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 miércoles, 15 de septiembre de 2004

Salvaron del remate la casa de una familia humilde

Delcia Karamoschón / La Capital

Roldán. — Amalia, una portera jubilada de 63 años, nunca imaginó que podía perder su casa por ayudar a su hijo para que pusiera un pequeño taller de herrería. Pero mayor sorpresa recibió ayer cuando pudo salvar su hogar gracias a unos cien vecinos que con su presencia lograron que su hermano pudiera comprar la propiedad.

De a poco fue llegando gente a las puertas del juzgado. El remate por quiebra de la vivienda de Pellegrini 772, pleno corazón de la ciudad estaba anunciado para las 10. Algunos que pasaron por el lugar, se acercaron para saber qué sucedía y sin dudarlo se quedaron “sumando voluntades”.

Amalia de Gallucci vive desde siempre en esa casa, ahora con tres de sus cuatro hijos: Juan José de 33 años, María Claudia de 32 y Fernando de 28. Juan José trabaja temporalmente construyendo piletas de natación y piezas de herrería y su hermana limpia casas. El otro ingreso es la jubilación de portera de la mamá. Los vecinos sabían que si perdían el techo, los recursos familiares no alcanzarían para alquilar.

El domingo, una vecina se enteró del remate y comenzó a hablar a la gente de la cuadra, amigos y luego alertó a otras personas entre ellas el intendente y concejales. El acuerdo fue estar presentes frente al juzgado a la hora de la subasta y buscar una alternativa para recuperar la vivienda.

No faltaron caras extrañas, y algunas no tanto, que se presentaron con la sospechosa intención de aprovechar la oportunidad. Es que si bien la vivienda no está en buenas condiciones edilicias, el terreno en pleno centro de la ciudad tentó a algunos inversionistas. Pero la presencia de los vecinos y numerosos empleados municipales abortó la idea de arriesgar ofertas.

La familia llegó a tal situación por deudas contraídas en entidades crediticias. En el momento de decretarse la quiebra —abril de 1999— era de 28 mil pesos. “No recuerdo cuánto pedimos prestado para que mi hijo Juan José pudiera abrir la herrería”, confesó Amalia, sólo atinó a decir que para pagar ese crédito debieron pedir otro y luego otro más, “pero no fue suficiente para cancelar la deuda”.

La base del remate estaba fijada en poco más de 6.700 pesos y la última era de 1.354 pesos. Los vecinos esperaron pacientes que se llegara a esa cifra, luego hubo una puja entre la mujer que convocó la pueblada y el concejal Ricardo Martín, quien ofreció 1.600 pesos. Fue Hipólito, el hermano de Amalia, quien ofertó 1.650 pesos, cerrando de esta manera la subasta.

Aplausos, algunos sollozos y caras contentas inundaron el lugar poco antes de que la gente se fuera alejando lentamente del remate. La impulsora de la convocatoria, Lidia de Pool, no se cansaba de repetir que en el lugar estaban los que realmente quisieron ayudar a la familia y confesó que “hay que prepararse con tiempo para esto porque te puede salir mal”.

Destacó que los interesados en quedarse con la casa al ver tanta gente, no ofertaron: “Ratas siempre hay, pero los locales tenían esas intenciones, se quedaron como amigos y los de afuera se tuvieron que ir”.

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