| miércoles, 07 de abril de 2004 | La impecable madurez de un elenco virtuoso La Filarmónica Joven de Friburgo brilló en Rosario La Orquesta Filarmónica Joven de Friburgo ofreció el lunes el concierto de apertura de la Temporada 2004 del Mozarteum Argentino Filial Rosario. En la función dedicada a La Capital, el elenco alemán dirigido por Andreas Winnen brindó una cabal muestra de precisión y sentimiento a la hora de ejecutar un atractivo programa.
Una noche atípicamente cálida para el otoño rosarino enmarcó la actuación del conjunto integrado por 70 jóvenes músicos, quienes iniciaron el concierto con la obertura de "Der Freischütz", de Karl María von Weber. La orquesta mostró una equilibrada combinación de vigor y sutileza en la interpretación y les permitió a los músicos dejar sentados sus valores artísticos.
A continuación la orquesta ejecutó "Concierto en Re Mayor, Op.61", el único para violín y orquesta que escribió Ludwig van Beethoven. La obra contó con la destacada participación de la solista Annete von Hehn. La joven violinista dio muestras de gran sensibilidad y vigor en la ejecución de una composición exigente, que plantea un constante y rico diálogo entre el violín y la orquesta. Sin embargo, sería el bis -exigido por los aplausos del público- la ocasión para que la solista terminara de cautivar a los asistentes. Su interpretación de "Capricho 24", de Nicolo Paganini, reveló una vertiginosa digitación. Quien fuera discípula de Itzhak Perlman, Ida Haendel e Igor Oistrakh, entre otros maestros, probó que puede afrontar el desgaste físico que exigen las grandes obras dedicadas a su instrumento.
Tras un breve intervalo, se honró con un minuto de silencio la memoria de la pianista rosarina Norma Scarafia, desaparecida en la fecha. Luego la gala continuó con la ejecución de la "Sinfonía Nº4, en mi menor, Op.98", de Johannes Brahms. En el primer movimiento (allegro non tropo), el conjunto sonó exacto y ajustado. En el segundo (andante moderato) se destacó la labor de la primera violinista de la orquesta y en el tercero (allegro giocoso) brilló el trabajo del director. El último movimiento de la obra (allegro energico e passionato) sirvió para apreciar la grandiosidad de la sinfonía de Brahms, subrayada por la apasionada ejecución de los artistas.
Los prolongados aplausos del público obligaron a dos bises que la orquesta regaló con "Celos", de Gade, y el popular "Danubio azul", de Johann Strauss.
M.M. enviar nota por e-mail | | Fotos | | La solista Annete von Hehn cautivó con su ejecución. | | |