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 domingo, 03 de julio de 2005  
Norma Aleandro habla de "La señorita de "Tacna" que llega al Astengo
"Con los años esta obra se transformó en un clásico sudamericano"
La actriz asegura que la pieza, que interpreta desde 1981, "tiene la carnadura de los buenos relatos"

Fernando Toloza / Escenario

Norma Aleandro encabeza el elenco de "La señorita de Tacna", la obra de Mario Vargas Llosa que se presentará con cuatro funciones en Rosario el viernes, sábado y domingo próximos en el teatro Auditorio Fundación Astengo. La actriz, una de las mayores intérpretes de la Argentina, fue la que estrenó la pieza el 26 de mayo de 1981 en Buenos Aires y ahora vuelve en una nueva temporada con la creación que, a pesar de su extraordinaria trayectoria, es la que la ha fijado en el sentimiento del público, así como en el cine le sucedió con "La historia oficial", el filme de Luis Puenzo que ganó al Oscar a mejor película en lengua no inglesa. Con una actividad incesante, que incluye también la dirección y la escritura literaria, Aleandro además podrá se ver vista en breve en Rosario en el filme "Cama adentro", de Jorge Gaggero.

-¿Qué visión tenía de "La señorita de Tacna" cuando la estrenó en 1981 y qué visión tiene en esta nueva temporada?

-En su momento me pareció tan buena obra como ahora. Lo que he ido comprobando con los años es que es una obra que se ha transformado en un clásico. Es un clásico sudamericano y de la lengua castellana porque creo que no hay tantas obras de esta profundidad, de este talento. De la dramaturgia de lengua castellana no han salido muchas piezas que representen nuestra forma de vida en Latinoamérica.

-Vargas Llosa decía que con el tiempo se dio cuenta de que "La señorita de Tacna" era, finalmente, una reflexión sobre cómo nacen las historias, la ficción...

-Eso en cuanto a él como escritor, porque evidentemente tuvo que hallar su propia forma de contar. En cuanto al público y los actores, eso no es así. Esta obra no es algo didáctico, tiene la carnadura de los buenos relatos.

-La obra leída tiene momentos muy dramáticos por todo lo que guarda, esconde y sufre la Mamaé, ¿el público recibe esa carga dramática?

-No, el público se ríe mucho, por suerte, porque la obra tiene cosas de humor. Leída, la obra es otra cosa: en la literatura dramática una cosa es la letra y otra cosa es cuando empieza a surgir en el escenario, es otra obra, en el sentido de que uno toma lo que la partitura promete y donde tanto el director como los actores tienen su vuelo propio. Los rasgos de humor de "La señorita de Tacna" están destacados en esta puesta, porque la Mamaé es un personaje con humor, a pesar de contar algunas historias que son trágicas para su vida. Otros personajes viven las cosas humorísticamente, y el escritor Belisario también tiene mucho humor. Es una comedia con momentos dramáticos.

-En la actualidad da la impresión de que no ha hecho mucho teatro de autores argentinos.

-¡Sí que he hecho! Vengo desde los 13 años haciendo teatro argentino (risas), desde lo más clásico, como pueden ser los Discépolo... he hecho de todo.

-Pero en los últimos tiempos parece más dedicada a otras obras, como "El juego del bebé" o "Mi querido mentiroso"...

-No es que me "he dedicado", yo hago las obras que me parecen buenas. No hago obras argentinas que no me parecen buenas o no me van a mí, porque no estoy en edad o son para hombres. Hay más obras para hombres que para mujeres. Siempre busco una buena obra, porque yo no busco nacionalismo en el teatro. El teatro no es un buen lugar para hacer nacionalismo.

-¿Por dónde le parece que circula hoy la novedad en el teatro?

-Al teatro no lo puedo ver de la misma forma en que lo ven las personas que escriben sobre teatro, y arman eso de los circuitos. Para mí es bueno o mal teatro, sin que importe dónde se haga. A veces lo que se arma como un circuito, en función de la prensa, no tiene nada que ver, sino que lo que vale es la posibilidad de quien lo hace: da igual que la obra se haga en un teatro con todos los adelantos técnico o en el living de una casa.

-La pregunta apuntaba más a las tendencias...

-En el teatro ha pasado de todo; las tendencias son muchas y yo leo más de lo que veo, y las tendencias se repiten cíclicamente. Ahora veo cosas que se parecen mucho a los años sesenta, como hacer participar al público, a veces a la fuerza, o lo que se está haciendo colgándose por los aires. No veo nada nuevo ni excepcional, aunque esas mismas cosas bien hechas pueden tener sentido. Pero hacer trabajar al público de actor, que fue algo muy de los sesenta, se desechó porque se agota en sí mismo; el público, en realidad, va a ver.
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La actriz dijo que la puesta acentúa el humor sugerido en el libro de Vargas Llosa.

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