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 domingo, 29 de mayo de 2005  
Con sabor a poco
Ñuls no le pudo ganar a San Lorenzo en El Coloso

Luis Castro / Ovación

Parece que para Newell's ganar es una quimera. Tuvo todas las oportunidades para lograrlo y las desechó por carencia en la definición. Nunca en el torneo había generado tantas situaciones de gol como ayer, pero en el toque final nadie se hizo cargo de sentenciar a San Lorenzo. Un equipo que vino al Parque a proponer el juego que más le gusta a los de Ribeca. El del golpe por golpe.

Todas las voces leprosas fueron coincidentes: Newell's no sumó un punto, perdió dos. Porque propuso, se expuso y estuvo cerca de volver a cantar victoria. También, claro está, pudo quedarse sin nada y cortar esa racha de 16 partidos sin perder en casa. En la última jugada, cuando el partido agonizaba, apareció Villar para quedarse con el penal de García y salvar a su equipo de una caída segura (luego Zabaleta le cometió uno a Penta, pero el juez no lo cobró).

Antes hubo de todo. La Lepra salió decidido a bombardear el arco de Orión. Y el primer ataque lo inició Belluschi con una cesión perfecta para Zapata, disfrazado de carrilero por izquierda, que perdió el mano a mano con el arquero.

Todo era emoción. Y se acrecentaba con cada avance leproso y las respuestas de la visita. Borghello no pudo con Orión y Belluschi menos. El gol estaba al caer. Y cayó. Pero no el que esperaban los rojinegros. En la primera respuesta el azulgrana metió un golpe terrible cuando Barrientos se le anticipó a Lucero y tocó al gol.

¿Injusto? Puede ser. Pero se sabe que en el fútbol no se puede hablar de justicia, porque es tan lenta como en la vida cotidiana y no siempre elabora resoluciones justas. Las explicaciones había que buscarlas en la enorme falta de definición y, también, en la seguridad de Orión. A esto hay que sumarle las dudas del fondo, que no podían con los embates de Lavezzi, Herrera y compañía. El descontrol defensivo preocupaba igual que la falta de puntería de los delanteros.

El ingreso de Manso por un inexpresivo Borghello le cambió en parte la cara al equipo del silencioso Pomelo. Puso la pausa y manejó la pelota que antes pasaba siempre por Zapata, que está para otra cosa. Porque Ortega estaba movedizo, pero no podía con sus marcadores.

Los nervios iban en aumento y Newell's insistía. Cereseto no pudo de taco y la pelota paseó por todo el arco. En esa misma acción, Vella la recibió por derecha y ensayó un remate más por compromiso que por convicción. Pero las seguras manos de Orión dejaron de serlo y la bocha siguió su destino de red. El último campeón fue por más. San Lorenzo no se achicaba y contestaba. Lo tuvo Ortega, pero también Herrera. Spolli hizo la gran Maidana y estuvo cerca de ser el héroe. Orión se encargó de que eso no sucediera. Lavezzi quiso su gol, pero el Tano cerró con lo justo.

Palo a palo. Intenso y vibrante. Así fue el duelo de leprosos y azulgranas. Y como si hiciera falta más emoción, Pompei pitó penal de Aguirre a Lavezzi. Pero Villar se disfrazó de héroe para convertirse en salvador.

Newell's sumó el octavo empate. Sigue aferrado y clasificado hasta ahora a la Sudamericana. Pero no puede desperdiciar más puntos. Porque puede dejar de coparse.
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Ortega sufre la marca de Paredes y Bottinelli.

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