Un docente que acompañó la historia

"Empecé a trabajar cuando apenas se crearon y para mi fue una aventura porque no sólo era una modalidad nueva sino que empezaba mis primeras armas en la docencia", se presenta Nora Martorana, profesora de psicología y filosofía en la Eempa Nº 1237, que funciona en la escuela Alem.

"Si bien he tenido experiencias esporádicas en otros niveles, lo particular de esta modalidad es la relación alumno-profesor, hay una mayor cercanía, se construye una relación más afectiva", asegura.

Martorana recuerda que al principio de la creación de la modalidad, eran contratados en marzo hasta el final de año y cada ciclo terminaba con la incertidumbre de que no volviera a empezar el próximo. Pero asegura, la matrícula fue creciendo año tras año por lo cual la demanda se impuso a los deseos de las autoridades. También explica que por mucho tiempo al no haber políticas claras con respecto a la modalidad, le dio más libertad para la creación de las currículas y las planificaciones.

Entre sus recuerdos acerca de las vivencias que transcurrieron en sus 30 años de docente en Eempas, hay muchas satisfacciones y señaló, por ejemplo, el hecho de que los alumnos que han seguido estudiando en terciarios o en la universidad. Pero también recuerda lo que fue dictar clases en la época de la dictadura."Teníamos auditores que se presentaban en clase para ver que temas dábamos, además de tener alumnos truchos que era gente de la policía. Los temas de los parciales venían en sobre cerrados desde Santa Fe y se abrían en los exámenes. Fue una época nefasta", rememora.

Nora explica que la problemática de las Eempa no escapa a las generales de la educación aunque en lo particular de esta modalidad considera que en la actualidad el que ingresa a este tipo de instituciones lo hace para conseguir un trabajo o mejorar el que tiene y después se encuentran con otras cosas y algunos siguen estudiando.