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 miércoles, 12 de mayo de 2004

Brutal homicidio entre pobres en la zona sur de la ciudad
Treinta puñaladas terminaron con la vida de un cartonero
Un ciruja con el que la víctima se cruzaba a diario fue apresado y confesó su autoría

La noche del lunes Alcides Oscar Peralta empujó por última vez su carrito por las calles del barrio de la Carne. En la madrugada de ayer, un muchacho de esa barriada le asestó 30 puñaladas por motivos que hasta anoche los investigadores no habían precisado. Sin embargo, tras ser detenido, el homicida brindó -según fuentes extraoficiales- una argumentación casi absurda para explicar los motivos del feroz hecho: "Lo maté porque me tiraba malas ondas". Esa afirmación fue desmentida por una fuente policial.

Peralta tenía 61 años y vivía con su mujer y sus hijos en una villa situada en la intersección de Escalante y un terraplén que se levanta en la zona. Antes de ser asesinado ya era una víctima de la pobreza. Tal vez porque no le quedaba otra alternativa, debía ganarse la vida arrastrando un carrito con el que juntaba cartones. Paradójicamente el hombre que lo mató también padecía la marginación social: Lucio Salvador Romero, de 31 años, cirujeaba por las calles de tierra y se cruzaba casi a diario con Peralta.

El lunes a la noche los dos hombres repitieron la rutina diaria. Salieron en búsqueda de deshechos almacenados en recipientes de basura. Peralta, con sus ropas desgarradas, salió de su rancho. Caminó hasta Boquerón y Buenos Aires y allí se encontró con el hombre que lo apuñaló. Nadie pudo pudo precisar qué pasó con precisión en ese lugar, aunque sí se supo que el suceso se desencadenó luego de una discusión que mantuvieron Romero y Peralta.

La explicación que el asesino dio en sede policial, según algunos voceros, parece inverosímil: "Lo maté porque me criticaba cuando me drogaba con pegamento", habría sostenido Romero. Sin embargo, la fuente consultada por este diario negó que el sospechoso hubiese sostenido ese motivo como disparador del crimen.

El desenlace de la gresca fue tremendo. Al parecer, fuera de sí, Romero sacó una cuchilla y atacó a puñaladas a Peralta. Treinta puntazos surcaron el cuerpo del cartonero después de que intentara defenderse en vano. El cuerpo sin vida del hombre quedó tirado en el cruce de Boquerón y Buenos Aires, con lesiones en los brazos y el tórax.

Entonces Romero se fue de la escena del crimen, aunque el ladrido de los perros alertó a los vecinos, que salieron a la calle. Allí divisaron el cuerpo inerte de Peralta. "Primero creyeron que estaba descompuesto, pero como vieron que no se movía llamaron a la policía", explicó una testigo.

Un rato después Romero cometió otro delito. Juana Chamorro, de 36 años, esperaba el colectivo en la esquina de Batlle y Ordóñez y Juana Blanco cuando se cruzó con Romero. Apenas levantó la vista, pudo ver cómo el ciruja la amenazaba con la cuchilla. Después el hombre se apoderó de su pequeño bolso con efectos personales y desapareció.

La mujer denunció el suceso a efectivos del Comando Radioeléctrico y, poco después, efectivos de esa fuerza de calle lo atraparon cerca del barrio de la Carne. "Maté a un tipo", exclamó apenas fue apresado. Un rato antes, a las 4.30, la policía había encontrado el cadáver de Peralta con la ropa ensangrentada.

Ayer a la mañana, Irma López, una mujer que lo veía pasar todos los días "con su bolsito" a cuestas, lo recordó como "un hombre tranquilo, que no molestaba a nadie".

El vocero policial consultado señaló que ayer a la tarde Romero fue indagado por la jueza de Instrucción Mónica Lamperti, a cargo de la investigación del caso.

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Boquerón y Buenos Aires, la esquina donde cayó Peralta.

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