, precisó que el 15 por ciento de las parejas tienen problemas para concebir naturalmente. "Ahora hay mayor información y tecnología para esas prácticas, hace 20 años, cuando no podían concebir un hijo, no tenían opciones".

Julio Colabianchi afirmó que la ciencia debe responder a los deseos de las personas.