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 miércoles, 15 de septiembre de 2004

Un hábil estafador que sale en los diarios pero no queda preso
Timó en $ 15 mil al comprador de un auto. Pero Abel Montes tiene más historia

En la calle o en los diarios, el nombre de Abel Montes aparece ligado a casos de estafa. Tiene 37 años, parece manejar las más diversas variantes del cuento del tío y se presentó ante sus víctimas exhibiendo diferentes oficios. Como gestor de créditos, viajante o vendedor de autos, en todos los casos logró entrampar a sus presas y quedarse con su dinero.

En octubre del 2001 fue detenido después de consumar un fraude: le pidió 1.200 pesos a una mujer para tramitarle un préstamo de siete mil pesos. Fue excarcelado. Hace 12 días, el 3 de septiembre pasado, reapareció en una escribanía del microcentro con la intención de certificar un boleto de compraventa de un auto importado que le vendería a otro hombre. La transacción no se concretó y Montes se esfumó con los 15 mil pesos que le había entregado el comprador del vehículo.

Jorge Gómez es el propietario de un instituto de inglés del barrio Belgrano y uno de los que padeció al timador. Su caso trasciende ahora porque Gómez no lo denunció en su momento. Se decidió ahora, al ver en el diario el nombre de Montes.

A fines de julio del 99, Gómez decidió hacer un regalo del Día del Niño a los alumnos del centro educativo. Por eso creyó oportuno el arribo de ese hombre joven, con barba y hablar pausado, que le hizo una oferta interesante. "Nos exhibió en un catálogo mochilas como las que queríamos y decidimos comprarle", recordó Gómez.

El vendedor dijo ser Abel Montes, contó que trabajaba para una firma de Buenos Aires y prometió volver con un presupuesto. A los diez días pactaron la operación. El dueño del instituto de inglés compraría 100 mochilas a un valor acordado. Establecieron que la mitad se pagaría con la nota de pedido de la mercadería y el resto contra entrega. Gómez adelantó a Ponce unos 800 pesos y esperó pacientemente el envío de las cartucheras.

Se acercaba el Día del Niño y el comerciante comenzó a preocuparse. Montes planteó que habían cambiado las condiciones de entrega. "Si no paga la totalidad no mandan la mercadería", dijo sin inmutarse. Gómez no le creyó y pidió el número de teléfono de la proveedora. Llamó y le dijeron que ignoraban quién era Abel Montes. Después llamó al embaucador y acordaron que devolvería el dinero en el estudio de una abogada. Montes jamás apareció. De nada valió llegarse a una casa de España entre Pasco e Ituzaingó. Nadie abrió la puerta. "Una mujer me dijo que ahí vivía el padre", comentó. El dinero jamás fue recobrado.

En el prontuario de Montes aparece otra defraudación. En octubre del 2001 fue apresado después de que quedara al descubierto otro de sus ardides. En esa ocasión, se presentó como gestor de créditos bancarios. Una mujer cayó en la trampa. Le dio 700 pesos y un televisor de 25 pulgadas. A cambio, el timador le llenó una solicitud de crédito de una mutual. El efectivo nunca llegó a manos de la damnificada y el gestor le entregó dos cheques para devolverle la plata. La mujer jamás pudo cobrarlos porque no tenían fondos. Por eso lo denunció y la policía lo atrapó en un departamento de Mitre al 400. En ese momento, la policía indicó haber recibido denuncias de dos mujeres y un hombre que habían sido engañados con el mismo modus operandi.

La postrera aparición de Montes fue el viernes 3 de septiembre. Llegó a una escribanía del centro acompañado por otro hombre. Había pactado la venta de un BMW 321 modelo 99. El comprador, Claudio Jesús Escobar, a cambio le entregaría un Peugeot 504 y 15 mil pesos. En el bufé certificó su firma.

Como el notario estaba ocupado, los tres hombres acordaron regresar después. Fueron a un bar y lo que ocurrió allí es inverosímil. Montes y su socio le pidieron la plata con la excusa de que irían a la escribanía a buscar la documentación. Los hombres nunca fueron al bufé y desaparecieron con el dinero.

Desde la denuncia Montes no pudo ser ubicado. Aseguran que es habitué del lobyy de un hotel de calle Alvear.

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