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 sábado, 04 de septiembre de 2004

Una broma de amigos convocó a 15 patrulleros ante un locutorio
Con un arma de juguete, dos jóvenes apuntaron al dueño. Un vecino creyó ver un robo y llamó al Comando. Reducidos, los tres debieron explicar que era un chiste

Una broma entre amigos desencadenó el jueves por la noche en un operativo cerrojo a raíz de una denuncia de robo con toma de rehenes en la manzana de la Facultad de Medicina. Dos muchachos entraron pasadas las 19.30 a un locutorio. Encañonaron al dueño y lo llevaron hacia el baño del local. Eso fue lo que vio un vecino que caminaba por la vereda de enfrente al local. El hombre se asustó y llamó al Comando. En menos de dos minutos había en el lugar cerca de 15 patrulleros. Rápidamente los uniformados entraron y redujeron a los sospechosos. Y tras la energía desplegada supieron que no estaban ante delincuentes. Al dueño del locutorio sus amigos le habían hecho "un robo en broma" con una pistola de juguete. Sin querer pusieron el dedo en la llaga de la sensibilidad colectiva por la inseguridad.

El jueves cuando caía la noche Andrés, de 28 años, atendía el locutorio Telemundo de Suipacha y San Lorenzo, esperando las 21 para cerrar. En el local que está sobre la vereda de la facultad hay ocho cabinas telefónicas, tres computadoras y un pequeño quiosco. La mitad del comercio está vidriado y desde la vereda se puede observar el interior. También hay mesas y sillas para que los estudiantes puedan hacer "el aguante" entre materia y materia. Pasadas las 19, Andrés le dio media vuelta de llave a la puerta de blindex "por seguridad" ya que en cuatro años lo robaron dos veces a mano armada.

A los pocos minutos golpearon la puerta y Andrés miró. Eran dos de sus amigos y les abrió. Ahí se disparó "una joda" de no más de 15 segundos: "Dame la guita, dame la guita", le dijeron mientras lo apuntaban ampulosamente con un revólver de juguete. El estallido de las risas fue espontáneo y los jóvenes se fueron para el baño donde todavía se reían.

Puertas hacia afuera, desde la vereda de enfrente, un vecino vio la película muda de un asalto con toma de rehenes. Corrió hacia el quiosco de mitad de cuadra y se lo comentó a la comerciante. "Son dos tipos y tienen al dueño del locutorio. Lo están llevando para el fondo", le dijo una mujer con la voz asustada al operador del Comando. En menos de dos minutos cerca de 15 móviles rodeaban el locutorio.

"La actuación policial fue bárbara. Hicieron lo que tenían que hacer", explicó Andrés, protagonista involuntario de una broma que pudo haber terminado mal. "Estábamos charlando en el baño. Sentimos que golpeaban la puerta, pero no le dimos mucha bola. «Ya va», dije y cuando voy a abrir la puerta veo a un policía apuntándome. Y todos al piso", recuerda el dueño del local. "Imaginate que los policías creían que tenían una situación de robo con toma de rehenes. Mis dos amigos que salieron charlando del baño, se encontraron con los vigilantes y cuando se quisieron dar cuenta estaban en el piso con el pie de un policía en la espalda. Pero no hubo maltrato", explicó.

"Después revisaron todo el locutorio y cuando vi que los ánimos se tranquilizaron porque no encontraban a nadie les dije «¿puedo hablar?». Les conté que era el dueño del local y que en realidad era una joda entre nosotros", comenta este joven que es estudiante de Comunicación Social.

"¿Sabés con la cara que nos miraron los policías? Te puedo asegurar que a los chicos no le quedaron más ganas de hacer jodas. Después de tener un arma en la cabeza... no te quedan ganas de nada", recordó. Andrés destacó la actuación policial: "La verdad es que estoy muy agradecido con los muchachos".

El comisario Hernán Brest, jefe del Comando Radioeléctrico, no ocultaba anoche una sonrisa al recordar el hecho. Pero cavilaba: "Imagínese si a uno de los muchachos uno de los jóvenes lo apunta con el arma. Es muy difícil precisar cuando es de juguete y muchos de los robos que se producen son con réplicas de armas", analizó el uniformado. "Hasta que se aclaró que este hecho era sólo una broma pasaron 15 minutos", recordó y resaltó "que desgraciadamente una vez por mes tenemos este tipo de bromas que terminan siendo de mal gusto. Por suerte nunca sucedió una desgracia".

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El dueño del locutorio pasó un susto.

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