Agroquímicos. Los ambientalistas luchan por limitar su aplicación y piden mayor participación del Estado

Vecinos autoconvocados estudian el efecto de plaguicidas en los pueblos

Avalados por una fundación cordobesa tratan de establecer cómo los agroquímicos deterioran la salud

Luis Emilio Blanco / La Capital

Las Petacas.- Un grupo de vecinos autoconvocados de esta localidad está realizando un estudio sobre la totalidad de la población, de alrededor de 800 personas, para determinar el impacto que produce la utilización de plaguicidas sobre los habitantes de poblaciones rurales. La inquietud surgió a raíz de la detección de numerosos casos de enfermedades graves que podrían relacionarse con la exposición a los químicos utilizados en explotaciones agropecuarias.

Los vecinos manifestaron que en el tema "hay ausencia total del Estado" y una profunda falta de conciencia de los ciudadanos y de quienes utilizan estos elementos para diversas utilidades. En ese sentido señalaron que en los últimos años fueron muchos los factores que llevaron a un mayor contacto con los plaguicidas y en la mayoría de los casos se desconoce el riesgo al cual se está expuesto.

En su cruzada, los autoconvocados están respaldados y guiados por la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam), entidad presidida por el biólogo Raúl Montenegro, quien se desempeña como profesor titular de la cátedra de biología evolutiva de la Universidad Nacional de Córdoba y fue distinguido con el premio Nóbel Alternativo 2004 por su diversidad de trabajos en defensa del medio ambiente.

Los vecinos de Las Petacas y la Funam trabajan actualmente en un estudio epidemiológico de morbimortalidad y la confección de encuestas para determinar la cantidad de personas enfermas y las causas de dichas afecciones, para posteriormente diagramar un programa de acción que comprende campañas de concientización, requerimientos de mayores controles de parte del Estado y ajustes en la legislación vigente en el orden nacional, provincial y comunal, entre otras medidas.

Asimismo, fueron convocados a participar de un plenario para volcar los resultados de los trabajos en la ciudad de Córdoba y posteriormente realizarán una conferencia de prensa en Las Petacas para informar a los vecinos, autoridades e interesados de pueblos vecinos que padecen la misma problemática.

Los petaquenses explicaron a La Capital que la falta de conocimiento sobre los efectos nocivos de la aplicación de agroquímicos, llevó a que en las poblaciones rurales que dependen de las actividades agropecuarias se adopten conductas irresponsables que comprometen seriamente la integridad de la población. Como ejemplo citaron casos de almacenamiento, transporte de plaguicidas y fumigación en el área urbana, circulación con vehículos aplicadores -llamados mosquitos-, sobrevuelo de aviones fumigadores sobre zonas pobladas, aplicación de químicos sin respetar los límites establecidos y el descarte de envases desoyendo las sugerencias para evitar la contaminación ambiental.

"Hay un lugar donde lavan los mosquitos a veinte metros del pozo donde la mayoría de la gente extrae agua potable", dijeron indignados los vecinos autoconvocados y aseguraron que en los últimos años se produjo un fenómeno de "galponización" del área urbana. "Los colonos construyeron grandes galpones en el pueblo para guardar las máquinas y herramientas cerca de sus domicilios y evitar los robos rurales, pero además acopian semillas fumigadas y agroquímicos en grandes cantidades. Esto sumado al tránsito permanente de sustancias nocivas, hace que el aire por momentos se torne prácticamente irrespirable. Creemos que esa es la causa de la gran cantidad de casos de enfermos de cáncer y otras enfermedades".


Carta a la comuna
Los vecinos enviaron una carta al presidente comunal, Miguel Angel Batisteli, exigiéndole que haga cumplir la ordenanza de manejo de agroquímicos y que "ante el riesgo de enfermedad y muerte de los habitantes impida la aplicación de plaguicidas tipo A, B, C y D dentro de los 500 metros del área urbana, prohíba la circulación de equipos de fumigación terrestres dentro del pueblo y disponga que todo depósito de plaguicida debe ubicarse fuera de los límites de la localidad. También le exigieron la realización de un relevamiento sobre morbimortalidad y de análisis biológicos cuyos resultados sean públicos".

"La mayoría de los productores sostienen que los plaguicidas no hacen nada -indicaron los vecinos- y a las autoridades les resulta muy difícil regular una actividad económica tan floreciente como el cultivo de soja. También está el problema que el que toma conciencia de la gravedad del asunto no quiere dar la cara".

Si bien aún no culminaron el trabajo, en los casos relevados hasta el momento detectaron un 85 por ciento de afectados por alergias y gran cantidad de gente que falleció por distintos tipos de cáncer.

La exposición es muy peligrosa para la población.