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 domingo, 03 de julio de 2005  
Sociedad: ritos y creencias

El surgimiento de las ciencias sociales a principios del siglo XX permitió establecer diferencias no sólo entre las ciencias, sino delimitar el campo entre la filosofía y la religión. Los conocimientos científicos, universales, demostrables por uno u otro método, se diferencian de los filosóficos que bosquejan nuevos planteamientos de los temas que preocuparon al hombre, desde los comienzos de la humanidad, y de conocimientos religiosos en que se basan ya sea la Biblia o el Corán, e instaura dogmas o verdades de fe.

Establecer las diferencias entre estos tres campos es indispensable para poder comprender cómo el hombre, en los umbrales del siglo XXI, sigue profesando ciertas creencias o practicando algunos rituales. "No existen pueblos, por primitivos que sean, que carezcan de religión", expresa Malinowski en su libro "Magia, ciencia y religión", siendo la muerte el tema que reviste mayor importancia. La amenaza del final, la entrada al otro mundo o la mismísima finitud ponen de manifiesto miedos ancestrales que se reflejan en los ritos que las diferentes sociedades sostienen. Según el diccionario de la lengua española, se entiende por rito al conjunto de celebraciones o costumbres establecidas para el culto y las ceremonias religiosas.

En los pueblos primitivos descriptos por Malinowski, los indígenas de Mailu cuando acontece la muerte, el cuerpo del difunto se lava, se unge y adorna, se taponan las aperturas corporales y se atan los pies.

Luego se lo expone para que todos lo vean y comienza lo más importante del duelo, el llanto frente al cadáver. En ocasiones es acariciado o abrazado para luego inhumarlo en una tumba hecha en cuevas o árboles.


Búsqueda de respuestas
Con la muerte de Juan Pablo II, el pasado 2 de abril, sería interesante cuestionarse, acerca de los rituales que se realizaron en esos días. Los preparativos de tantas horas que demandó el cuerpo, las jornadas que fue expuesto para que los fieles caminen a su alrededor o las monjas polacas besándolo en la mejilla hacen necesario repensar la muerte, pero no desde la religión, que durante siglos mantuvo sus creencias, sino desde la ciencia y la filosofía.

Sería interesante preguntarse por qué recientemente al máximo exponente de la fe católica, se le intentó detener los procesos naturales de descomposición del cuerpo por medios artificiales para un ritual. ¿Será que el hombre posmoderno niega la muerte como los hombres primitivos?

El planteo, lejos de ser religioso o científico, es filosófico. No es casual que los procedimientos mortuorios tengan gran similitud a lo largo y ancho del planeta. La muerte, ese acontecimiento universal e irrecusable con que se enfrenta el hombre, es concreta y real, e incluso, demasiado fácil de comprender. Los ritos, las fantasías, las creencias de ayer y de hoy sólo sirven para convertirla en menos lúgubre o trágica, y analizarlos permitirá comprender la complejidad de los elementos simbólicos de cada cultura.

El mundo occidental caracterizado por los avances científicos y tecnológicos y, fundamentalmente, por las explicaciones racionales a los hechos que ocurren a diario, no ha podido aún dar respuestas a esos temas que no le competen sólo a la ciencia, sino que abarcan a la filosofía y a la religión. La criogenia, la eutanasia, el transplante de órganos, la incineración, entre otros, son cuestiones que demandan un debate de toda la sociedad, más allá de los credos.

Carina Cabo de Donnet

Profesora de educación y filosofía

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