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 sábado, 18 de septiembre de 2004

El peligro de las explosiones

Cuando en un silo aparecen partículas en suspensión puede producirse una explosión ante la menor presencia de un elemento caliente o chispas, provenientes de motores eléctricos o rodamientos, por ejemplo. Si bien el polvo tiende a sedimentarse no deja de ser peligroso, debido a que fácilmente se pone en movimiento. Una vez iniciada una explosión, ésta provoca otras hasta transformarse en una reacción en cadena, como ha sucedido en reiteradas ocasiones en grandes almacenamientos. Las explosiones pueden producirse de dos maneras: en forma de una deflagración o de una detonación. Esta diferencia está en función de la velocidad con que la combustión se desarrolla. Para que se produzca una explosión del polvo son necesarios tres factores: el tamaño y concentración de las partículas, el oxígeno del aire para la combustión y un punto ígneo o fuente calórica. De la interacción de estos tres factores surge una explosión inicial que provoca un incendio pequeño o explosión, que hace que el polvo de la instalación sea arrojado al aire, se mezcle con el aire y se desarrolle una nueva explosión (explosión secundaria), que a su vez provoca nuevas ondas expansivas que vuelven a remover polvo de otras áreas, para provocar nuevas explosiones (explosión terciaria) y así sucesivamente dando origen a una reacción en cadena. Hay que tener en cuenta que estos accidentes ocurren en cualquier parte del proceso de molienda, secado, transporte o almacenamiento.

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