Las autoridades admiten que las postergaciones son una situación "histórica"

La Escuela de Enfermería, en terapia intensiva

Los cielos rasos de las aulas se caen y hay humedad. Los baños acumulan tierra de años y no tienen agua

Eugenia Langone / La Capital

Aunque el número de ingresantes aumenta, la Escuela de Enfermería de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) no deja de sufrir postergaciones respecto de otras carreras de la Facultad de Ciencias Médicas. Esa es la denuncia que plantearon ayer los alumnos en una clase pública que se realizó sobre el mediodía en la puerta del edificio de Santa Fe al 3100, y La Capital lo comprobó en una recorrida a través de las aulas asignadas. Allí no sólo hay pintura descascarada, humedad y basura, sino también cielos rasos que se caen y baños sin agua. Las autoridades de la escuela tampoco desconocen la situación y la propia directora, Teresa Micozzi, admitió que "esto es histórico".

La Escuela de Enfermería es parte de la Facultad de Ciencias Médicas, pero no cuenta con un espacio propio. Desde su creación, en 1949, ha pasado por diferentes sectores de la facultad sin poder establecerse en ninguno. "Desde ese momento estamos peleando por un espacio propio", dijeron las autoridades.


Falta lugar
Ahora tienen cinco aulas asignadas, tres de ellas en el sector donde años atrás funcionaba el comedor de residentes en el área del Hospital Centenario. Las otras dos tienen entrada por Suipacha.

"No sólo nos falta lugar porque somos más de 1.500 alumnos, sino que además las condiciones en las que damos clases son vergonzosas", se quejó ayer Diego Acosta, un estudiante del establecimiento.

Ya subiendo al sector donde se encuentran los salones, se ven paredes con pintura descascaradas y humedad. Pero a la entrada de las aulas la situación empeora: hay cielos rasos caídos y un baño que ayer estaba clausurado pero que hasta hace pocos días funcionaba no sin dificultad.

"Ahora, como nos empezamos a quejar, cerraron el baño, esa fue la solución que encontraron. Pero es un asco, y además, ahora para ir al baño tenemos que caminar como dos cuadras hasta otro sector", protestó Sabrina Chavero, asesora de la Escuela de Enfermería en el Centro de Estudiantes de la facultad.

Es que realmente los baños son un capítulo aparte. No sólo no hay agua, sino que además las telas de araña y la tierra se vienen acumulando desde hace años. En algunos cubículos, los inodoros se rompieron y nunca fueron repuestos.

"Por favor, no convierta esta aula en un basural". La leyenda escrita con tiza en la pared de uno de los salones parece ser una advertencia con asidero porque la falta de limpieza se nota a simple vista.


Otros privilegiados
"Acá el problema es que la escuela tampoco tiene personal no docente, entonces nadie limpia", explicó Alejandra Pérez, consejera estudiantil. Pero además, la "postergación" a la que hacen referencia los estudiantes los enfrenta siempre "a los privilegios que tienen los alumnos de Medicina. Si ellos necesitan las aulas, nosotros nos quedamos sin clases -continuó la consejera-. Además, a Medicina le construyeron unos boxes nuevos que hasta tienen calefacción, cuando nosotros ni siquiera tenemos espacio y a veces damos clases 140 chicos en una misma aula".

Las autoridades de la escuela no desconocen la situación. Y más aún, aseguran que "es una pelea histórica" que Enfermería viene dando desde que se fundó.

"Es cierto que hay una distribución que siempre favorece a los estudiantes de Medicina y por eso hace años que venimos peleando por un espacio propio", indicó la directora de la carrera.

Ahora las expectativas de las autoridades están puestas en la construcción de un edificio propio. El proyecto ya fue elaborado, pero aún falta encontrar quien lo financie. "En Rectorado ahora están evaluando si se puede lograr que se otorgue el dinero a través del Ministerio de Educación de la Nación", señaló Micozzi.

La directora hizo hincapié en la necesidad de un espacio propio y esto se hace evidente al recordar que sólo en el último año la cantidad de ingresantes a la escuela aumentó un 27 por ciento.

Nadie se ocupa de la limpieza de los sanitarios.