Las ingenierías, en el centro de la vida universitaria

La UTN se enfrenta a una nueva etapa

La Tecnológica nació en 1948 como Universidad Obrera. Fue en respuesta al modelo de país industrial de aquellos años

Matías Loja

Nacida al amparo de un modelo de país de desarrollo autónomo, la Universidad Tecnológica Nacional se enfrenta por estos días al desafío planteado en relación a la demanda creciente de profesionales capacitados en determinadas áreas vinculadas a la producción, a fin de revertir el feroz proceso de desindustrialización instalado en Argentina desde mediados de los '70, y que tuvo su punto más alto en la década pasada, donde en función de adoptar un esquema económico basado en la especulación financiera, el endeudamiento externo y la oferta esencialmente de bienes y servicios, se privó al país de un crecimiento que derramara sus frutos en el conjunto de la sociedad.

"En ese contexto ocurrió que empezamos a mirar hacia adentro. Es decir, al tener un medio en donde no podíamos contener a todos nuestros egresados, no podíamos cumplir con el rol que la sociedad nos había encomendado. Entonces empezamos a hacernos un replanteo interno", comenta al respecto el decano de la Facultad Regional Rosario de la UTN, Rubén Ciccarelli.

Es que si hubo una disciplina que sufrió un cimbronazo en esa época fue sin duda la que engloba a las denominadas "ciencias duras". Revés que se evidenció fuertemente en la faz presupuestaria, en donde, merced a las constantes subejecuciones de las partidas destinadas a la universidad, "la Tecnológica salió a trabajar al medio. Con sus egresados y con sus alumnos salió a vender servicios. Esa fue una de las formas con la que pudimos enmascarar el problema. Con ese producido propio nosotros hemos comprado computadoras y equipamientos para los distintos laboratorios. Y eso ha hecho que el rol de la Tecnológica cambie", expresa el decano Ciccarelli, aunque destaca que la obtención de recursos mediante el propio producido se debió hacer "con el cuidado de no competir con nuestros graduados. Esa también es nuestra preocupación, porque es una línea muy delgada".


Otras épocas
La UTN tiene su origen en el año 1948, cuando mediante la ley 13.299 se crea la Universidad Obrera Nacional (UON), con el objetivo de dar respuesta al modelo industrial instalado entonces en el país, lo cual se tradujo a su vez en la posibilidad cierta de un ascenso social del obrero de fábrica, principal destinatario de la nueva institución.

"En ese tiempo trabajábamos todos los alumnos. Y justamente eso me facilitaba mucho la comprensión de las asignaturas técnicas", señala el ingeniero Roberto Caputti, uno de los primeros egresados de la UTN de Rosario. "Todos, en la juventud, habíamos sido obreros o técnicos, y después entramos a la universidad", explica Caputti, ejemplificando la fuerte raíz obrera de la facultad.

Pero ya hacia 1959, la UON es reestructurada y se transforma en la actual Universidad Tecnológica Nacional (UTN), presente en todo el país mediante sus 29 sedes regionales, de las cuales egresaron el 52 % de los ingenieros del país.

Si bien a lo largo de los años, el perfil de la universidad ha ido cambiando y reconfigurándose, para el decano Rubén Ciccarelli aún queda "el espíritu de la Universidad Obrera", evidenciado entre otras cosas, en los horarios de cursado de las materias. "Nuestra tarea diaria está organizada como para que el alumno pueda trabajar", dice el decano. En este sentido, 4 de las 5 carreras de grado que se dictan el la UTN son con cursada eminentemente nocturna.

"En general hay muchos estudiantes que trabajan o que son de familias de trabajadores. En las ingenierías tradicionales (mecánica, eléctrica, civil y química) existe la necesidad de que funcionen de noche para posibilitar el trabajo de los estudiantes", manifiesta el secretario de Asuntos Estudiantiles Alejandro Belinsky.


Nuevos rumbos
Pero tanto desde el Ministerio de Educación de la Nación, como desde las propias empresas, se advierte desde hace algunos años la falta de ingenieros para afrontar las demandas del mercado laboral, lo cual se transforma en cierta medida en un cuello de botella del desarrollo que se pretende dar en el país.

Esta situación tuvo su correlato en la modificación matrícula de primer año de la facultad. Con un total de 4.500 alumnos, y un ingreso anual de 1.200 estudiantes, la UTN ha visto modificar sensiblemente la cantidad y tipo de ingeniería escogida por los nuevos inscriptos. Así, según el decano, se ha incrementado notoriamente la matrícula en las carreras tradicionales, que ahora concentran en conjunto al 50 % del estudiantado, revirtiendo la tendencia de los •90, cuando ingeniería en sistemas llegó a aglutinar casi al 70%. "Como en los •60 fue la química, en la década pasada la ingeniería en sistemas tuvo su época de oro", afirma Belinsky.

Pero los nuevos aires que soplan para las ingenierías, que motivó el lanzamiento por parte de la Secretaría de Políticas Universitarias del Programa de Mejoramiento de las Ingenierías (Promei), además de replantear acerca de los beneficiarios del crecimiento, puesto que, a la par de atender la demanda del mercado empresario la universidad pública tiene el desafío indelegable de pensar un modelo autónomo de desarrollo productivo, también la fuga de cerebros de profesionales en ciencias duras que azotó durante años al país constituye una preocupación para la UTN.

"Ese fue un problema que hemos estado viviendo, y ahora parecería que está cambiando esa tendencia", sostiene Ciccarelli, y puntualiza que el cambio se da "porque observamos con mucho agrado el interés de las industrias, que se acercan a la universidad y nos plantean sus necesidades. Y en función de eso nosotros retomamos ese rol social y lo vamos adecuando a las necesidades del momento".