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miércoles,
29 de
junio de
2005 |
Los juegos seguros aburren y enseñan poco
La obsesión por la inseguridad y el temor a enfrentar conflictos legales por rupturas o fallas ejerció una influencia notable sobre los diseñadores y fabricantes de juegos infantiles al punto de hacer juegos tan seguros que pierden su verdadero sentido . Los especialistas que disertaron en Buenos Aires sostuvieron que preocuparse es apropiado, pero "hasta cierto punto" porque se corre el peligro de que los espacios públicos para jugar terminen siendo tan seguros que "los chicos se aburran, aprendan poco y no desarrollen la capacidad de prevención de riesgo".
Lo peor, según manifestó Jhon Richer, es que los chicos se vuelven descuidados al confiar en que todos los posibles peligros fueron eliminados. "El adulto debe marcar los peligros (no juegues con esto, no comas tal cosa, no te metas eso en la boca), pero no obsesionarse con que el niño permanezca limpio", enfatiza Richer.
"Es necesario encontrar el equilibrio entre la correcta prevención contra los efectos nocivos de la suciedad y la enfermedad y la obsesión por la limpieza a tal punto de impedir el desarrollo saludable de la actividad creativa y adaptativa del hombre", recomendó finalmente el experto.
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